El Doctor Toulouse, quien se hizo cargo de Antonin Artaud a su llegada a París, confesó más tarde a su mujer : «Comprendí al ver a Artaud que tenía ante mi a un ser excepcional, de la misma raza que un Baudelaire, un Nerval o un Nietzsche».Los textos de Antonin Artaud, que seleccionó para este volumen el escritor mexicano Héctor Manjarréz, están extraídos de L´Ombilic des Limbes y Le Pèse-Nerfs. Es un libro, como muchos de los que publicamos, en que el editor (en el sentido anglosajón de la palabra) se identifica con el autor que ha elegido hasta tal punto que nos es difícil saber de quién es en realidad la obra. Manjarréz resucita aquí a un Artaud al que él quisiera que nos acercáramos un poco, sin prejuicios. Cuando aún Artaud permanece para muchos como el demente genial, pura pasión e instinto, Manjarréz nos recuerda en el prólogo que «Artaud nunca perdió la mente ; su mente. Aun en medio de las estupefacciones más profundas, siempre se distinguió por su clarividencia. Artaud siempre vio».Cuando se habla de Antonin Artaud, la reacción conocida es la de nombrar «El teatro y su doble». También se sabe que Artaud estuvo en manicomios y que se drogó. Pero su recorrido creativo fue de los más intensos de su época. El hombre que escribió «nací de mis obras y no de mi madre» irrumpió en el mundo el 4 de septiembre de 1896, en Marsella. En 1920, llegó a parís, ya enfermo, y escribió sus primeros poemas ; después, el surrealismo en 1924 cuando escribió Le Pèse-Nerfs ; siguió la ruptura, con el célebre documento que aquí reproducimos : La grande nuit ou le bluff surréaliste. En 1927, con Vitarc y Aron, fundó el teatro Alfred Jarry. Más tarde, viajó al país de los tarahumaras en México y luego a Dublín. Siguen los electro-shocs, las curas, los encierros, las drogas aliviadoras. Muere en 1948, solo.Jerzy Grotowski dice de Artaud : «Su lección es su enfermedad. La desgracia de Artaud es que su enfermedad, la paranoia, difería de la enfermedad de nuestro tiempo. La civilización está enferma de esquizofrenia, que es la ruptura entre la inteligencia y el sentimiento, el cuerpo y el alma. Y la sociedad no podía permitir que Artaud sufriera de otra enfermedad».
El Memorial constituye, la demostración evidente de los vínculos entre dos culturas de desiguales dimensiones, como son la india y la catalana. Se presenta en dos volúmenes. El primero, este, recoge testigos de procedencia diversa, los cuales hacen referencia tres épocas, importantes, de la vida de don Toni: los años pasados en Felanitx, su estancia en Madrid y, finalmente, la etapa de Nueva Delhi. Finalmente el volumen se cierra con la publicación de algunos de sus escritos, que son inéditos o reediciones de textos aparecidos en opúsculos locales.
Este libro reúne las «lecturas» comentadas que monseñor Luigi Giussani llevó a cabo de sus autores más queridos, muchos de ellos frecuentados desde su primera juventud, otros descubiertos más tarde. Se trata de lecturas desarrolladas en distintos contextos, la mayoría de ellas en conversaciones mantenidas con jóvenes, que constituyen un valioso ejemplo de cómo una conciencia religiosa se mide con el genio y las palabras de la mejor literatura y, a través de ellos, aborda las cuestiones más decisivas de la conciencia humana. Se desarrolla así un rico itinerario en sugerencias y juicios críticos en el que, junto a importantes exponentes de la literatura católica del siglo XX, como Claudel, Péguy o Mounier, encontramos autores laicos como Leopardi, Lagerkvist, Montale. Un libro en el que se muestra, más allá del ejercicio de la crítica literaria, cómo un espíritu auténticamente cristiano lee, en la obra de algunos «grandes», la infatigable tensión por la búsqueda del verdadero rostro humano.
