Ir al contenidoÉtica médica y conducta profesional
El médico suele tener por lo general un buen concepto de la profesión del visitador. La profesión del visitador médico es y será una profesión llamada a evolucionar. Y hablar de evolución es tener en cuenta el cambio de la sociedad, su cultura y su psicología y la necesaria adaptación de este oficio para darle respuesta, independientemente de que pasen por una coyuntura económica favorable o no. Todas las profesiones que hasta ahora conocemos, deberán en uno u otro momento plantearse lo mismo. El visitador médico siempre ha sido un profesional del trato humano y lo seguirá siendo. A ello, habrá que añadir que sus conocimientos, experiencia y dedicación serán para informar al mundo de la salud, de los extraordinarios momentos de ciencia y tecnología que el ser humano va a comenzar a ver. Positividad, al fin y al cabo en reconstruirse cada día para ganarse la autoestima y la felicidad que merecemos todos. Siempre hay que respetar al cliente, el médico, y pensar que de nuestra información y nuestro trabajo depende la salud de muchas personas. Cuando se habla de la profesión de Visitador Médico, hay que hacer un pequeño apunte y señalar que la Ley aún no ha reconocido de forma expresa el ejercicio de la Información Técnica Sanitaria como una auténtica profesión diferenciada, e independiente del resto de profesiones vinculadas al mundo sanitario y al medicamento, pero se han dado pasos para que en un futuro pueda ser una verdadera realidad.
El progreso y el futuro eran el horizonte del programa de bioética de nido en los años setenta por R. Potter. Tender puentes era el principal objetivo de la entonces nueva disciplina. Décadas más tarde, los avances e interrogantes sobre la salud, los usos de las tecnologías y las diferencias culturales han hecho de la bioética un saber cada vez más multidisciplinar: medicina, losofía, derecho, ciencias sociales, literatura... En Bioética. Presente futuro se tiene en cuenta la doble dimensión, privada y pública, de temas que siguen siendo centrales, desde el nal de la vida, la bioética clínica, el contexto institucional o la globalización hasta el lugar de las creencias en el análisis bioético. Una vez más, se hace necesario tender puentes. Los cambios son cada vez más rápidos, por eso resulta obligado crear otro tipo de puentes: entre el presente y el futuro. El presente de la bioética es ya un avance de lo que vendrá más adelante. Con los dispositivos que transforman la actividad neuronal, con técnicas genéticas antes inéditas, la exploración del espacio o el abandono emocional como asunto de salud pública, así como con el rechazo, también entre algunos profesionales, de la enfermedad y del deterioro físico, las preguntas no han hecho más que empezar. En la segunda parte de Bioética. Presente futuro están algunos de esos temas que van a requerir, más pronto que tarde, una revisión en profundidad de los modelos y los métodos en bioética. Los autores que colaboran en este libro cuentan con publicaciones especializadas, intervenciones en congresos y proyectos en diferentes centros: el Instituto de Filosofía del CSIC, Case Western Reserve University de Cleveland, UNAM de México, Universidad de Salamanca, Universidad de Granada, Universidad del País Vasco y Universidad Complutense de Madrid.