Este libro recoge las colaboraciones periódicas del autor en distintos medios de comunicación durante los últimos quince años. Esto le ha permitido tomar el pulso a la actualidad del cristianismo, y más concretamente a la Iglesia. En esas colaboraciones se intenta detectar y poner de manifiesto las dificultades y las oportunidades con las que se ven enfrentados los cristianos de nuestros días, se denuncian opciones y decisiones de las autoridades de la Iglesia consideradas equivocadas y se saludan con gozo iniciativas y acontecimientos en el mundo y en la Iglesia que parecen gérmenes de espiritualidad y de vida cristiana que ni siquiera durante estos años difíciles han faltado. Tras haber constatado el «malestar religioso de nuestra cultura», Juan Martín Velasco ha consagrado no pocos esfuerzos a la interpretación de la increencia y a la búsqueda de caminos para la evangelización. La situación de ausencia, lejanía o silencio de Dios que parece invadir nuestro tiempo -afirma- tiene su origen en nosotros, incapaces en algunas ocasiones de descubrir su presencia enteramente original. Una presencia, la propia del Misterio santo, que nos precede, nos envuelve y nos atrae hacia sí, pero que precisamente por eso nunca puede dejar de ser elusiva, aunque por eso mismo inconfundible, para nosotros. El «silencio de Dios» no significa que Dios deje de hablarnos. Se debe más bien a nuestra incapacidad para escuchar su voz, que, por ser la voz del Misterio santo, siempre está envuelta en silencio para nuestros sentidos y para nuestra mente. Por eso, las páginas de este libro constituyen la expresión de un deseo y una invitación a lo que resuena en el salmo invitatorio que le sirve de título: «¡Ojalá escuchéis hoy su voz!» (Sal 95).
Las páginas de este libro quieren hacernos entender que el amor de Dios es un amor sin límites. Para ello, el autor hace hablar a Dios Padre, que en un estilo directo, explica al lector las características de su amor: ?Podéis llamarme Dios, Dios mío, Señor, etc. incluso os podéis dirigiros a mí como Belleza, Verdad, Luz o Fuerza, pero lo que más acerca mi corazón a vuestro lenguaje es que me llaméis Señor-amor o simplemente Amor. Yo soy el amor sin límites?. Ante este amor que nada puede parar, el orante intenta corresponder también con amor. El enemigo al que hay que vencer no es la muerte sino la negación o la oposición a ese amor. El lector que entra en este diálogo amoroso llega a la conclusión optimista de que no hay amor semejante al amor de Dios, un amor que llega a todos y a cada uno individualmente, no importa que la persona lo desconozca e incluso que lo niegue. Dios ama con un amor incomparable, único, no mensurable porque se ofrece a todos en su infinitud y porque su esencia es el amor.
En nuestro mundo es patente la crisis de vigencia social de los valores cristianos. Acosados o seducidos, engañados o atraídos, muchos cristianos, en lugar de ser sal y luz del mundo, nos dejamos penetrar por la influencia de otros valores incompatibles con nuestra fe, que se debilita y pierde su original capacidad de ser criterio de interpretación y actuación para la existencia personal, familiar y social, cediendo en ocasiones, en cambio, a criterios extraños e incluso contrapuestos al Evangelio. El Movimiento Familiar Cristiano, en respuesta a la necesidad sentida en todos sus niveles, acordó elaborar un temario sobre "Actitudes Cristianas de la Familia", que es el que ahora sale a la luz en estas páginas. Se trata de diez temas que tienen en común la actualidad e importancia y la gravedad con que interpelan a la conciencia cristiana. Cada uno de dichos temas se presenta para que sea objeto de dos reuniones de grupo, para cada una de las cuales se ofrecen materiales de oración. La primera reunión está dedicada a ver y analizar la situación: los hechos y sus causas y las actitudes que se dan sobre el tema propuesto. La segunda se dedica a profundizar en la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia sobre el punto tratado, para juzgarlo con ojos cristianos y asumir los compromisos necesarios para cambiar nuestras actitudes no cristianas, fortalecer las actitudes rectas y tratar de cambiar la realidad que nos circunda. Se sigue, pues, un esquema habitual en los equipos del MFC, con los tres pasos del ver, juzgar y actuar, cuya eficacia formativa está probada, y que fueron asumidos también hace años por el Magisterio de la Iglesia, concretamente por Juan XXIII en la Mater et magistra.
