Hasta hace unos años la historia de Rulfo como lector estaba distorsionada por la idea de que se trataba de un caso excepcional. Se hablaba de un escritor cercano al realismo que había llegado, como por casualidad, a producir dos libros cuya relevancia nadie podía negar, aunque sus fuentes fueran o bien del todo conocidas (como la ubicua vinculación con William Faulkner) o bien inexistentes. Según esta última versión, Rulfo habría absorbido todos sus rasgos estilísticos y temáticos del medio que lo rodeaba, principalmente de su entorno rural y su historia familiar
A principios del siglo XVII un tipo manco, envejecido, casi sin dientes y veterano de las guerras que tuvo España contra el Imperio Otomano publicó un libro, El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que llegó a vender más copias que cualquier otro libro junto a la Biblia. Su autor, Miguel de Cervantes, es el autor individual más leído en la historia. Como defiende el profesor Egginton, Cervantes hizo más que publicar un bestseller, en realidad inventó una manera de escribir. Egginton explora la vida de Cervantes y se adentra en el mundo en que vivía, mostrando cómo sus influencias convergieron en su obra, y cómo esa obra, especialmente El Quijote, cambió radicalmente la naturaleza de la literatura y creó una nueva forma de ver el mundo, lo que llamamos ficción.
Este libro recoge una amplia selección de los trabajos que se expusieron en las distintas sesiones del II Congreso Internacional de la Asociación Española de Teoría de la Literatura, organizadas en torno a tres grandes secciones que conforman el volumen: «Metamorfosis genéricas y nuevos contextos de cultura: nuevas formas dramáticas, líricas, narrativas y mixtas»; «Escritura y transmedialidad: cine, cómic, novela gráfica, series televisivas, etc.» y «Literaturas de consumo en la sociedad global: nueva novela policiaca, sentimental, gótica, épica, erótica, de ciencia-ficción...». La novedad de los temas tratados no erosiona la identidad literaria de la disciplina de teoría de la literatura, lo que es perfectamente compatible con el reconocimiento de una apertura de la poética, no solo a la retórica, por cuanto la literatura es una práctica verbal entre otras, sino también, en cuanto es una práctica artística entre otras, a la estética y más precisamente a la que se ocupa de las artes de la ficción. Basta pensar en las obvias aportaciones de la narratología al estudio del relato fílmico. El desbordamiento de la poética por esta orilla puede fertilizar unos "estudios culturales" más disciplinares y más seriamente fundamentados. En cualquier caso, recordemos que la poética primigenia, o sea, la de Aristóteles, rebasaba ya en mucho el ámbito estrictamente "literario" de la creación verbal.
Erich Auerbach es uno de los más reputados investigadores de las culturas románicas y en Mimesis va trazando, a lo largo de tres milenios, la historia de la representación poética en Occidente, con base en ejemplos característicos que siguen de modo cabal su análisis. Además, un posfacio escrito por Edward W. Said ayudará al lector a reconocer la obra de los poetas, del mismo modo en que lo hace Auerbach, como uno de los quehaceres humanos más fundamentales. Para lograr su objetivo, el autor divide su estudio en tres partes. En primer lugar, hace evidente cómo el poeta griego solo estuvo atento a los eventos y personajes transcendentes de su comunidad; de ahí la importancia de la epopeya y sus héroes. Después muestra cómo en la Edad Media el cristianismo hizo tambalear a la poesía clásica y dividió a la retórica en dos estilos: uno bajo, divulgado por los juglares, y otro elevado, difundido por el mester de clerecía. Finalmente expone la revolución estilística de Stendhal y Balzac, surgida a partir de la novela costumbrista y la comédie larmoyante del siglo XVIII.