Aunque ignoradas en las historias literarias y culturales, durante los siglos XVI y XVII existieron en España decenas de mujeres que buscaron un espacio en el territorio de las letras. Después de más de treinta años de estudios especializados durante los cuales se han exhumado innumerables documentos y se han desarrollado y probado metodologías específicas para entender a las escritoras como mujeres integradas en su tiempo, es posible llegar a producir un libro como este. Esta historia y guía de investigación representa un avance radical en el conocimiento de las escritoras del Siglo de Oro, porque recoge los resultados más relevantes y los utiliza para configurar un panorama en el que la literatura escrita por las mujeres se plantea, por fin, bajo unos perfiles específicos. Se prescinde de la historia de las individualidades para mostrar en qué medida las escritoras dialogaron con su entorno y modularon los temas, los géneros o la retórica para responder a sus necesidades expresivas.
"La segona part del Dotzè llibre del Crestià de Francesc Eiximenis comprèn els capítols 467 a 907 d'aquesta obra, concebuda segons que sembla, pel seu propi autor com la suma de dues unitats ben diferenciades que contenen, la primera, els tractats I-II-III-IV i, la segona, els V-VI-VII-VIII."
El libro desarrolla unos principios y método de análisis que reapropian el pasado desde una percepción cognitiva nueva y revitalizan textos y autores más allá de su estricto valor histórico haciéndolos dialogar con nosotros a partir de los parámetros conceptuales que han empezado a configurar ya inequívocamente el siglo XXI. A partir del estudio de los grandes clásicos modernos, desde Unamuno y Ortega y Gasset a Cela, los ensayos investigan cómo reinsertar la literatura dentro de un medio cultural que ha dejado de ser propicio para ella, en particular con relación a las figuras y temas clásicos.
Jean-Baptiste Coyos ha recopilado los cuentos, leyendas e historias que escribieron varios autores suletinos en la revista Gure Herria entre 1924 y 1939. Estos relatos tienen un marcado carácter humorístico.
En 1970, cuando Román Gubern nos propuso cuidar de la edición de este libro, hablar de la novela policíaca, criminal, de misterio, o de ciencia ficción, era algo así como rebajarse al mundo de la subcultura y, para algunos, incluso, al mundo de la incultura. . . ya por entonces, este criterio nos parecía pura falacia. Por eso, creímos que la propuesta de Román Gubern era no sólo una excelente idea, sino que era, como él mismo dice muy bien en el prólogo, «un intento serio de reafirmar la significación cultural del género policíaco para aquellos exquisitos literarios que sistemáticamente lo ignoran o desprecian como ajeno a los parterres de la Kultur, y de proponer un fecundo y estimulante mosaico de sugerencias sobre el tema a aquellos que ya están convencidos de su importancia intelectual».Los textos que Román Gubern ha seleccionado para este volumen procuran enfocar desde varios puntos de vista la novela criminal. Así, las reflexiones de Antonio Gramsci, gran teórico marxista italiano, y las del cineasta soviético Sergei Mijailovich Eisenstein se centran principalmente en el problema de los orígenes sociales de la literatura policíaca durante el período de la revolución industrial y de la lucha de clases. Thomas Narcejac, coautor en la extensa Histoire des littératures, hace una síntesis histórica, apretada pero excelente, de la evolución del género policiaco. Incluimos también en esta antología un fragmento de Los crímenes de la rue Morgue en el que uno de los más célebres creadores del género, Edgar Allan Poe, examina la función de la observación, del análisis y de la imaginación en el complejo proceso de la deducción policíaca. En el escrito de G.K. Chesterton, uno de los grandes especialistas, puede comprobarse, como dice Jorge Luis Borges en su ensayo sobre este autor, que la novela policíaca clásica ha creado sus propias leyes deductivas rigurosas y una codificación hábil de recursos e intrigas.Hasta hace pocos años, la literatura criminal en España seguía siendo despreciada por la crítica estrictamente literaria. De hecho, sólo se ocupaban de ella sociólogos y psicólogos sesudos, que veían en su creciente difusión una manifestación y un síntoma de la neurosis propia de las sociedades industriales, alienantes y alienadas. . . Hoy en día, por suerte, el tiempo ha dado la razón a los amantes de este género, quienes, al fin, ya no tienen por qué ocultar su hasta ahora secreta afición. Por eso, si, hace unos años, publicamos estos textos críticos para ayudar al lector a reflexionar seriamente sobre la significación cultural de la novela criminal, hoy los reeditamos para contribuir a la total rehabilitación de este género que, por fin, parece ocupar el lugar que merece en el ámbito de la cultura literaria.