El concepto de ficción es una obra intensa que abarca el conjunto completo de la producción ensayística de Juan José Saer sobre lo que es y debe ser escribir ficción. Con una visión profunda y crítica, Saer establece diálogos inexistentes entre autores de una fuerza arrolladora indiscutible como William Faulkner, Alain Robbe-Grillet, Witold Gombrowicz, James Joyce, Marcel Proust, Howard Phillip Lovecraft, Henry James o Franz Kafka con Jorge Luis Borges, Juan L. Ortiz, Antonio Di Benedetto, José Hernández, Domingo Faustino Sarmiento y Adolfo Bioy Casares, para desarrollar su ideario sobre la narración y reflexionar sobre la literatura contemporánea. Juan José Saer es uno de los escritores más interesantes y relevantes de la literatura contemporánea. En Rayo Verde hemos publicado ya cuatro libros: La pesquisa (2012), El entenado (2013), Nadie nada nunca (2014) y Glosa (2015); y hemos realizado esta guía sobre su Universo para acercar Saer al lector. Es habitual leer que Saer no es un autor para las masas, esto es porque es un escritor exigente con su lector, al que invita a la reflexión y al cuestionamiento. Eso es lo interesante de su narrativa, porque obliga al lector a crecer, a desarrollar una visión más profunda e intensa. El lector llegará más allá del texto o de la simple anécdota argumental gracias a los medios que se despliegan ante él y es así como la literatura de los relatos de Saer deviene intensa y excluyente, no admite rápidas lecturas, exige dedicación completa. Porque la literatura saeriana se basa, ante todo, en prestar atención al detalle. En este libro se recogen varios de sus ensayos sobre literatura, que cualquier lector voraz, amante de los grandes escritores de todos los tiempos, disfrutará intensamente.
Con el Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot como guía, el ilustrador y escritor Pablo Gallo propuso a 130 escritores españoles de todas las edades, procedencias, condiciones y estilos que seleccionaran una frase de un autor muerto. Cuando recibía cada respuesta realizaba una ilustración en rojo y negro, colores que reflejan la inspiración intelectual y la invocación sobrenatural. Tardó cinco años en obtener todas las contestaciones; el 19 de abril de 2016, cien años después del nacimiento de Juan Eduardo Cirlot, su hija Victoria Cirlot cerraba con su frase una fiesta que había abierto Enrique Vila-Matas a principios de 2011. Demasiado tiempo, tanto que algunos de los llamados a la fiesta decidieron durante ese período darse de baja del mundo de los vivos: Félix Romeo, Ramiro Pinilla, Ana María Moix y Rafael Chirbes. Sirva este volumen como homenaje y despedida, en el deseo de que pase mucho tiempo hasta que el resto nos encontremos con ellos allá donde estén, para seguir celebrando el diálogo de las invocaciones de esta antología de citas y espíritus.
Imaginemos la escena. Estamos ante una obra de creación. Puede ser una novela, un cuadro o una película. Estamos ante una pieza artística y la hemos disfrutado sin tener que preguntarnos necesariamente por los mecanismos o artificios que producen ese efecto. Nos procura placer, nos conmueve e incluso nos obliga a reflexionar o a interrogarnos sobre nosotros mismos. Pero el disfrute es aún mayor si además averiguamos cómo funciona esa pieza, si descubrimos mediante qué artificios el autor la ha elaborado. El objetivo de este ensayo es, en primer lugar, disfrutar de las obras de Javier Cercas. En segundo término, preguntarnos por qué esas novelas y sus personajes recrean un mundo y unos seres cuyas vidas se desarrollan en el mismo plano que las nuestras. En tercer lugar, analizar las obras, las figuras y las acciones para trascender el disfrute particular y preguntarnos por qué tantos lectores se han sentido próximos a las novelas de Cercas.
Se han propuesto muchos nombres para la autoría del Lazarillo, pero el único que cumple todos los requisitos exigidos por los estudiosos es el primero de nuestros humanistas, Luis Vives, autor de obras muy profundas y también de obras de ficción y entretenimiento. La demostración se hace gracias a la comparación de los textos del Lazarillo con la vida y las obras latinas de Vives.
Conoceremos aquí los diversos subgéneros novelescos en la literatura castellana: los libros de caballerías, la novela pastoril, la novela morisca, la novela bizantina, la novela picaresca y el Quijote (síntesis de la novela del siglo XVI). Y nos acercaremos a El Lazarillo, muestra excelsa de la novela picaresca y reflejo de la realidad cotidiana de la España del siglo XVI: tres estamentos sociales (los humildes, la Iglesia y los nobles); el aprendizaje y la lucha por la vida de un muchacho pícaro, que sufre hambre y deshonra..., contado en forma epistolar (Lázaro dirige una carta a Vuestra Merced) y en forma autobiográfica (Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido...).
