Este libro está dedicado a una de las cuestiones más candentes en la investigación actual sobre los orígenes cristianos: la conexión entre Jesús de Nazaret y el cristianismo naciente. Lo hace desde la clave del reino de Dios, precisando la estructura de la esperanza en él implicada y la secuencia de su trama. Concretamente, descubre en la misión de Jesús un auténtico proceso evolutivo. El reino de Dios, a cuyo servicio estaba la proclamación y actuación de Jesús, era un acontecimiento histórico. Su objetivo era la renovación de la historia del pueblo de Israel y, por su medio, la transformación de la historia de todos los pueblos de la tierra. Como tal acontecimiento histórico, pues, tenía que abrirse camino dentro de la encrucijada de la situación histórica concreta, siempre abierta a varias posibilidades. Esa es la perspectiva que ayuda a aclarar algunos aspectos oscuros tanto de la misión de Jesús como de los orígenes del cristianismo. Los inicios de esta historia de la esperanza estuvieron en el proyecto de la misión de Juan Bautista, que a su vez se enmarcaba dentro de la trama de la esperanza del judaísmo de su tiempo. Con ese proyecto se entroncó en sus comienzos Jesús de Nazaret (parte I). A raíz de la crisis del proyecto de Juan, provocada por la interrupción violenta de su actividad, Jesús inició su misión independiente con un nuevo proyecto. Su base era el proyecto de su maestro, pero con una profunda transformación. A él dedicó Jesús la primera época de su misión, en los poblados de Galilea y de su entorno (parte II). El rechazo de su misión galilea fue el punto de arranque para un nuevo proyecto de Jesús, centrado en la instauración del reino mesiánico en Jerusalén, la capital de Israel. Pero su intento le condujo a la muerte violenta. Fue entonces, en esa situación de aporía, cuando precisamente la muerte del agente mesiánico se convirtió en el nuevo y paradójico camino para la implantación del reino de Dios. Este último proyecto de Jesús fue el que asumió y desarrolló el cristianismo antiguo, fundado en la experiencia pascual (parte III).
Los estudios de Heinz Schürmann constituyen su aportación a la dilucidación (bíblico-)científica y teológico-eclesial del personaje y del misterio de Jesús. No sólo en el campo de la investigación científica, entendida en sentido estricto, el nombre de Schürmann está unido inseparablemente con el concepto de la «Pro-existencia», sino que con este concepto designa la actitud interna y externa de Jesús, que puede reconocerse por su misión y su destino, por su ser-en-favor-de-los-demás, fundamentado en su orientación hacia su Abba en el cielo y hacia la basileia de apremiante cercanía. Heinz Schürmann entiende de manera suprema y profundísima la «pro-existencia» de Jesús partiendo del amor pre-existente y trinitario de Jesús a Dios, y hace que la pro-existencia preceda también ?como idea reguladora y como término programático? a la reflexión dogmática, pastoral y ética, así como a la meditación espiritual. La finalidad de la presente publicación no es ni presentar una obra sobre Jesús que pretendiera ser un «redescubrimiento de Jesús», ni pretende ofrecer una perspectiva, completa en cierto modo, de las últimas novedades sobre la investigación. Más bien trata de ofrecer una aproximación, justificada científicamente y en armonía con la fe, que presente la figura de Jesús basándose en los resultados de las investigaciones exegéticas, y que de este modo abra la mirada para adentrarse en su misterio.
Edición bilingüe del texto íntegro de la Regla de la comunidad de Qumrán (1QSerek [1QS]), uno de los documentos más importantes de los manuscritos del Mar Muerto encontrados en el desierto de Judá a mediados del siglo XX. La presente versión hebrea es el resultado de la trascripción del manuscrito que se expone en el Museo del libro de Jerusalén y de las sucesivas ediciones fotográficas y digitalizadas. La Regla de la comunidad es un documento legal que organiza y estructura la vida de un grupo de hombres que vivieron a comienzos del siglo I. En ella se encuentran reflejados muchos de los rasgos que caracterizaban al pueblo de Israel que conoció Jesús, rasgos que ayudan a reconstruir una parte de la historia de los orígenes del cristianismo.
La primera Carta de Pedro se presenta como un escrito del apóstol Pedro, pero refleja una teología netamente paulina. Por eso ha dado pie a numerosas hipótesis sobre la relación histórica de Pedro con Pablo y sobre el relevo del cristianismo paulino por el petrino. El presente comentario defiende que la tradición paulina no es la única corriente que nutre la teología de esta Carta. 1 Pedro testimonia la riqueza y complejidad de la predicación paleocristiana de finales del siglo I. La primera Carta de Pedro refleja una crisis de fe en las comunidades de la Iglesia primitiva. La crisis es efecto de su situación como minoría aislada y perseguida, objeto de difamación por parte de su entorno. La Carta contiene un gran arsenal de argumentos de la fe cristiana que contribuyeron a hacer soportable el sufrimiento y a descubrir su sentido. El argumento básico para la esperanza y la alegría en medio del sufrimiento es la pasión de Cristo. El nombre y el destino de Cristo convierten lo que parecía una situación deprimente y absurda en el camino que lleva a la salvación.
No fue caudillo militar, ni emperador, sino profeta y pretendiente mesiánico de Galilea, y subió a Jerusalén con una propuesta de cambio social y personal, pero las autoridades lo mataron porque tuvieron miedo. Lo mataron, pero sus amigos siguieron extendiendo su proyecto, afirmando que él estaba vivo en Dios y en su mensaje, y crearon así una alternativa de humanidad que se ha mantenido a lo largo de 2000 años. Muchos afirman hoy que esa alternativa está seca, que la historia de Jesús no ofrece aliciente ni impulso de vida. Pues bien, en contra de eso, analizando los documentos antiguos desde la situación actual, Xabier Pikaza ha contado de nuevo esa historia, para cristianos y no cristianos, con rigor crítico, presentando a Jesús como alternativa de humanidad.
