Como sabio humanista, Quevedo desplegó, en sus obras en prosa, la crítica moral o de costumbres frente a las clases medias o burguesas profesionales de la sanidad, jurídicos, de las finanzas, del comercio y los negocios, que desarrollaban sus actividades al calor del incipiente capitalismo de las grandes urbes en el siglo xvii. En esta radiografía moral, los abogados, los juristas y los hombres del Derecho en general son señalados, recurrentemente, como arquetipos de los vicios morales de la codicia, la hipocresía y la injusticia. Obras de madurez del escritor como el Sueño de la Muerte y La Hora de todos y la Fortuna con seso, a la censura moral añaden la crítica política de los profesionales del Derecho, concebida como instrumento de lucha de clases y formulada desde la óptica de intereses del Quevedo triunfador e ideólogo y propagandista de la corriente aristocrática. Este doble enfoque crítico de la obra en prosa de Quevedo se completa con la visión humorística de su obra en verso, en la que reproduce con gran efectismo los tópicos habituales del pensamiento humanista de la época sobre los juristas, como la codicia el dinero, la verdadera luz de los pleitos y la hipocresía las barbas como su símbolo externo.
El conjunto de ensayos reunidos en este volumen conforma un registro de las posibilidades que se abren para la historia de la recepción literaria, con lo que se ha definido, y en ese momento dado de ese mismo volumen se explica con detalle, como una arqueología crítica. En su horizonte de posibles encajan las diferentes aportaciones que, a modo de muestrario, dan cuenta de hasta qué punto -por versatilidad, por exhaustividad, por afinado control explicativo- se despliega y renueva la historia de la estimativa literaria. Aunque todos ellos varían su modo programático, tanto por la amplitud en el enfoque como por la diversidad extensiva de los objetos analizados, el sumando puede considerarse como un contrapunteo equilibrado de la crítica del XVIII y primeras décadas del XIX sobre la poesía áurea. Baste evocar los principales nombres sobre los que versan estudios que, solo ya por su extensión y detalle, pueden considerarse aportaciones de primer orden: Muratori, sedano, Conti, Masdeu, Estala, Forner, Quintana y esa especie menor de Gallardo sevillano que fue Matute y Gaviria. Instrumento esencial resultó en dicha crítica la antología histórica y las colecciones de texto, a más de esa variedad nueva cuya importancia (en una proyección hasta nuestro presente que aquí se revela de modo ejemplar) no cabe seguir desconociendo: la antología periodística. ÍNDICE: I: La poesía española del Siglo de Oro en el primer Setecientos italiano: alrededor de Mirtilo y Elpino, por Guisseppe Mazzochi y Andrea Baldissera. II: La poesía del Siglo de Oro a la luz del Buen Gusto: el Parnaso español de López de Sedano, por Belén Molina Huete. III: Sedano, editor: la Epístola moral a Fabio, por Álvaro Alonso Miguel. IV: Petrarquismo y nación poética. El Siglo de Oro en dos antologías del siglo XVIII: Poesíe di ventidue autori spagnoli del Cinquecento de J.F.Masdeu y Scelta di poesíe castigliane de G.B.Conti, por Mª Rita Coli. V: Aminta en el Parnaso: Forner y los poetas del Siglo de Oro, por Clara Marías Martínez. VI: El primer quintana y la poesía del Siglo de Oro. Arqueología crítica de los prólogos a la Colección Fernández (1795-1797), por José Lara Garrido. VII: Las ediciones de poesía del Siglo de Oro en la prensa de la Ilustración: Seminario de Salamanca (1793-1798) y Correo de Sevilla (1803-1808), por Fernando Durán López.
Sevilla fue una ciudad estrechamente ligada a la biografía personal y literaria de Miguel de Cervantes. En ella, en las últimas décadas del siglo XVI, el autor del Quijote vivió lances y experiencias personales de todo signo, unos gozosos y otros desgraciados, en su condición de comisario para la requisa de víveres con destino a la flota que Felipe II preparaba para la invasión de Inglaterra. Su dilatada estancia en aquella gran metrópolis, crisol de razas y de culturas, entonces volcada al comercio con América, resultó decisiva en la fragua de su visión del mundo y en la ideación de muchas de sus obras. Con su probada sagacidad y sutileza crítica, con su finísima ironía y su concepto solidario del mundo, reflejó la rica y abigarrada tipología humana, los ambientes más pintorescos, los episodios y lances más peregrinos de la ciudad, observada por él como un auténtico laboratorio literario del que extrajo uno de sus patrones genéricos más innovadores: la moderna novela urbana. Este libro sigue los pasos de Cervantes por la topografía y el paisaje humano de aquella Sevilla tan vivamente trasvasada a sus textos.
