La pugna entre el estilo romántico y el clasicismo ortodoxo constituye uno de los capítulos más dramáticos de la historia del arte. Se trata, como observa Kenneth Clark en el prólogo al presente volumen, de «un episodio que se halla perfectamente documentado, se cruza con la vida misma en varios puntos y se prolonga de generación en generación con la implacable ferocidad de una saga». Síntesis de casi treinta años de investigación y resultado directo -con las correspondientes adaptaciones- de un guión elaborado por el eminente crítico británico para un programa producido, con el mismo título, para una prestigiosa cadena de televisión, La rebelión romántica proporciona una visión del conflicto entre las escuelas clásicas y romántica a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, entre el espíritu revolucionario de la época y la tradición de la antigüedad grecorromana. Lúcidos y estimulantes, los estudios sobre David, Piranesi, Fuseli, Goya, Ingres, Blake, Géricault, Delacroix, Turner, Constable, Millet, Degas y Rodin que incluye la obra arrojan nueva luz sobre la creación artística en uno de los períodos más interesantes de la historia del arte.
Publicación realizada motivo de la inauguración del museo después de su última remodelación. Ofrece una descripción de la historia del museo, sus objetivos y un recorrido por la exposición permanente del mismo.
«El arte romántico» quiere mostrar al lector la vitalidad y variedad de un estilo que supo adaptarse con habilidad a los distintos países donde se fue asentando. La estrecha vinculación entre esta corriente artística y el contexto político y social del momento produjo gran cantidad de obras que ocupan un lugar preferente en la Historia del arte. Algunos de los aspectos que aborda «El arte romántico» son: - el prerromanticismo y el clasicismo (Fragornard, Vernet, Piranese, etc.) - el arte durante la Revolución (Jacques-Louis David, con sus discípulos y sus detractores) - la expansión de un estilo grandioso (desde Ingres a la pintura inglesa) - Goya, un espíritu aislado (con 10 páginas dedicadas a un pintor ¡nclasificable) - Gericault, Delacroix y la expansión del romanticismo - el movimiento en Inglaterra (William Turner) - aspectos sociales del romanticismo (Corot, Daumier, etc.) Un guía completamente ilustrada, con más de 160 reproducciones de gran calidad. Además, la obra se completa con: - una cronología, para situar los principales acontecimientos políticos, culturales y científicos de mediados del siglo XVIII y principios del XIX - un índice alfabético para localizar fácilmente cualquier información.
«La materia de mi poesía está en deuda con el cuidado y el ejercicio de los ojos», dijo Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) en una de sus conversaciones con Eckermann. En 1932 Paul Valéry rendiría honor a esos ojos al escribir que «nuestra sed de plenitud de la inteligencia, de mirada universal y de producción muy feliz» están satisfechas en la obra de Goethe. La mirada, en efecto, se menciona en el medio de ese infinito elogio como distintivo del autor de la Teoría de los colores, producto, por así decir, de un poeta de la ciencia. Poeta y científico, sí, y también teórico del arte y artista, político y filósofo, hombre de teatro y naturalista, viajero y biógrafo de sí mismo, intérprete de Shakespeare y de Kalidasa?, este inmenso escritor tomó el conocimiento visual por soporte de la relación humana con el mundo; en su teoría de la visualidad se adentra el presente ensayo. «Por encima de cualquier otro, fue el ojo el órgano con el que comprendí el mundo» (Goethe, Poesía y verdad, II, 6).
Esta colección realiza un recorrido exhaustivo y totalmente ilustrado a través de los grandes creadores de todos los tiempos y los testimonios artísticos que han dejado las principales culturas, en un papel de gran calidad y un formato manejable. Este volumen está dedicado a Goya.