Este libro está dedicado a la oración como un "medio privilegiado para establecer relación con Dios". Orar es como respirar. Pero la respiración no es libre, mientras la oración sí. "Hay que consentir en orar, en vivir un encuentro amoroso con Dios". El autor es consciente de que "no se puede enseñar propiamente a orar". Por eso se limita a "hablar desde fuera", a "abrir horizontes" y "sugerir caminos" que preparen al lector para el banquete del encuentro con Dios, verdadera cena que recrea y enamora.
El desasosiego, el vacío que sienten tantas personas a nuestro alrededor pone de manifiesto que quizá el hombre haya abandonado una dimensión esencial de sí mismo. Exiliado en la periferia de su propio misterio, el hombre ha perdido incluso los caminos que conducen a la morada de su conciencia y al jardín interior de su "corazón". ¿Cómo ser uno mismo si ya no se sabe "habitar" el silencio? Un silencio que, desde distintos niveles -fisiológico, psíquico, espiritual- condiciona el equilibrio de nuestra existencia y nuestro crecimiento. El hombre que ya no integra el silencio pierde no solo el arte de vivir una vida de calidad, sino también un componente estructural de su ser más profundo. Estas páginas muestran hasta qué punto el silencio no es un lujo reservado a los monjes o a algunos pensadores de cámara, sino una necesidad tan vital para el hombre, como el aire que respira y el pan del que se alimenta. Porque no está en juego únicamente su propia identidad, sino también la calidad de sus relaciones y el porvenir de toda la vida social.
Las decisiones, pequeñas o grandes, forman parte del tejido de nuestra vida. La espiritualidad ignaciana nos permite fundamentar esas decisiones en una experiencia de discernimiento espiritual. Ignacio -ese hombre enamorado de la libertad- recogió su experiencia en los Ejercicios Espirituales, donde nos invita a tomar decisiones liberándonos de toda afección desordenada. De manera pedagógica, Jacques Fédry recorre de nuevo el itinerario de Ignacio: una sucesiva serie de decisiones tomadas sin dejar de escuchar a Dios. De ahí deduce el autor doce pasos para tomar una decisión libre; pasos que condensan lo esencial de la dinámica de los Ejercicios y de la tradición ignaciana. El lector se ve constantemente invitado a confrontar su experiencia personal para sacar provecho de ella. JACQUES FÉDRY, jesuita, ha vivido durante casi veinticinco años en el Chad, donde dirigió el Gran Seminario de N'Djamena, para posteriormente enseñar antropología lingüística en la Universidad católica de Yaoundé durante once años (tres de los cuales como decano de la Facultad de Ciencias Sociales y de Gestión). Desde el año 2008 es superior de la comunidad jesuita de Ouagadougou y está dedicado a diversad actividades de formación y acompañamiento. Es autor de L'homme, c'est la parole, Anthropologie de la parole en Afrique. Ha sido asistente nacional de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX) de Camerún, y en la actualidad sigue acompañando a una comunidad CVX de Burkina.
Carlos Marcelo Barvarino ofrece en este libro un itinerario de profundización, de búsqueda y de encuentro sobre el tema de la consolación, ayudando a percibir y valorar la palabra de consuelo que procede del cielo, palabra que realiza la voluntad de Dios y cumple su encargo. La sociedad moderna no ha sido capaz de desterrar el dolor. Todos los días asistimos a experiencias de desconsuelo y los medios de comunicación nos brindan un triste espectáculo de sufrimientos. Sin embargo, lo s cristianos tenemos un papel importante ante este dolor cotidiano. Jesús nos enseñó que podemos aliviar, consolar en situaciones difíciles. Ejerciendo el don de la consolación, que procede de la fortaleza interna que nos otorga la fe, podremos no sólo aliviar el sufrimiento, sin o enseñar a redescubrirlo como lugar de aprendizaje de la esperanza.
Durante siglos, la palabra "alma" ha servido a la teología cristiana para pensar la identidad del hombre y su destino último. Sin embargo, en los últimos tiempos su idoneidad ha sido radicalmente cuestionada por dos motivos: la opinión de que su signific
Con la encíclica "Deus caritas est", Benedicto XVI vuelve a proponer a los creyentes la centralidad del amor. En un mundo marcado por el miedo y la soledad, el amor permanece como el camino más claro y fuerte para construir un futuro nuevo para los pueblos. El amor cristiano se ha convertido en fuente de un nuevo humanismo en todas las vertientes de la historia y en todos los continentes: ha sido, y sigue siendo todavía hoy, un fermento nuevo y fuerte en las culturas y en las civilizaciones, empujándolas a reconocer y respetar la santidad de Dios presente en las profundidades de cada hombre y mujer, especialmente de los más débiles. Esta obra propone, a partir de la mencionada encíclica, algunas líneas que ponen de manifiesto lo extraordinario del amor de Dios, fuente permanente en la vida de la humanidad.