Don Quijote acomete una búsqueda ("quête") en su peregrinar andariego por tierras de Castilla, camino de Aragón y Cataluña. Ejercitando sus virtudes morales, don Quijote privilegia la justicia y la caridad, siempre motivado por una fe sin paliativos y una buena porfía. De los libros (de caballería) don Quijote avanza, como si saliese de la cueva de sombras platónica, a la visión luminosa de las ideas verdaderas. A través de un proceso (pues su búsqueda es en gran parte dialéctica) de subidas y bajadas, don Quijote recorre todos los aspectos y lugares geográfico-míticos de un recorrido iniciático que le hace abandonar su hombre viejo y desde la consecución de su conversión personal concluir diciendo, como san Pablo, que luchó la buena lucha. El caballero renace y transforma de paso códigos caducos, hombres viejos. Uno de ellos es el del amor y vida pastoriles, condenados al fracaso por la afasia femenina y el ensimismamiento del amante masculino, ciego a la amistad y al amor "caritativo", ese amor que se da y se entrega. Otro es el del mundo del romance y la caballería de amor, donde los "facta" memorables no se corresponden con una "gnosis" de la realidad verdadera. La desmesura heroica conduce, igual-mente, al fracaso. En esta obra, se exploran algunos momentos cenitales de este proceso de transformación en el que la voluntad de don Quijote supera con perseverancia, con porfía, todas las pruebas y Dulcinea proporciona la figura catalizadora que mueve la "praxis" del hidalgo y le conduce, como los guías dantescos, al conocimiento, la "gnosis", el secreto de la vida y la salvación.
La justificación teórica de sus privilegios por parte de las élites sociales se hace más intensa y repetitiva desde comienzos de la Edad Moderna. El viejo esquema estamental de oratores, bellatores y laboratores se había vuelto cada vez más artificial a medida que la sociedad europea se iba alejando del Medievo. Ya no se corresponde con la realidad en demasiados casos (la nobleza, por ejemplo, se ha dicho que iba traicionando su misión); las relaciones de poder ajenas a este esquema son cada vez menos subrepticias, mientras las redes clientelares pesan más que nunca; y las ideas de humanismo renacentista promovieron el uso de la razón y la exaltación de la virtud personal. Pero los poderosos seguían ahí, en su lugar destacado y privilegiado; y, por supuesto, no estaban dispuestos a perderlo, ni siquiera en el plano teórico. La consideración de la sangre como portadora de virtudes personales es una de las armas teóricas que más están dispuestos a utilizar, por cuanto favorece completamente sus intereses de élite. Por ello, ayudados también de los gustos de un público eminentemente conservador, favorecen una cultura (en sus más diversas manifestaciones artísticas, literarias, musicales, etc.) ensalzadora del linaje y de la estirpe que lucha contra el ideal del mérito y la virtud. Una lucha expresada con asiduidad en la más que sobresaliente literatura española del Siglo de Oro, donde la sangre se convierte en uno de los temas más transitados por lo atractivo que tiene para el lector y como reflejo de una realidad social cada vez menos inmutable. Una mirada transdisciplinar entre historiadores y filólogos y teóricos de la literatura, como pretende este volumen, se hacía más que necesaria para arrojar luz sobre este tema cultural de tan gran calado en su época y en siglos posteriores.
Se ofrece en este volumen la edición dos obras del jesuita José de Tamayo y Velarde (1601-1685), cautivo en Argel y Tetuán durante quince meses (entre marzo de 1644 y julio de 1645), cuyas vicisitudes relata en sus Memorias del cautiverio. Se edita igualmente el texto titulado Costumbres, ritos y gobiernos de Berbería, interesante panorama de los reinos norteafricanos a partir de materiales, noticias y sucesos recogidos por el autor durante su cautividad. La esmerada edición de ambas obras, a cargo de Felipe Maíllo Salgado, a partir de sendos manuscritos conservados en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca, está precedida de una introducción, en la que ofrece una semblanza del autor y análisis de las obras editadas en el contexto de los reinos norteafricanos coetáneos. Se enriquece la edición, debidamente anotada, con útiles índices de antropónimos y topónimos así como de voces y expresiones extranjeras que aparecen en los textos publicados.