Durante los más de cuatrocientos años transcurridos desde su aparición, el «Quijote» se ha traducido a numerosas lenguas de manera íntegra o abreviada, con continuaciones, acortamientos o adaptaciones diversas destinadas, por ejemplo, a un público infantil y juvenil. Todos estos «avatares» han hecho de ella una obra poliédrica cuyos planos y ángulos han sido ampliamente analizados desde distintas perspectivas. Este estudio bibliográfico aspira a ofrecer un panorama lo más exhaustivo posible de las traducciones y de las ediciones del libro aparecidas en Europa para rendir homenaje a cuantos han mantenido viva en nuestro continente la obra más conocida de Cervantes. A la manera de un catálogo, este volumen se propone ilustrar el recorrido europeo del «Quijote» y sus «avatares»: la reencarnación del libro en cada una de sus traducciones y la transformación dinámica en sus adaptaciones y traslaciones a lenguas y culturas diversas.
Todas las claves para disfrutar de la mejor literatura La creación de un espacio subjetivo, que trasciende el plano geográfico para instalarse en el del símbolo, es una de las conquistas de la novela moderna. Víctor García de la Concha explora en este estudio el espacio simbólico en cinco novelas magistrales del siglo XX: La casa verde, de Mario Vargas Llosa; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; Madera de boj, de Camilo José Cela; Volverás a Región, de Juan Benet, y Sefarad, de Antonio Muñoz Molina. Cinco novelas en las que la palabra de sus creadores conforma lugares construidos a base de metáforas que adquieren su dimensión definitiva en la imaginación del lector, cuando se mueve por ellos y los interpreta. En palabras del autor, «lejos de ser un mero recipiente, el espacio se convierte en un molde activo y fecundo de significado. Sustenta y expresa ideas, sensaciones y sentimientos; dialoga intertextualmente con otros espacios de categoría análoga, y, maridado con el tiempo, se eleva por encima de la cronología particular del relato del que forma parte y proyecta al lector al espacio de los universales: de la anécdota a la categoría».
El género novelístico se había beneficiado, a lo largo de todo el siglo XVIII, del auge de la lectura como ejercicio no sólo de formación, sino también como forma de entretenimiento. Pero fue el extraordinario desarrollo de la civilización urbana durante el siglo XIX lo que dio el impulso definitivo al género. Hacia 1830 la novela adquiría cartas de nobleza en el ámbito europeo convirtiéndose en el género por excelencia. En 1881 Zola escribía: " La novela se ha adueñado de todo el espacio, ha absorbido todos los géneros. [...] No se trata solamente de una diversión, de un entretenimiento; es todo lo que se quiera, un poema, un tratado de patología, un tratado de anatomía, un arma política, un ensayo moral " . El desarrollo de la instrucción y la progresiva alfabetización de la sociedad en los países más avanzados; la lectura convertida en " fenómeno de masas " entre las mujeres de la burguesía acomodada; el incremento de las tiradas con el aumento de lectores, abaratando el precio de los libros; la publicación por entregas en periódicos de las obras de los grandes novelistas, que permitían acercar la novela hasta los estratos más humildes, son factores que contribuyeron al espectacular triunfo y a la supremacía de la novela durante el siglo XIX, frente a las demás posibilidades de expresión literaria. Pero, sobre todo, la novela se prestaba admirablemente a la representación de la existencia moderna. Este volumen recoge la producción y trayectoria de los grandes maestros: Jane Austen, Dickens, Balzac, Walter Scott, Stendhal, las hermanas Brontë, Flaubert, Melville, Twain, Dostoievski, Tolstói, Zola, Galdós, Clarín, Stevenson, Henry James y la narración policíaca.
Unas sabrosas reflexiones del gran Umberto Eco sobre el oficio de escribir. Empecemos por el título: ¿por qué Confesiones de un joven novelista si el eximio profesor está a punto de cumplir los ochenta años? Pues porque su estreno como narrador se remonta a 1980 y, por lo tanto, Umberto Eco puede permitirse el lujo de hablar de juventud en estos menesteres y comentar además que le quedan unos cincuenta años de carrera... Así empieza este texto de ensayos, donde el gran intelectual cuenta cómo se acercó a la ficción siendo ya un autor reconocido como gran ensayista, cómo prepara cada una de sus novelas antes de ponerse a escribir, cómo crea sus personajes y la realidad que los rodea. Luego también nos hablará de la buscada ambigüedad en que el escritor se mantiene a veces para que sus lectores se sientan libres de seguir su propio camino en la interpretación de un texto. Y de la ambigüedad pasamos a la definición de los personajes de una novela y a la capacidad de un escritor para manipular las emociones del lector. ¿Por qué en general no lloramos si un amigo nos cuenta que la novia lo ha dejado y en cambio muchos nos emocionamos al leer el episodio de la muerte de Anna Karenina? Como broche final, una reflexión sobre la pasión de Eco por las listas, que explica su peculiar manera de ver el mundo. Todo en este delicioso texto son preguntas que Eco plantea y respuestas ingeniosas que él mismo propone, con ese aire socarrón que lo distingue y convierte cada anécdota en una lección de vida. Reseña:«Cautivador, brillante... Un libro juguetón.»The Guardian
Roas, uno de los máximos especialistas españoles en literatura fantástica, acomete con Tras los límites de lo real una arriesgada pero deslumbrante iniciativa: proponer una definición de lo fantástico, un mapa casi definitivo de su funcionamiento y efectos trazado a través de conceptos como la realidad, el miedo, lo imposible o el lenguaje. Un ensayo ambicioso que no ha querido limitarse a las convenciones del género fantástico, abarcando -con un estilo divulgativo que no renuncia a la exactitud y a la documentación- el mayor número de perspectivas posibles: desde la teoría de la literatura a la filosofía, pasando por la ciencia, la estética o la cibercultura. Tras los límites de lo real es, al mismo tiempo, un debate con los intentos precedentes de definición de lo fantástico, un paseo por su historia y una reflexión sobre su vigencia y el rumbo que ha tomado en las producciones más recientes. Pero, sobre todo, se trata de una brillante y personalísima teoría de lo fantástico con la que David Roas obtuvo el Premio Málaga de Ensayo 2011.