Además de un movimiento organizado, en relación con unas determinadas circunstancias históricas, el arte español contemporáneo es también el resultado de la suma de las más diversas aventuras individuales, Francisco Calvo Serraller, tras haber afrontado de forma global el estudio de la vanguardia artística española durante el siglo XX, emprende ahora el análisis de esta cuestión pendiente y complementaria de los casos singulares, centrando el enfoque crítico en el examen individual de algunas de las personalidades más destacadas del arte español, desde la crisis de fines del pasado siglo hasta el momento actual. Pintores españoles entre dos fines de siglo (1880-1990). De Eduardo Rosales a Miquel Barceló es, pues, una historia de la pintura contemporánea de nuestro país vista a través de sus pintores y de sus peculiares reacciones personales. Dividido en tres partes, que se corresponden sucesivamente con el momento histórico de finales del XIX, el de las vanguardias históricas y el que va desde la posguerra hasta la actualidad, este libro selecciona los casos individuales más significativos, tanto si su acción tuvo una proyección exclusivamente local -Rosales, Beruete, Regoyos, Vázquez Díaz o Caneja-, como si ésta fue internacional -Picasso, Miró, Gris, Dalí, Saura, Arroyo o Barceló-. Y es que, como observa el autor, desde Goya en adelante la pintura española parece marcada sustancialmente por los destinos individuales.
El proceso de adquisición de un fuerte acento nacional, común a todo el arte del siglo XIX, revistió en España características propias no sólo en cuanto a que la primera cristalización artística del estereotipo folclórico de esa " diferencia " española fue impulsada desde fuera por el Romanticismo internacional, sino también porque, en nuestro país, a la definición de las señas de identidad colectiva acompañó desde un principio una polémica que se ha prolongado hasta la actualidad. El objetivo del presente libro -que, bajo el título de La imagen romántica de España reúne un conjunto de artículos publicados durante los últimos quince años por Francisco Calvo Serraller- es «el estudio crítico de algunos de los episodios históricos más relevantes tanto de la creación internacional del mito español, como de sus consecuencias posteriores dentro del arte y de la arquitectura locales, lo que supone centrar la mirada, desde un punto de vista cronológico, fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX». Dividido en dos partes, la primera estudia lo que podría llamarse la dimensión " pintoresca " de la imágen romántica de España, es decir, ls diversas formas en que esa imagen inspiró a pintores, coleccionistas, aficionados y críticos extranjeros y locales, mientras que la segunda se centra exclusivamente en la arquitectura y el urbanismo españoles del siglo XIX.
A lo largo del Siglo de las Luces se produjeron las transformaciones del gusto que dieron lugar a la modernidad. España no fue ajena a estos cambios, que estuvieron presentes en la prensa y en la literatura, en las costumbres y en las modas y también en la pintura. La obra de Goya es el testimonio más importante de este proceso y de su complejidad. Considerado muchas veces como un pintor al margen de cualquier estilo, el artista aragonés ha suscitado todo tipo de análisis. El que lleva a cabo Valeriano Bozal en el presente volumen bajo el título Goya y el gusto moderno no prescinde de la originalidad que le es propia, pero establece con claridad las relaciones que mantiene tanto con otros artistas como con el gusto de su tiempo. Una constante de sus pinturas, dibujos y grabados es el gusto por lo pintoresco, por lo sublime, por lo grotesco. Valeriano Bozal estudia también la que podemos considerar «cara negativa» de la obra de Goya, el mundo de la noche que, con la más radical lucidez, aparece en sus «Caprichos» y «Desastres», en las pinturas de la Guerra de la Independencia, en las figuras ya paradigmáticas de «El Coloso», obras que abren una perspectiva no convencional sobre la modernidad y que hacen de Goya un pintor de nuestros días, contemporáneo a pesar del tiempo transcurrido.
Abierto al público en 1819, el Museo del Prado no es sólo en sí un producto romántico, sino que el esplendor de la Escuela Española, cobijada en dicha institución y, antes de fundación de ésta, apenas conocida y valorada allende nuestras fronteras, fue asimismo un descubrimiento aireado por los románticos europeos. En esta misma línea, es significativo que dos de los directores más ilustres que rigieron el destino del Museo del Prado durante el siglo XIX, los pintores José de Madrazo y Agudo y su hijo Federico de Madrazo y Kuntz, fueran respectivamente discípulos de Jacques-Louis David y de Ingres. Tampoco se puede obviar que el, sin duda, más influyente pintor español de nuestra época, Francisco de Goya, fallecido nueve años después de inaugurarse el Museo del Prado, mostrase su obra en esta institución desde su origen. Este nuevo tomo de la Fundación Amigos del Museo del Prado pretende relacionar estrechamente el arte romántico realizado dentro y fuera de España, además de profundizar en todos los debates estéticos, artísticos, culturales y sociales que surgieron durante la feraz e intensa era romántica, contando para ello con la colaboración de los mejores especialistas de todo el mundo en dichas materias.