El libro de Job ofrece a sus lectores una profunda reflexión que siempre ha atraído la atención de los pensadores, tanto en el ámbito religioso como filosófico: caos o armonía, diseño ordenado o azar incontrolable. A idéntica reflexión nos invita este libro, si bien dentro de unas coordenadas estrictamente humanistas y teológicas. Entreverado de otras matrices de pensamiento más o menos secundarias (posibilidad de una religión desinteresada y sentido de la aparente orfandad del ser humano y del sufrimiento inexplicable), el libro de Job presenta dos posturas irreconciliables. Un piadoso potentado, arrastrado caprichosamente por la divinidad a la más desolada intemperie, arremete contra su dios bordeando la blasfemia, acusándole de crueldad prevaricadora y de sustentar un proyecto cósmico y social caótico y amoral. Esta postura egregia es atacada con virulencia por tres amigos, tres teólogos gregarios (ciegos lazarillos de ciegos) que insisten hasta la extenuación en la armónica justicia divina, que premia a los buenos y castiga a los malos. La intervención final de un deus ex machina conduce a Job fuera de sí mismo y lo guía por otras vías argumentables, que desembocan en una nueva comprensión de la realidad por parte del héroe y, sobre todo, en una renovada autocomprensión. La conclusión final no sustenta la ecuación caos o armonía, sino la de caos y armonía. El propio Yahvé acaba reconociendo sus propias dificultades para controlar los elementos caóticos que, a cada paso, ponen en peligro el cosmos sideral y el cosmos social. Caos y armonía coexisten (¿deben coexistir?) en un delicado equilibrio inestable.
Estudiar el significado y la función de las citas de Isaías en la obra lucana tiene su origen remoto en mis inquietudes bíblicas juveniles, cuando, siendo joven seminarista, a finales del siglo pasado, participaba en la misa crismal en la catedral de Tui (Pontevedra). La liturgia de la Palabra de dicha celebración pone en relación el texto profético leído por Jesús en la escena programática de Nazaret, que es la lectura del Evangelio proclamada en esa celebración eucarística, con su original isaiano, que es la primera lectura. Se trata de la única vez, en el año litúrgico, en que la liturgia de la Palabra ofrece ambos textos conjuntamente. Al proclamarse juntos estos dos textos se ponen de manifiesto las grandes diferencias que existen entre el oráculo original de Isaías y la lectura que hace Jesús en la sinagoga tal y como nos la transmite Lucas. A ojos de un joven seminarista estudiante de Biblia, parecía que Lucas había manipulado y mutilado el texto profético para adecuarlo a sus intereses teológicos. Al buscar otras citas del Antiguo Testamento en los evangelios, la impresión era semejante. ¿Cómo se podía explicar esto? ¿Verdaderamente Jesús cumplía con lo profetizado por Isaías o simplemente con lo que Lucas recogía de este profeta? ¿Cómo explicar este uso del Antiguo Testamento por parte de los autores del Nuevo Testamento? Con este libro he pretendido dar respuesta a aquellos interrogantes de juventud intentando hacer una humilde aportación en el ámbito del diálogo intertextual bíblico.
Este es un libro de historia y compromiso creyente sobre un tema clave de la Biblia y del mismo Magisterio de la Iglesia. Es un libro de historia que expone de un modo ordenado el despliegue y mensaje de la familia a lo largo de la Biblia, en el Antiguo y el Nuevo Testamento. No hay quizá un tema de más importancia: solo conociendo lo que fuimos, podremos proponer y buscar lo que seremos. Es un libro de compromiso creyente, y así quiere ofrecer e impulsar un modelo fecundo de familia, en intimidad y opción social, en libertad y comunión, sabiendo que solo si "hacemos" familia podremos ser humanos y recrear nuestra historia. En definitiva, esta ofrece una visión de conjunto de la familia en la Biblia, para responder a la tarea más urgente del momento actual: ser familia en comunión y esperanza de futuro. Esa es la respuesta que la Biblia ofrece no solo a los cristianos, sino a todos los hombres y mujeres que quieran optar por el futuro de la Vida.