El siglo nos ha traído nuevos nombres y obras, así como la consolidación de autores con una trayectoria dilatada, pero también el auge de la narrativa breve, del cuento y el microrrelato, además de la predominante novela y de apabullantes superventas. Un grupo de profesores universitarios, entre los que se encuentran muchos de los mejores especialistas europeos en la materia, dan cuenta en este libro de los últimos rumbos de la prosa narrativa en castellano, desde la literatura de la identidad y la memoria hasta el relato documental o reticular, sin olvidarse de la narrativa histórica, los mitos de la cultura popular o la novela gráfica. Quien quiera saber cómo ha sido y cómo es la narrativa española de las últimas décadas encontrará en este volumen una respuesta tan rigurosa como matizada, fundada en el estudio de los principales autores actuales
Wharton, además de una novelista absolutamente actual, cuyos libros se reeditan continuamente, fue durante toda su carrera una activa divulgadora de la lectura y la escritura, de la gran literatura en todas sus formas. En sus ensayos y artículos Wharton se ocupó de la obra de contemporáneos como Henry James y de clásicos como Proust o Eliot, trazó perfiles biográficos de sus autores predilectos, reseñó los títulos que consideraba necesarios, analizó los vicios y virtudes de la crítica de libros y tendió puentes, en definitiva, entre la creación literaria y su recepción, es decir, unió en una misma la mirada del autor y la del lector. Criticar ficción no es un libro para críticos literarios, sino para lectores preocupados por los mecanismos de la ficción y sus alrededores, dispuestos a conocer la visión de Edith Wharton tanto sobre la crítica como sobre la ficción, en sus sentidos más amplios. Un volumen en el que la gran escritora analiza las tendencias y los valores de la literatura, repasa la relación de la crítica con las obras o el concepto de "gran novela americana", rinde tributo a sus autores de cabecera, reflexionando, además, de manera espléndida sobre su propia obra.
«Es natural: cada cual se considera autor exclusivo de su actitud, de sus convicciones, de sus actos: de sí mismo: cada cual tiende a subestimar el papel del azar que, mediante encuentros imprevisibles, nos modela desde fuera. Pero un buen día, percibimos a nuestro alrededor una dispersa comitiva de personas y reconocemos en ella a algunas sin las cuales no seríamos lo que somos. Jean Daniel las llama 'los míos'.» (Del Prefacio de Milan Kundera.) Jean Daniel, uno de los escritores y periodistas franceses de mayor prestigio internacional, retrata en este libro a cincuenta y dos personajes, todos ellos ya fallecidos, a los que trató y que han marcado su vida. Desfilan así por el libro seres muy cercanos, como su madre o Vicente, un amigo de la infancia; pensadores como Foucault, Aron, Sartre, Lévi-Strauss o Derrida; escritores como Camus, Paz, Milosz, Gide, Malraux, Vittorini, Mauriac o Semprún; artistas y músicos como Matisse, Balthus o Menuhin; políticos como Churchill, De Gaulle o Mitterrand. El resultado es una joya para todo lector culto, un libro de altísimo valor literario e intelectual y también humano. Porque como dice Jean Daniel en el prólogo, «los amigos, mientras están, sustituyen a los hijos, pero cuando uno de ellos desaparece, es una mutilación que acentúa la soledad, la fuerza con que empujan las nuevas generaciones y la dura prueba de la expulsión. De todas formas, creo haber superado esa mutilación y, tras escribir este libro, me siento, en cierto sentido, acompañado.»
El país de la literatura no es la isla encantada de las formas puras, es un universo en continua transformación. La historia de la literatura universal que se propone aquí es la de los revolucionarios que consiguieron subvertir la ley literaria. La renovada lectura, bajo este prisma, de la obra de autores como Kafka, Joyce, Faulkner, Beckett, Ibsen, Cioran, Michaux y Juan Benet, entre otros, proporciona un arsenal crítico para todos aquellos que se revelan contra las evidencias y la arrogancia de los guardianes de la ley literaria.