Dolor y agradecimiento son dos palabras con las que expresar el papel de las mujeres dentro de la Iglesia primitiva, y en gran medida la actual. Dolor por las experiencias de marginación a las que en numerosas ocasiones se han visto sometidas, y agradecimiento por los momentos de protagonismo que les ha posibilitado su pertenencia a la comunidad cristiana. De aquí el título del libro: "Desterradas hijas de Eva", con el que se pretende indicar no sólo nuestra común condición de vulnerabilidad, sino la exclusión y silencio a los que muchas mujeres han quedado reducidas dentro de los espacios eclesiales. Y todo con la intención de recuperar la memoria de algunas mujeres que fueron protagonistas de sus propias vidas. De este modo Perpetua, Felicidad, Blandina, Sinclética, Melania la Joven, Olimpia o Pulqueria se hacen visibles a nuestra mirada y forman parte de nuestro álbum familiar.
No es éste -dice el autor- un libro que pretenda considerar de manera global importantes temas teológicos como misericordia divina, salvación de Dios, profetas y profetismo de Israel. Se trata de descubrir la centralidad de un Dios que se nos acerca por medio de su Palabra, de un Dios al que podemos ver y conocer por lo que deja tras de sí en el tiempo: salvación, misericordia y esperanza. Y hacerlo a través de los relatos bíblicos que nos presentan algunas peculiaridades de estos ejes: la historia de José, la frustración de Moisés, Samuel y Jonás como profetas, respectivamente, del Dios de la salvación y del Dios misericordioso, y las tres parábolas de la misericordia de Lucas 15, como anuncio de la alegría de la conversión. El libro se cierra con Jesús, "plenitud de la revelación del Dios de la reconciliación, la salvación y la misericordia".
Solemos utilizar acertadamente los salmos como textos para rezar. El Salterio, es decir, la lectura continua y concatenada de sus 150 salmos, ofrece la posibilidad de entrar en un camino o itinerario de oración mayor y más amplio que el que ofrece cada salmo en particular, que cualquiera de nosotros puede recorrer. Su primera gran etapa son los salmos 1-30, en los que el orante que los reza conjunta y progresivamente es invitado a vivir y cultivar la confianza en Dios, pues desde ella puede recibir la manifestación de Dios, aproximarse a Él, ver y contemplar su actuación y colaborar activamente con él ejercitando la justicia. Y a hacerlo mediante la oración de petición, a cuyos aspectos principales y a otros más novedosos nos acercan también las páginas de este libro.
La muerte del Mesías contiene un estudio simultáneo de los relatos de la pasión y muerte de Jesús, efectuado desde la perspectiva de lo que los cuatro evangelistas quisieron transmitir. Desde esta perspectiva, Raymond E. Brown logra «traducir» los respectivos mensajes evangélicos y hacerlos más comprensibles para el lector moderno. Articulando las cuatro narraciones evangélicas en un relato unificado, pero destacando sus diferencias en el comentario, la presente obra se constituye como un estudio erudito y exhaustivo, que, sin embargo, resulta inteligible a cualquier persona culta.
La primera Carta a los tesalonicenses (1 Tes) es una pieza clave para la reconstrucción de los orígenes del cristianismo. De hecho, se trata del testimonio escrito más antiguo que se conserva de este movimiento religioso. Pablo de Tarso remitió esta breve epístola a la comunidad de Tesalónica en el verano del año 50, es decir, a los veinte años de la muerte de Jesús. Aunque posteriormente Pablo escribió otras cartas, ésta es peculiar por estar redactada al comienzo de la actividad misionera del apóstol. Este primer documento cristiano de consolación y ánimo, adentra al lector en la vida cotidiana de los seguidores helenistas de Cristo a mediados del siglo I, de sus dificultades y tensiones, de su fe, esperanza y caridad. La presente obra está dividida en tres partes. La primera sirve de introducción a las diversas cuestiones sobre el origen, el carácter literario y la temática de 1 Tes. A continuación, se presenta el texto original griego y la traducción castellana. Por último, se ofrece un amplio comentario a la carta.
El origen de la Fe en la resurrección de Jesús El autor quiere subrayar ?la dimensión de continuidad entre la predicación de Jesús y el más antiguo credo pascual?. La estrategia argumentativa del texto está construida sobre la estrecha conexión que existe entre la experiencia del anuncio del Reino y la reanudación de la fe pascual, como conocimiento mediato de la visión, que lleva a cumplimiento la expectativa judía de la resurrección del mártir. Andrés Torres Queiruga escribe el prólogo a esta edición española.
Personajes del Nuevo Testamento El Nuevo Testamento nos presenta varias personas concretas en las que nosotros podemos vernos reflejados. Su conocimiento no es sólo una cuestión de historia antigua; es una cuestión de historia viva y actual, porque, en el fondo de sus vivencias y expresiones, están los grandes temas a los que nos enfrentamos nosotros.
Personajes del Antiguo Testamento - I Son quince personajes -hombre y mujeres- del Antiguo Testamento que nos presentan ocho autores especialistas. Todos pretenden que veamos un mensaje encarnado en personas que fueron como nosotros somos, para entender que la fe es fuente de vida en todo tiempo
Si intentamos recuperar el sonido primitivo de las parábolas hay una cosa que ante todo se nos presenta clara: todas las parábolas de Jesús obligan a los oyentes a tomar posición sobre su persona y sobre su misión. Pues todas están llenas del "misterio del reino de Dios" (Mc 4,11), a saber, de la certeza de la "escatología que se realiza.