Si en su aclamado libro Por las fronteras de Europa (Galaxia Gutenberg, 2015), un 'atlas espiritual' en palabras de Claudio Magris, Mercedes Monmany hacía un repaso exhaustivo de la literatura europea de los siglos xx y xxi, en Ya sabes que volveré, se centra en la literatura, tanto de ficción como memorialística y testimonial, de lo que fue el Holocausto. Y para ello, escoge tres grandes autoras que murieron en Auschwitz: Irène Némirovsky, Gertrud Kolmar y Etty Hillesum. A través de sus destinos, distintos en sus orígenes pero emparentados al final por la barbarie, Monmany traza la desaparición de gran parte de la intelectualidad europea y de la tradición de la modernidad judía que tanto conformó la identidad del continente desde Spinoza hasta la irrupción de los totalitarismos. Pero al mismo tiempo, describe su imbatible voluntad de vivir, su preocupación por los demás, su optimismo reflejado en el título del volumen, 'Ya sabes que volveré', como decían una y otra vez en sus correspondencias. Las tres autoras se habían asignado una misión: preservar a la humanidad en su conjunto. 'No podemos convertirnos ni en bestia ni en árbol, no podemos y los SS no consiguen que lo logremos', escribió Robert Antelme, él también detenido en Buchenwald y en Dachau. Y este libro explora, con un gran bagaje de lecturas y una sensibilidad exquisita, esa determinación en no dejarse vencer ni derrumbar, el heroísmo de seguir afirmando, en medio de la barbarie, como hizo Etty Hillesum 'que esta vida es bella y está llena de sentido. A cada instante'.
Este volumen pretende mostrar cómo los sureños se han enfrentado a su puesto y se han construido a sí mismos. Los ensayos reunidos exploran las diferentes narrativas y estrategias personales que los autores sureños han empleado para canalizar el impulso autobiográfico y dar expresión artística a sus ansiedades, traumas y revelaciones, así como su relación con la región. Con la discusión de diferentes tipos de memorias, este volumen refleja no sólo la transformación que ha sufrido este subgénero desde el boom de los años 90, sino también su flexibilidad como una forma popular de escritura de vida. This volume aims to show how southerners have faced their post and constructed a self. The essays in this volume explore the different personal narratives and strategies southern authors have employed to channel the autobiographical impulse and give artistic expression to their anxieties, traumas and revelations, as well as their relationship with the region. With the discussion of different types of memoirs, this volume reflects not only the transformation that this sub-genre has undergone since the 1990s boom but also its flexibility as a popular form of life-writing.
Si en su aclamado libro Por las fronteras de Europa (Galaxia Gutenberg, 2015), un 'atlas espiritual' en palabras de Claudio Magris, Mercedes Monmany hacía un repaso exhaustivo de la literatura europea de los siglos xx y xxi, en Ya sabes que volveré, se centra en la literatura, tanto de ficción como memorialística y testimonial, de lo que fue el Holocausto. Y para ello, escoge tres grandes autoras que murieron en Auschwitz: Irène Némirovsky, Gertrud Kolmar y Etty Hillesum. A través de sus destinos, distintos en sus orígenes pero emparentados al final por la barbarie, Monmany traza la desaparición de gran parte de la intelectualidad europea y de la tradición de la modernidad judía que tanto conformó la identidad del continente desde Spinoza hasta la irrupción de los totalitarismos. Pero al mismo tiempo, describe su imbatible voluntad de vivir, su preocupación por los demás, su optimismo reflejado en el título del volumen, 'Ya sabes que volveré', como decían una y otra vez en sus correspondencias. Las tres autoras se habían asignado una misión: preservar a la humanidad en su conjunto. 'No podemos convertirnos ni en bestia ni en árbol, no podemos y los SS no consiguen que lo logremos', escribió Robert Antelme, él también detenido en Buchenwald y en Dachau. Y este libro explora, con un gran bagaje de lecturas y una sensibilidad exquisita, esa determinación en no dejarse vencer ni derrumbar, el heroísmo de seguir afirmando, en medio de la barbarie, como hizo Etty Hillesum 'que esta vida es bella y está llena de sentido. A cada instante'.
