Hubo un tiempo en que la institución escolar representaba la apertura a un mundo nuevo inaccesible de otro modo para la población sumergida en pequeñas comunidades tradicionales. Fue un tiempo en que unos pocos enseñaban a algunos más, y en el que, después de todo, había claridad y seguridad sobre los fines de la educación; en el que había, sobre todo, una gran estabilidad en la estructura organizativa y en el entorno, lo que se traducía en un contexto de previsibilidad, tranquilidad y certidumbre para los docentes. Las cosas han empezado ha cambiar cuando este entorno humano y tecnológico ha perdido esta estabilidad. La respuesta: la reforma. La cantinela: que las reformas deben venir acompañadas por aumentos de los recursos. Es, ciertamente, una demanda justificada (los nuevos alumnos necesitan más), pero también una manera de desentenderse y un reconocimiento de la impotencia (los nuevos profesores ofrecen menos). Sin embargo, aunque la consigna 'más dinero para la educación' es algo que siempre suena bien (los niños, el futuro, la sociedad del conocimiento), no puede ser una demanda incondicional. Puede incluso que la sociedad haya de considerar otras prioridades. En todo caso, estos son los mimbres que tenemos y con ellos hay que construir el cesto, pero lo que significa esencialmente es que los centros de enseñanza ya no pueden funcionar solos, ni de cualquier manera, ni abandonados a las prácticas profesionales aisladas de sus integrantes. La cuestión es cómo obtener más que la suma de los incrementos individuales de recursos docentes. La solución sólo puede estar en la organización de la escuela entendida en su sentido más amplio: estructura formal, clima de trabajo, papel de los órganos colegiados, estilo de dirección, cultura profesional, relaciones con la comunidad, ubicación de la capacidad de decisión, grado de autonomía de los profesores y los centros, intervención municipal, cooperación con otras organizaciones, grupos e instituciones, clima escolar y de aprendizaje, relaciones con las familias, etc. Ése es el camino que, en varias de sus facetas (no necesariamente en todas), abordan los trabajos que forman este volumen.
Esta práctica y concisa guía para convertirse en un hábil investigador le ayudará a planificar, realizar y comunicar investigaciones en cualquier disciplina y nivel, ya sea una tesis, una disertación, un artículo o un libro. Wayne Booth, Gregory Colomb y Joseph Williams trazan un mapa de cada etapa del proceso de investigación, desde la búsqueda de un tema y la generación de preguntas de investigación, la obtención de evidencias, la construcción de argumentaciones, la creación de un primer borrador y su revisión, hasta la producción de un informe final que satisfaga las necesidades de una comunidad de lectores. En todo momento, el libro refleja la manera en que los investigadores trabajan concretamente en un ciclo complejo de pensar, escribir, revisar, refinar y repensar. También saben que un informe de investigación satisfactorio es siempre una conversación cuidadosamente orquestada entre el investigador y el lector. Antes de dirijirse a la biblioteca o comenzar a esbozar un esquema, lea primero este libro y aproveche sus consejos y conocimientos. "Una joya de instrucción documentada para investigadores de cualquier nivel, desde estudiantes de primer año hasta profesionales (...) Un manual excepcional, tan juicioso como inteligente". -Jane Emery, Notes in the margins. "El mejor libro de su temática jamás escrito. (...) Estupendo". -Richard Buchanan, Carnegie Mellon University. "Una ayuda útil para abordar y completar con éxito un trabajo de investigación". -Times Literary Supplement.
Se aborda desde diferentes perspectivas el concepto de musealización de los diferentes tipos de patrimonio, asi como ejemplos de ellos, con el fin de acercar al lector la problematica existente en la actualidad sobre las distintas manifestaciones museograficas.
Cómo no desorientarse ante términos como constructivismo, estrategia cognitiva, educabilidad cognitiva, evaluación formativa, metacognición, tabla de especificación, objetivo de integración, atribución causal... De ahí la necesidad de un diccionario de estas características, en el que se intenta equiparar el vocabulario de conceptos claves dentro de las instituciones escolares (maestros, estudiantes, formadores, etc.) que deben estar familiarizados con los conocimientos importantes en materia de pedagogía y psicología.
Esta obra ha sido planificada y elaborada teniendo en cuenta que el Diagnóstico Pedagógico es una disciplina científica en la que confluyen conocimientos interdisciplinares tanto para su saber teórico como para su ejercicio profesional. El contenido temático está estrechamente vinculado con la orientación educativa, tanto desde una vertiente teórica como práctica, porque da sentido a muchas de las actuaciones posteriores.
El autor propone las claves para que los padres se conviertan en líderes y una referencia atractiva para sus hijos, despertando su respeto y admiración.
Desde los albores de la civilización, los humanos se han esforzado en definir los conceptos de verdad, belleza y bondad. Todas las sociedades han desarrollado sus propias interpretaciones de estas virtudes intemporales y, en el proceso, han afrontado algunas de las cuestiones más difíciles e imperecederas de la humanidad. En Verdad, belleza y bondad, Howard Gardner expone las asombrosas transformaciones que experimentan estas virtudes a lo largo de nuestras vidas, y describe los nuevos retos que se nos plantean para dotarlas de sentido. ¿Cómo podemos distinguir la verdad de las ?pseudoverdades? en la era de Internet, en la que nos fiamos del bombardeo de informaciones de carácter inmediato que recibimos a través de la red y de blogs anónimos? ¿Cómo juzgar la belleza cuando muchos artistas modernos la consideran una virtud anticuada, y cuyas obras pretender más bien causar impacto que placer en el espectador? ¿Y cómo distinguir de bueno de lo malo, cuando la moralidad está politizada y relativizada? Estas son las cuestiones más desconcertantes de nuestra existencia, y sin embargo también son las más fundamentales. En la medida en que los niños desarrollan su sentido de la moral, de la belleza y de la verdad desde muy temprana edad, tenemos la obligación de modelar estas virtudes mediante la educación y con nuestras propias acciones. No obstante, como nos dice Gardner, también las personas adultas podemos perfeccionar nuestra comprensión de estas virtudes en la medida en que sigamos reflexionando sobre nuevos ejemplos de verdad, belleza y bondad y los incorporemos a nuestro bagaje sobre estos valores imperecederos. Para concluir, Gardner nos explica que mientras los conceptos de verdad, belleza y bondad, evolucionan de forma mucho más rápida que en otras épocas, son ?y seguirán siendo- piedras angulares de nuestra sociedad. Lo que debemos hacer es aceptar este dinamismo, en vez de abandonarlas por completo. Verdad, belleza y bondad es un toque de atención en el cual Gardner nos describe la situación actual de estas virtudes y nos muestra la manera de enseñar estas virtudes a lo largo de la vida, ya sea en el aula o fuera de ella.
"Marc Prensky, que acuñó los términos "nativos digitales" e "inmigrantes digitales", presenta un intuitivo e innovador modelo de pedagogía de la coasociación, en el que los alumnos, nativos digitales, se especializan en la búsqueda y presentación de contenidos a través de la tecnología. Y los profesores, inmigrantes digitales, se especializan en guiar a los estudiantes, proporcionándoles preguntas y contextos, diseñando el proceso de aprendizaje y garantizando su calidad".