Tuvieron que pasar cinco siglos para que los cristianos osaran representar a Jesús crucificado. Muerte infame y discurso paradójico a la vez, el Mesías crucificado es "escándalo para los judíos y locura para los paganos" (1 Cor 1,23), tanto actualmente como ayer. Pablo, Marcos, y, luego, todos los demás, lo catalogan de Buena Noticia para todos, de "Evangelio". En el concilio de Nicea, en 325, los obispos heredarán su reflexión y forjarán las palabras que se encuentran en el centro del Credo: "Crucificado bajo el poder de Poncio Pilato, sufrió su pasión y fue sepultado".
La historia del origen y de la composición del Pentateuco puede catalogarse como una aventura realmente fascinante en la que participaron todos los grupos representativos de los diferentes estratos sociales, culturales y religiosos de Judá durante el período altamente crítico que se inauguró con el exilio a Babilonia (586 a.C.) y se prolongó hasta el final del Imperio persa. Jean-Louis Ska, profesor de Antiguo Testamento en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, con su dominio de todos los saberes exigidos para estudiar con seriedad y rigor los textos bíblicos y extrabíblicos, con su esmerada atención a cada detalle de los textos, con su sobrada competencia en literatura comparada, pero sobre todo, con su olfato de genio creador, nos ofrece en esta obra un conjunto de estudios actualizados que sirven de introducción, exégesis y comentario al Pentateuco en general y a algunas de sus secciones más importantes en particular.
Las biblias ilustradas han sido una forma importantísima de transmisión de las Escrituras sagradas a lo largo de la historia. La investigación bíblica, sin embargo, apenas las ha tenido en cuenta o no se ha fijado en ellas más que por su belleza o por su posible uso catequético. Los estudios artísticos, por su parte, se han centrado en el análisis de obras bíblicas de grandes artistas, descuidando los géneros más populares, como el dibujo y el grabado presentes en libros o folletos. Las biblias ilustradas en España en el siglo XIX recupera la importancia del grabado bíblico como expresión cultural y, sobre todo, como forma específica de discurso teológico. Para ello cataloga y presenta las distintas colecciones decimonónicas de grabados -entre las que se incluye la de Gustave Doré- y propone un método de interpretación que permite valorarlas plenamente como fuentes de investigación tanto para el mundo bíblico como para la historia del arte, del grabado o la historia del libro y la lectura. El estudio específico de las ilustraciones del profeta Elías y del hijo pródigo desvela las formas tan distintas de contar sus historias, las intenciones de los artistas y las posibles repercusiones en sus lectores.
Los autores del Nuevo Testamento y los primeros cristianos adoptaron las Escrituras judías como su Antiguo Testamento. Pero ¿por qué nuestras biblias actuales están más relacionadas con la Biblia hebrea rabínica que con la Biblia griega de la Iglesia primitiva? La Septuaginta nombre con el que se conoce la traducción de las Escrituras hebreas entre el siglo III a.C. y el II d.C. desempeñó un papel central en la historia de la Biblia. Muchas de las Escrituras hebreas aún se estaban fijando cuando se tradujeron al griego, y sus traducciones, junto con nuevos escritos en griego, se convirtieron en la Sagrada Escritura de la primitiva Iglesia. Pero Jerónimo, a finales del siglo IV, rechazó la Septuaginta a favor de la Biblia de los rabinos. Desde entonces la Septuaginta ya no fue capaz de recuperar la posición que una vez había tenido. Timothy Michael Law es doctor por la Universidad de Oxford y especialista en la historia del texto bíblico.