En este volumen se hace el estudio de autoría de tres obras: Los trabajos de Persiles y Sigismunda, Philosophía antigua poética y Novelas ejemplares. La primera es una novela magnífica, a la que el gran especialista alemán Michael Nerlich ha colocado «en
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es, entre otras cosas, uno de los libros más librescos de las letras universales y una lectura que gira sistemáticamente en torno a la lectura. En su Vida de don Quijote y Sancho (1905), don Miguel de Unamuno pasó por alto el escrutinio a que el cura y el barbero sometieron los libros de su ya enloquecido amigo, argumentando que trataba de libros y no de vida. La crítica, con pocas excepciones, parece haber seguido las directrices de don Miguel, porque el tema de la biblioteca en el Quijote no ha suscitado el interés que se merece. Ha sido objeto de estudios preferentemente bibliográficos en torno a las ediciones de los libros que el hidalgo tenía en su casa, junto con otros de tipo biográfico referidos a los libros que poseía el propio Cervantes y su posible enjuiciamiento de los mismos. La biblioteca de don Quijote tiene el propósito de indagar en un conjunto de temas relacionados con los libros que poseía el hidalgo manchego metido a caballero andante y con su biblioteca. El primero es una cuestión de formaciones discursivas, entre ellas la formación propiamente literaria. Don Quijote es un punto de encuentro entre una formación teológica tridentina y otra literaria que empieza a surgir con gran pujanza en aquel momento y que adquiere en el Quijote una sorprendente autonomía. El espacio de dicha autonomía es la biblioteca del loco, hecho que encierra una extraña paradoja, porque los libros son perfectamente reales, mientras que la biblioteca es ficticia. Es el propósito de La biblioteca de don Quijote explorar el espacio que la paradoja abre, espacio cultural y discursivo en que la biblioteca ?una temprana textualización de la literatura? se objetiva en la persona de un demente que se ha reinventado como texto literario andante.
Con motivo del 60 aniversario de la publicación de Pedro Páramo, la Fundación Juan Rulfo y Editorial RM publican este libro que, a través de 18 artículos, analiza la obra cumbre de Rulfo y exploran su vínculo con la poesía, la historia, el teatro noh y la mitología prehispánica. Grandes escritores consideran Pedro Páramo una obra maestra a la altura de las clásicas. También en el mundo académico, los investigadores de diferentes países no cesan en dedicarle renovados estudios. 18 de ellos escribieron el ensayo que incluye este libro. Se trata de aportaciones originales que amplían desde diversas perspectivas la lectura de la obra de Juan Rulfo. Ellos son Jorge Aguilar Mora, José Miguel Barajas, José Luis Bobadilla, Dylan Brennan, José Carlos González Boixo, Victor Jiménez, Julio Moguel, Paulo Moreira, Fukumi Nihira, José Pascual Buxó, Françoise Perus, Francesca Polito, Adrián Gerardo Rodríguez, Victoria Saramago, Alberto Vital, Douglas Weatherford, Heriberto Yepez y Jorge Zepeda.
Es un hecho que el dominico Vicent Ferrer (1350-1419) supo atraer, gracias a la calidad y calidez de sus sermones, a un público tan multitudinario como variopinto que, a su vez, empezó a fraguar una visión casi legendaria de este orador, que percibía siempre próximo, cercano. Este volumen recoge una panorámica de su predicación, ilustrada con una selección de diez sermones -representativos del conjunto de su predicación- en versión castellana. El estudio introductorio ofrece, por una parte, datos históricos y culturales que permiten enmarcar adecuadamente la actividad pastoral y política de este eminente y popular predicador dominico; por otra parte, ahonda en los aspectos estilísticos y retóricos que permitieron que sus sermones se convirtieran en piezas oratorias de incuestionable éxito.
Los escritores, tanto los hombres como las mujeres, han de ser egoístas para tener tiempo de escribir, pero las mujeres no están entrenadas para ser egoístas... comenta Margaret Atwood en estas páginas, y si ella lo dice debe de ser cierto, porque la autora lleva más de treinta años dedicada a la escritura, y las piezas reunidas en La maldición de Eva son una buena muestra de lo que se cuece en su mente cuando se enfrenta a la página en blanco. Empezando el primero de estos textos, que aborda el rol de la mujer como escritora, como lectora y como protagonista de una novela, pasando por las reflexiones de Atwood acerca del trabajo de Virginia Woolf y de George Orwell, y acabando con la magnífica «Carta a América», que la autora escribió a raíz de la invasión de Irak, estos breves ensayos hablan de literatura, pero consiguen atar el oficio de escribir al oficio de vivir. Solo así se explica que tengamos entre manos un libro vital, cargado de anécdotas, donde el sentido común y el humor de esta gran mujer tienen tanto valor como su talento de narradora. La opinión del editor: A veces bastan las pocas páginas de un artículo, de una conferencia, de un apunte suelto para disfrutar de la mejor literatura. Este es el caso de Atwood, una autora que desde Lumen siempre hemos seguido con admiración y que ahora incorporamos a nuestro catálogo.