Nadie, ni tú ni yo, somos la esperanza: pero toda persona puede ser el eco de la esperanza, y éste puede ser el horizonte de las personas que se encuentran ante la proximidad de un ser humano al final de la vida. Estas páginas son un recurso para quien acompaña en medio del sufrimiento, tanto a los pacientes como a sus familiares, de modo que esa dimensión tan genuinamente humana que sólo se percibe con los ojos del corazón, la dimensión espiritual, ocupe el lugar debido en la atención integral. El final de la vida reclama, inevitablemente, la verdad del ser humano. Confrontados con la muerte, y en la medida en que vamos madurando nuestra comprensión del proceso de morir y promoviendo los cuidados paliativos, vamos aumentando nuestra percepción de la importancia de las necesidades espirituales. Estamos ante un proceso del despertar de la conciencia profesional ante esta dimensión genuinamente humana que reclama competencia en su manejo. El acompañamiento espiritual constituye un camino exigible para la humanización de los espacios donde los seres humanos morimos. Todos deseamos morir «a la medida del hombre». JOSÉ CARLOS BERMEJO es religioso camilo, doctor en teología pastoral sanitaria, «master» en bioética y counselling, director del Centro San Camilo (Centro Asistencial y Centro de Humanización de la Salud) en Tres Cantos (Madrid) y profesor en varias universidades de España, Italia, Portugal y Chile.
Para todo ser humano, el acto de comer constituye algo absolutamente esencial, no sólo por ser indispensable para la vida, sino porque desde el principio la alimentación estructura el psiquismo humano. La comida, en cuanto punto de unión entre la naturaleza y la cultura, es a la vez un reencuentro con el universo entero y un rito social altamente revelador de los grupos y las personas. El acto de comer guarda asimismo una relación intrínseca con la violencia, ya que consiste en una apropiación por medio de la destrucción. Es imposible vivir sin destruir vida. Pero siendo esto verdad, todo es cuestión de medida, de límite. Como ya aparece desde las primeras páginas de la Biblia, Dios da a toda criatura su alimento e invita a contener la violencia por respeto a la vida. El presente ensayo bíblico-espiritual plantea un diálogo serio y exigente desde los textos escriturísticos, donde la alimentación da pie a reflexionar sobre las cuestiones fundamentales en las que se juega la vida y la muerte.
Con su acostumbrada agudeza, Joan Chittister arroja luz sobre lo que debemos saber para «estar en el mundo sin ser del mundo». Rechaza las fórmulas fáciles y, a cambio, ofrece una sólida dirección espiritual que ha resistido la prueba del tiempo. Cada uno de los breves capítulos del libro ilumina una calidad espiritual que debemos cultivar. La iluminación empieza siempre con una aleccionadora cita de los místicos del desierto y luego se extiende en su aplicación práctica. Cualidades y prácticas incluyen conceptos como "conciencia", "belleza", "comunidad", "humildad", "amabilidad", "oración", "soledad", "comprensión", etc. Quienes busquen esa antigua sabiduría que mantiene su vigencia a través de los siglos, la encontrarán en La vida iluminada. Este libro, en el que se recogen los más puros valores monásticos, ayuda a experimentar la paz y el amor en medio de las presiones y los problemas de la vida. JOAN CHITTISTER, OSB, teórica de la comunicación y científica social, ex-presidenta de la Conferencia Norteamericana de Superioras Religiosas, es autora de numerosos libros y artículos sobre temas de espiritualidad, vida religiosa y compromiso por la paz y la justicia social. Ha escrito, entre otros libros de amplia difusión, El fuego en esta cenizas y, En busca de la fe, publicados en esta misma editorial.
El alma sensible a la belleza se rinde ante el esplendor del acontecimiento más sublime que jamás haya podido contemplar: la singular belleza de Cristo, como modelo de una vida verdaderamente bella. El arte ha encontrado en las creencias religiosas, junto con la creatividad artística, su fuente incesante de inspiración. La sacralidad se manifiesta en el culto de las diversas confesiones cristianas y, a nivel popular, el culto iconográfico une los sentimientos de los fieles en análogas emociones de piedad y devoción, impulsando la tan deseada unidad de los cristianos. Belleza y vida de fe recoge toda esta reflexión y entrelaza dos elementos claves: la cuestión clásica y decisiva de la vida de fe, con la cuestión novedosa y fascinante de la belleza.