Marción muy bien puede ser considerado el primer hereje. Dos razones justifican esta tesis. Por una parte, es el primer cristiano que decide separarse de la Iglesia por razones doctrinales. Por otra, es alguien que desde el conocimiento de la doctrina ortodoxa opta deliberadamente por desviarse de ella, hasta el punto de crear su propio canon, mantener la existencia de dos Dioses (uno malo y otro bueno) y fundar su propia iglesia. La imagen que hoy tenemos de él está determinada por los apasionados escritos de Adolf Harnack, que vio a Marción como un modelo de reformador protestante adelantado a su tiempo. Sin embargo, el minucioso estudio de Sebastian Moll pone de relieve que Harnack proyectó en Marción sus ideas, propias de un teólogo luterano del siglo XIX, pero no de un cristiano del siglo II. La presente monografía expone la vida, la doctrina, los escritos y la iglesia de Marción desde una perspectiva histórica crítica. Y señala a la vez la influencia que esta figura cristiana de la Antigüedad tuvo en la Gran Iglesia, por ejemplo, a la hora de asumir el Antiguo Testamento y establecer el canon de los escritos neotestamentarios. Sebastian Moll (Colonia, 1980) es profesor en la Facultad de Teología Evangélica de la Universidad de Mainz.
ste documento no constituye una declaración oficial del Magisterio sobre el tema, ni pretende exponer una doctrina completa sobre la inspiración y la verdad de la Sagrada Escritura, sino solo referir los resultados de un atento estudio exegético de los textos bíblicos en lo que concierne a su proveniencia de Dios y su verdad. Para ello, tras haber tratado el concepto de inspiración de los textos bíblicos, la relación entre Dios y los autores humanos y cuál es la verdad que tales escritos nos transmiten, la Comisión Bíblica se detiene a examinar algunas dificultades que parecen problemáticas desde el punto de vista histórico o ético-social. Para responder a estos interrogantes es necesario leer y comprender de manera adecuada los textos que plantean dificultades, teniendo en cuenta los resultados de las ciencias modernas y su tema principal: Dios y su plan de salvación. Tal aproximación muestra que es posible superar y explicar las dudas que se suscitan contra la verdad y la proveniencia de Dios.
La figura de Pablo de Tarso es una de las más paradójicas, influyentes y huidizas de la historia de la humanidad; y una de las más incomprendidas. Tuvo un papel insustituible en el naciente cristianismo, pero demasiadas veces ha servido como espejo de los prejuicios y deseos de sus intérpretes. El cristianismo que surge en el siglo segundo no es tanto el resultado del éxito de Pablo, cuanto de su fracaso. Entonces, ¿cuál fue su lugar en esa historia? Este libro ofrece una lectura históricamente plausible y teológicamente coherente de la aportación de Pablo al nacimiento del cristianismo y de la transformación de su memoria y de su legado tras su muerte.
Junto con su amigo Gregorio de Nacianzo y a su hermano Gregorio de Nisa, Basilio de Cesarea forma el grupo de los denominados «Padres capadocios», que desempeñó un papel decisivo en la vida y la doctrina cristianas del s. IV. Y quizá el «Magno» como se lo apodó ya en la Antigüedad sea el más polifacético de los tres: creyente, pastor, teó-logo, defensor de la misión eclesial frente al poder político, asceta y organizador de la vida monástica, predicador, maestro espiritual, escritor Las llamadas Reglas Morales, con sus «Prólogos», destacan en su extensa obra literaria. Todas ellas están originaria-mente dirigidas a los mismos destinatarios, los creyentes de a pie; todas orientadas al mismo fin: tener «plena certeza de cuáles son las obligaciones» esenciales de un cristiano que quiera vivir el Evangelio con coherencia; todas marcadas por un estilo peculiar res-pecto al resto de la producción basiliana. Según J. Quasten, «constituye la pieza más an-tigua y más importante del corpus asceticum». Precisamente en esta obra se revela Basi-lio del modo más auténtico y da lo mejor de sí mismo: aquí emplea todos los recursos de su espíritu, comunica su sentir más profundo, abre su corazón con toda franqueza, sin preocuparse de mediar culturalmente y sin artificio literario alguno, de modo que este es el primer libro que debe leer quien quiera conocer de verdad a Basilio: no hay más que escucharlo, ante todo cuando habla a sus hermanos en la Iglesia, que comparten con él con el mismo empuje y seriedad «el objetivo de complacer a Dios». Las introducciones, comentarios y notas ayudan a profundizar en distintos aspectos de la obra de este gran Padre de la Iglesia. La presente traducción es la primera edición ín-tegra de esta obra que se publica en castellano.