El presente libro propone una novedosa interpretación de Lecturas españolas (1912), Clásicos y modernos (1913), Los valores literarios (1914) y Al margen de los clásicos (1915), cuatro obras del escritor José Martínez Ruiz, Azorín, dedicadas fundamentalmente al ejercicio de la crítica literaria. Después de unos años enfrascado en la tarea de comentar casi a diario la actualidad política española en periódicos como ABC, Diario de Barcelona o El Pueblo Vasco, Azorín retomará la que fue sin duda su ocupación predilecta. Con la publicación de estas cuatro obras (también conocidas como «tetralogía crítica»), el escritor de Monóvar se propondrá sentar las bases de una nueva identidad nacional, de un nuevo «ser español» (Volksgeist) capaz de satisfacer las demandas de modernidad de las nuevas generaciones y de aportar valores y modelos dignos de imitación para el futuro. Así lo había manifestado en la nota introductoria a Lecturas españolas, al reconocer explícitamente que le había guiado «una curiosidad por lo que constituye el ambiente español». De igual forma, Azorín aspiraba a demostrar su valía en el campo de la crítica y a reivindicar su figura pública después de ver cómo quedaba ensombrecida debido, fundamentalmente, a su decisión de convertirse en diputado conservador a Cortes de la mano de Antonio Maura, una de las figuras más controvertidas del primer tercio del siglo XX español. Y todo ello a pesar de haber cosechado, hacía no tanto, notables éxitos con la publicación de obras emblemáticas de la estética modernista como La voluntad (1902), Los pueblos (1905) o La ruta de don Quijote (1905).
Establecida la capital de la Monarquía en Madrid en tiempos de Felipe II, la ciudad pasó a representar la corte de la Monarquía hispana, es decir, la sede de un complejo sistema político organizado a través de las instituciones que en la península y en las cortes virreinales configuraban tal Monarquía. La ciudad, como sede de la corte, desarrolló un modelo de cultura cortesana y un sistema de relaciones que se extendieron a todas las manifestaciones de la sociedad barroca, tanto políticas, como religiosas o literarias. Desde principios del siglo XVII, Madrid se convirtió en el marco ideal de la apariencia falaz, el equívoco y el fingimiento, lo que originó el nacimiento de un nuevo género literario expresamente dirigido a prevenir los riesgos que tales características comportaban para los inadvertidos (sus autores: Antonio Liñán y Verdugo, Rodrigo Fernández de Ribera, Bautista Remiro de Navarra, Juan de Zabaleta, Francisco Santos...). Junto a ello, la necesidad de noticias dio origen a los "Avisos" de Pellicer, Barrionuevo, etc. El objetivo es analizar tanto las manifestaciones literarias y retóricas como los hechos históricos que se generaron en el sistema de Corte que la Monarquía había configurado en la sociedad barroca. Los colaboradores de este volumen, reconocidos especialistas de distintas instituciones españolas y extranjeras, han reunido sus aportaciones bajo cinco epígrafes: "Literatura política y espacio cortesano"; "Avisos, relaciones y noticias"; "Fiesta, ceremonial y educación cortesana"; "Literatura, retórica y oratoria", y "Espiritualidad cortesana".
Juan Antonio González Iglesias es uno de los autores más imprescindibles de nuestra poesía contemporánea. Poeta de signo clásico que, como los estoicos, defiende un universo inteligible por bello, y que proyecta la poesía como un bien hacia el futuro. Este estudio sirve como intro ducción a su obra, y como inmersión en un género donde los pliegues del deseo han marcado los momentos más sagrados en las últimas décadas. La lucha constante entre la realidad y el deseo que se vivió en el pasado siglo, ha desembocado en una época luminosa donde el cuerpo ha dejado de ser la diana de todos losvconflictos para ser ahora el lugar donde conviven todos los placeres que ya conforman el tercer milenio. El deporte alejado aquí de su perfil mercantilista y heteronormativo ha sido el mejor estadio para una poesía masculina que aspiraba a la plenitud olímpica, a su cauce sublime desde lo sencillo. Este acercamiento al poeta pretende una reivindicación de su apuesta por un ritmo distinto, por un devenir donde la felicidad sea, como aquí se indica, un estímulo sereno, libre de euforia. Alejandro Simón Partal (1983). Poeta y doctor en Filología Hispánica. Forma parte de grupos de investigación en las universidades de Zaragoza o Salamanca, y ha ejercido la docencia en distintos países. Obtuvo el Premio de Investi - gación Miguel Fernández. Los himnos abdominales (Renacimiento, 2015) es su último poemario
La crítica ha retratado tradicionalmente a Cervantes como un hombre con pocos amigos que además no vio cumplidas sus aspiraciones en la corte. Este libro traza por vez primera y con nueva documentación la historia del grupo de amigos escritores del autor del "Quijote" tras su regreso del cautiverio en Argel, en los años en que abandona la espada y toma la pluma. Se trata de la década de 1580, toda una "década prodigiosa" del Siglo de Oro: es el tiempo en que comienzan a escribir y a frecuentarse aquellos jóvenes como Góngora, Lope de Vega y el propio Cervantes, entre otros, que renovaron la poesía en torno al Romancero Nuevo y asistieron a los comienzos de la Comedia Nueva. La historia de dichas amistades y de la búsqueda de mecenazgo entre los poderosos deja entrever que dicho grupo compartía no solo afinidades estéticas y literarias, sino también cortesanas en el complejo campo político de finales del reinado de Felipe II. Desde la perspectiva interdisciplinar novedosa que combina los estudios literarios y la nueva historia política de la corte en España, estas páginas dan a conocer aspectos desconocidos de las trayectorias de fray Luis de León, el Conde de Salinas, Juan Rufo, Luis Gálvez de Montalvo, Pedro Fernández Navarrete, Juan Bautista de Vivar y Luis de Vargas. Estos escritores buscaron el mecenazgo del aristócrata italiano Ascanio Colonna, primero en España durante su etapa de estudios universitarios (1576-1586) y más tarde en Roma, ya nombrado cardenal. En tanto que formaron un grupo cohesionado en torno a Colonna, a quien Cervantes dedicó "La Galatea" (1585), componen el campo literario en el que se movió el alcalaíno a finales del siglo XVI. La investigación de archivo ha proporcionado un amplio corpus documental inédito, en el que destaca el rico epistolario del italiano con escritores y nobles españoles.
