Ir al contenidoEspiritualidad y experiencia religiosa cristianas
La búsqueda de Dios es una de las categorías más importantes de la Biblia, y con su fidelidad o sus tropiezos, la memoria de los buscadores de Dios pervive como un testimonio de fe. Pero lo más importante es que, pasados los siglos, nos reflejan y nos interpelan sobre cómo se refleja su búsqueda de Dios en mi propia búsqueda. Todavía hoy, ellos orientan nuestra oración y nuestro compromiso de fe.
¿Es posible abrazar a un tiempo el cristianismo y el budismo sin que el resultado sea un híbrido informe? La indagación espiritual ¿puede beneficiarse al mismo tiempo de las enseñanzas de Jesucristo y de Buda? ¿O hay que entender los mensajes de los distintos líderes religiosos como mutuamente excluyentes? Sin Buda no podría ser cristiano se enfrenta a estas cuestiones con el máximo rigor, pero al mismo tiempo con el aval de la propia experiencia vital. Knitter defiende la necesidad de «mirar más allá de los límites tradicionales del cristianismo para encontrar algo que es de vital importancia en la tarea de comprender y vivir la fe cristiana: las otras religiones.» Y ello lo lleva a constatar: «Cuanto más estudiaba otras tradiciones religiosas, más sentía, casi siempre dolorosamente, que mi comprensión de Jesús el Salvador necesitaba renovación y expansión.» En esta obra, Knitter se enfrenta a los postulados del cristianismo y el budismo con auténtica sed de renovación y de mutua interfecundación.
Este libro surge de una insatisfacción personal y de una necesidad pastoral. De la insatisfacción que me produce ver cómo Dios sigue siendo presentado desde categorías provenientes, en su mayor parte, de una cultura religiosa de poder, de atemporalidad y de autosuficiencia. Y de la necesidad pastoral de acercar la belleza de Dios, su ternura y su dinamismo salvador al Pueblo de Dios. Ya alertó el papa Francisco de la tentación de querer encerrarse dentro de lo que está escrito, y no dejarse sorprender por la novedad del Espíritu, que se nos ha dado no para «repetir» sino para «perfeccionar» la comprensión de la revelación de Jesús (cf. Jn 16,13).
Este libro de reflexiones del cardenal Martini sobre las celebraciones del tiempo de Pascua pretende ser un instrumento de ayuda para abrirnos al acontecimiento pascual, así como ofrecer materia de meditación espiritual para acercarse atenta y conscientemente a los sacramentos, otro gran medio poderoso -después y junto al Espíritu Santo- para que el misterio entre en la vida del cristiano. Las reflexiones del cardenal Martini propuestas en el presente volumen giran sustancialmente en torno a tres temas principales: la eucaristía, la Pascua de resurrección y Pentecostés. Así, a través de su meditación sobre la liturgia y sobre la Palabra, el pastor trata de ser ayuda para cada cristiano, de modo que cuide la propia llamada personal y esté abierto a la obra del Espíritu Santo.
El libro que presentamos nos habla del Dios cuyo nombre es misericordia que se reveló a Israel por medio de los profetas y se manifestó al mundo entero en la vida y en la predicación de Jesucristo, que es el rostro de la misericordia del Padre. Por tanto, aquí se ofrece una reflexión cristológica basada en la Sagrada Escritura, e iluminada también por la doctrina de los santos, especialmente por los del Carmelo.
Monseñor Castellanos nos invita en este libro a replantearnos nuestra vida con una toma de conciencia seria y responsable de nuestra humanidad, esto es, desde su definición más literalmente cristiana que se vuelca en el otro y se abre a la amistad ejerciendo su libertad, practicando la bondad y buscando el bien común. Además su requerimiento no se refiere solo a los fieles, ya que demanda de la Iglesia como institución una profunda renovación para conectar de forma definitiva con las necesidades reales y actuales de la gente asumiendo los postulados del concilio Vaticano II y un compromiso definitivo con los más necesitados.
El padre Antonio Pavía, en la introducción de esta obra, plantea de manera directa y sin adorno alguno la siguiente pregunta: «¿Qué crédito nos merece la palabra de Dios?». Esta es la cuestión que define si realmente somos o no creyentes, si afirmamos la existencia de Dios o preferimos perdernos en la algarabía y la confusión de los que han decidido separarse de la religión. Esa es la razón de que el autor decida retomar versículo a versículo el texto del Prólogo del evangelio de san Juan (Jn 1,1-18), texto que algunos consideran la puerta de entrada a la contemplación de la gloria del Hijo de Dios, para hacer una completa catequesis del mismo, explicando de manera amena y cercana sus referencias al Antiguo Testamento y todos sus complejos detalles. En este texto Dios se identifica como Palabra, como la Buena Noticia que después se encargará Jesucristo de trasmitir y por la que morirá para demostrarnos su amor.