«Jesús y su sombra» es un enunciado condensado. Se refiere a la sombra del personaje narrativo del Jesús de Marcos, la suya personal interna y las proyecciones externas. Se refiere a la sombra que le llega de fuera, a la que le afecta y a la que no lo logra, pese a sus intentos por afectarle. Es la sombra del mal y la sombra protectora, a menudo procedente de la tradición israelita. El libro trata, también, de las sombras de otros personajes del evangelio, de la dimensión sombría presente en su trasfondo y de la sombra que lo atraviesa trasversalmente: sombras personales e impersonales, sombras negativas y dañinas que proceden de actores concretos o de la familia, grupos e instituciones. La sombra como el mal y la sombra como lo desconocido y percibido, con frecuencia, como amenazante. El libro no olvida la sombra positiva, la que precede a la luz y la que sigue haciéndola posible, la sombra de lo enigmático que, como el Reino, por ejemplo, oculta más de lo que desvela, sugiere más de lo que dice. Todo ello convierte este estudio en una compleja tarea interpretativa en la que tiene un lugar importante el símbolo. No es un libro solo para saber, aunque también, sino sobre todo para comprender.
El regreso al Jardín del Edén es una imagen sugerente que se desprende de varias fuentes judías y cristianas para hablar de la salvación del hombre. El ser humano está llamado a desarrollar de nuevo las cualidades que Adán perdió cuando fue expulsado del Paraíso. La luz, los vestidos, el tamaño, la inmortalidad, la armonía con el cosmos, son solo algunos de los aspectos adámicos que el creyente va recuperando en su camino de regreso al lugar al que pertenece. A través del análisis de diversas fuentes judías, cristianas y gnósticas, el autor explica el mito que subyace detrás de esta evocadora imagen soteriológica.
Esta obra presenta el relato que va del libro del Génesis al segundo libro de los Reyes como una unidad literaria (llamada Eneateuco) en la que se narra la visión que tenía su autor de la historia del pueblo hebreo y de su sentido (sobre todo su sentido) para los deportados a Babilonia. Aunque la postura de Amador Ángel García Santos sobre la unidad literaria del Eneateuco no es ninguna novedad, sí es cierto que no es una tesis frecuentemente sostenida, por lo que él argumenta detenidamente su fundamentación, pasando posteriormente a analizar la estructura y el contenido de la obra. A pesar de que una obra exegética no tiene que tratar problemas que le son ajenos, el autor concede bastante importancia a la cuestión de la historicidad de todo lo que se dice a lo largo del Eneateuco, consciente de que estos aspectos son con frecuencia los que más suelen interesar a los lectores.
Tras la publicación de Así empezó el cristianismo (2010), sobre el proceso formativo del cristianismo, en Así vivían los primeros cristianos, los mismos autores, con un trabajo en equipo, abordan la vida de los primeros seguidores de Jesús. La obra se divide en cuatro partes: 1) Experiencias extraordinarias en los orígenes; 2) Los ritos; 3) Las prácticas de vida; 4) Las creencias. El orden mismo de los capítulos pone de manifiesto que el aspecto doctrinal no fue el decisivo en los orígenes. No se comenzaba por la aceptación intelectual de un contenido teórico. Lo que atraía del cristianismo era un estilo de vida y unas comunidades con singular capacidad de acogida e integración. El cristianismo no tardó en convertirse en religión imperial, pero en sus orígenes descubrimos un ADN con otras posibilidades más profundas, nunca sofocadas del todo, y que pugnan por despertar a la vida y transformar el cristianismo de nuestros días.