Se ha dicho con acierto que el Quijote de Miguel de Cervantes representa un viaje imaginario. Con todo, el contenido simbólico que supone esta obra maestra de la literatura universal no debe ser estimado como un tema más entre otros, sino como la fuente de su significado profundo. En este estudio se pretende demostrar la unidad orgánica del tiempo imaginario en el Quijote de Miguel de Cervantes como fuente de su volumen simbólico y, consecuentemente, de su significado poético. Se trata de probar que el estatuto fundamental del diseño estético del Quijote responde a una estructura de convergencias y síntesis, acorde con la imaginación cíclica de la novela, si seguimos el dinamismo interpretativo propuesto por el modelo simbólico de Gilbert Durand, a partir de las formas imaginarias en que se expresa la vivencia de la temporalidad en la narración. Tal criterio propone el desarrollo de una Semántica y una Sintaxis imaginarias de la novela cervantina, lo que explica la relación de su forma interna como externa, esto es, su contenido temático-argumental y su realización estilística y narratológica. El Quijote se muestra, por consiguiente, como una pieza sintomática no sólo de la sensibilidad aurisecular; se trata fundamentalmente de un pensamiento ecuménico, el cual marca las primeras huellas de una geografía novelística que se extiende a través de cuatro siglos. La ironía subversiva de Cervantes es el detonante de esta nueva postura ideológica-afectiva del ser frente a la sospecha de la desintegración del espíritu colectivo, tan característica en nuestro tiempo. Luis Carlos Salazar es maestro en Literatura Española por la Universidad de Ottawa y Doctor en Letras por la Universidad de Valladolid. Actualmente ejerce en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en México.
José Checa Beltrán, doctor por las universidades de Bologna y Complutense de Madrid, es Investigador Científico del CSIC (CCHS, Madrid) y director de Revista de Literatura. Fue profesor en la Università di Bologna (1982- 1987) y profesor visitante en la Université de Montréal, UNAM de México, McGill University de Montreal y Sorbonne Nouvelle Paris-III. Ha dirigido varios proyectos de investigación. Entre sus libros destacan Razones del buen gusto (1998), Pensamiento literario del siglo XVIII español (2004) y Demonio y Modelo. Dos visiones del legado español en la Francia ilustrada (2014). Este libro se inscribe en el marco de una investigación dirigida por José Checa Beltrán (CSIC, Madrid) durante seis años, en la que han colaborado veintiséis profesores e investigadores europeos y americanos. Se trata de un estudio acerca de la recepción del legado cultural español en Europa, donde se presta una especial atención a los elementos estéticos, ideológicos o nacionalistas que condicionaron las lecturas europeas de ese legado. El presente volumen comprende doce trabajos sobre la imagen de la cultura española en varios países (Francia, Inglaterra, Alemania e Italia) durante el período 1789-1833. La conclusión que, en líneas generales, puede extraerse de este conjunto de investigaciones es que la recepción de la cultura española en la Europa romántica no se corresponde con aquella visión de un país exótico y atrasado, tan frecuente en ciertos textos de la época (libros de viaje) y en cierta historiografía posterior. Esa negativa mirada fue solo el contrapunto falso y estereotipado de otra imagen más real, la mostrada aquí, evidente en muchos autores europeos cultos, que reconocieron la positiva presencia e influencia de la cultura española (literatura, música, ciencia ) en la Europa de la Edad Moderna, y más exactamente de la etapa romántica. idiomas