El secreto profesional y el deber de confidencialidad, así como la protección de datos de carácter personal, constituyen elementos fundamentales dentro de los diversos derechos y obligaciones que revisten la exigencia ética del ejercicio diario del abogado. El respeto a estos deberes deontológicos adquiere especial significación ante el desarrollo de los últimos avances tecnológicos y su adecuación a los mismos: inteligencia artificial, machine learning, chatbots, bitcoin y blockchain, big data? Algunos de estos avances son ya una realidad, mientras otros, como la robótica, los vemos como algo todavía lejano. En este sentido, prestamos especial atención sobre aquellos que empiezan a estar presentes en las previsiones de la abogacía y la necesidad de la legislación que sobre el tema habrá que articular. El Código Deontológico de la Abogacía Española de 6 de marzo de 2019 es una buena muestra de ello. Asimismo, además de analizar la normativa europea y española de protección de datos de carácter personal, ligándola a la deontología profesional, se detallan los pasos a seguir que deben realizar las empresas y organizaciones respecto del proceso de adaptación a esta materia, tomando como referencia el ejemplo práctico de un bufete al que situamos como elemento de guía de nuestro análisis. A nivel comunitario, se hace especial hincapié en el Reglamento 2016/679 del Parlamento Europeo y del Consejo; y, respecto al ámbito español, nos detenemos en la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales. Ambos textos legales son tomados en consideración en cuanto a los pasos a dar por un despacho de abogados, en aras a la observancia de la correcta gestión de los datos.
En "Elogio de los Jueces escrito por un abogado", "el profesor abandona un día sus severas especulaciones científicas y pone su ingenio, de fama internacional, en el ara de la más excelsa virtud y al servicio de su sacerdocio, para rimar en verdaderas poesías el canto y loa de su amor por la función judicial. Porque enfrentarse con la plebeyez de las preocupaciones contra la justicia y sus servidores, divulgadas en todos los tiempos y con virulencia corrosiva en los actuales, requiere la vocación prócer del sacrificio de otro hidalgo, que cual el de nuestro Cervantes, aleje con su fuerte brazo a los malandrines que les acosan. Seguramente no ha de faltar intención a muchos para mantear también a nuestro héroe, a quien no podrá alcanzar nunca la ofensa de torpes acometidas".ÍndicePrólogoI. De la fe en los jueces primer requisito del abogadoII. De la urbanidad (o bien de la discreción) de los juecesIII. De ciertas semejanzas y diferencias entre jueces y abogadosIV. De la llamada oratoria forenseV. De cierta inmovilidad de los jueces en audiencia públicaVI De ciertas relaciones entre los abogados y la verdad, o bien de la justa parcialidad del defensorVII De ciertas aberraciones de los clientes, que los jueces deben recordar en disculpa de los abogadosVIII De la predilección de abogados y jueces por las cuestiones de derecho o por las de hechoIX Del sentimiento y de la lógica en las sentenciasX Del amor de los abogados por los jueces y viceversaXI De algunas tristezas y heroísmos de la vida de los juecesXII De cierta coincidencia entre los destinos de los jueces y de los abogados
Es esta una obra cuya lectura anima el espíritu a la vez que ilumina el conocimiento. Se investiga, en forma no tediosa sino amena, sobre el "arte" del buen abogar. Sus obvios destinatarios son aquellos profesionales del Derecho que buscan y luchan todos los días en el afán de conquistar ese ansiado valor de dar a cada uno lo suyo -sum quique tribuendi-. Si la virtud, al decir de Aristóteles en su Ética a Nicómaco, radica en un justo medio -sophrocine-, este estudio se encuentra en esa senda, pues funde lo práctico con el necesario marco teórico; lo clásico con lo moderno; a la vez que armoniza lo ético con lo jurídico. . En la primera parte este joven autor investiga sobre la misión, los derechos y deberes del abogado. Algunos temas que allí contiene casi ni fueron tratados por los especialistas, lo cual acrecienta su importancia y originalidad. Luego Padilla se centra de lleno en cuestiones de neto corte jurídico, al indagar sobre la culpa del profesional y el perjuicio que puede causar un letrado imperito. Si bien los principales ordenamientos estudiados son el argentino y el español -de amplio dominio del autor-, no se descuidan otros sistemas jurídicos nacionales y documentos internacionales. En pocas palabras, esta obra conlleva una mirada introspectiva del "arte de abogar", constituyéndose en una herramienta imprescindible para los profesionales del Derecho de cualquier país, pues tiene cierta vocación de universalidad al pretender huir -siquiera en forma parcial- de los lógicos límites temporales y espaciales en los que todos estamos comprendidos.
En esta obra, intitulada «Manual de Deontología para Abogados», el autor, Letrado de larga experiencia profesional, ofrece una perspectiva actual de la normativa que regula la actuación profesional de los Abogados, incluyendo los principios que las inspiran y las particularidades de las relaciones que mantienen con sus clientes, con sus compañeros, con la parte adversa, con los Tribunales de Justicia, con otros profesionales y con las Corporaciones que los agrupan. La Deontología es un conjunto de normas jurídicas de origen consuetudinario, compiladas en los últimos tiempos y en constante evolución que va al compás de los grandes cambios que ha experimentado la Abogacía en los últimos tiempos. La obra contiene también de manera esquemática toda la organización institucional de la Abogacía explicada en términos sencillos por quien ha trabajado en los órganos colegiales como Delegado en el Partido Judicial, Vicedecano y Decano del Colegio de Málaga y Consejero Electivo del Consejo General de la Abogacía Española y del Consejo Andaluz de Colegíos de Abogados. Se trata de un trabajo que resulta útil para la preparación de las pruebas de capacitación para el ejercicio de la Abogacía y para el examen de acceso.
Hacía falta un libro como éste, por otra parte ameno, bien escrito y documentado, práctico, que puede servir tanto para políticos como abogados pero que seguro será de máximo interés para todos aquellos que, a partir de la entrada en vigor de la Ley de Acceso, quieran ser abogados y conocer sus derechos y sus obligaciones como abogados. Y también para quienes tienen que formarles con rigor. En la obra de Gutiérrez-Alviz está la esencia de la Abogacía, su vocación de defender los derechos de los ciudadanos y muchas de las reivindicaciones que la Abogacía institucional ha venido haciendo años El ejercicio de la Abogacía entra ahora en una etapa decisiva con la entrada en vigor, por fin, de la Ley de Acceso que va a traer abogados mejor formados, una garantía para los ciudadanos de que quien ejerza su derecho de defensa está adecuadamente capacitado para hacerlo.