El cristianismo comenzó a hablar de un Evangelio por excelencia: el de un Vivo y Viviente para Siempre: Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Resucitado. Desde Él, por la fuerza de su Espíritu, hace más de dos mil años, ser y vivir como cristianos es practicar el arte de vivir como resucitados. De todo ello trata la presente obra. La historia comienza en el monasterio benedictino de En Calcat (Francia) y, tras un mes de ejercicios en Roma, prosigue con una intensa y fecunda vida pastoral en Bogotá (Colombia), en lo que Mons. Raúl Berzosa califica como su segunda luna de miel ministerial. El Señor lo sorprendió con fuerza y, a su vez, no menor sorpresa fue la de los hermanos a quienes la Providencia fue colocando en su camino
Dios es y permanece siempre como Misterio Santo y se manifiesta al hombre como Presencia absoluta en la adoración, en acto permanente de DAR-SE-NOS. Semejante búsqueda del hombre por parte de Dios hace posible toda búsqueda de Dios por parte del hombre. Gracias a este DAR-SE-NOS del Misterio Santo, también nosotros vivimos en el dar-se-nos que permite acceder a la comunión con el otro y con el Otro.El libro va planeando de modo suave sobre lo esencial que hay en nosotros y, tú, querido lector, también puedes planear en tu ser esencial, que es ahí donde somos.Esta obra nos invita a profundizar en la comprensión de nuestra vida espiritual sin complejos ni añadidas y superficiales complicaciones. Como indican los autores, se trata de acoger el Absoluto que consiste en conocer desde el silencio y desde la primera a la última página nos muestran su interioridad personal a partir de experiencias que todos hemos tenido alguna vez. En definitiva, una obra repleta de sencillas y amigables sugerencias que nos ayudan a Dar-se-nos: al otro y sobre todo al Otro.
La barca varada es una invitación, en forma de parábola, a la búsqueda apasionada de Cristo. Una búsqueda incesante, a veces alegre, fatigosa en muchos casos, pero con la certeza de que el encuentro, tarde o temprano, llegará.
Quién era Dios para Francisco de Asís ha sido siempre una cuestión crucial, pues en la vida de un santo Dios ocupa el centro de su ser y actuar. A Francisco de Asís se atribuye la expresión ?Dios mío y mi todo? (en latín, ?Deus meus et omnia?), aunque no aparece literalmente en sus escritos. Esta expresión condensa admirablemente el sentido de absoluto que tenía Francisco de Asís. Y ¿quién es un cristiano de verdad? Aquel, para el que Dios es amor personal y total, como Francisco, como Pablo, como Jesús.
Nos resulta raro observar cómo personas que han vivido gustosamente durante bastante tiempo su matrimonio o su vocación religiosa, al aproximarse a los cuarenta años, abandonan sus compromisos. Este hecho, que más de una vez nos ha sorprendido, es el que se estudia en este libro, invitando al lector al autoanálisis. No se trata pues de una lectura de distracción o de información sino de una radical confrontación. El lector ha de poner su propia vida sobre las páginas y rellenar con sus circunstancias y experiencias las alusiones que se va encontrando.
Este es un libro que afronta temas serios sin perder el sentido del humor, ya que como dice el autor «la sal del humor da, hasta en las cosas fuertes, un sabor de humildad». Está dividido en cuatro partes, que a primera vista podrían parecer inconexas pero que están hiladas, precisamente, por ese diálogo entre lo dulce y lo amargo, entre lo serio y lo risible. La primera (la Iglesia de Cristo, siempre en camino) es el discurso de un hombre de Iglesia que se esfuerza en pensar la situación presente de la fe, lo que exige, lo que debería ser la contribución de los creyentes. La segunda, titulada con un si condicional, se encara a situaciones dolorosas, críticas, desesperadas para dar testimonio de una esperanza que puede sobrevivir o revivir hasta dentro del horror. La tercera evoca, mediante la parábola de un viaje, lo que puede ser hoy el camino a través del cual el ser humano se inicia en el Amor. La cuarta parte es una colección de chistes o aforismos que sirven para atrevernos a romper en pedazos lo «espiritualmente correcto» para invitarnos a descubrir lo realmente esencial.
Con un lenguaje sencillo y claro, el autor ofrece a los seglares de la Familia Salesiana, principalmente, unos contenidos que instruyen, sugieren y animan a llevar una vida espiritual intensa. El libro está estructurado alrededor de doce palabras o expresiones muy propias de la espiritualidad salesiana. A cada palabra clave siguen unas preguntas o indicaciones que facilitarán la reflexión del lector. Se añaden un breve vocabulario salesiano usual y una síntesis biográfica de los santos y beatos de la Familia Salesiana.
En Asedios al interior del Castillo el autor comparte con el lector una experiencia de vida íntima y profunda: ilusiones y anhelos, gozos y satisfacciones, pero también tensiones internas, oscuridades y desalientos, soledades fecundas. Nos ofrece Fernando Donaire un catálogo de señales escritas durante la última década en las que ha ido descubriendo, en el continuo proceso de volver a casa, la meta presente en el transcurso del camino de los años. La realidad es complicada, igual que las señales que van marcando el paso, pero son las que permiten reconocernos y vislumbrar hacia dónde nos dirigimos. Estos son los asedios, las señales, el tránsito que el autor ha ido recorriendo en su vida, en el largo recorrido de vuelta a casa después del invierno, y que constituyen una invitación a favorecer en nosotros una apertura a lo inesperado, a contemplar la vida desde la hondura del corazón
Los manuscritos autógrafos de santa Teresa son humildes papeles surcados por su pluma y su pensamiento, llegados hasta nosotros como postrema prolongación de su mano y su persona. Muchas de esas páginas autógrafas han terminado instaladas en los anaqueles de las bibliotecas públicas, otras en sus carmelos, o han pasado de mano en mano, cruzando, incluso, nuestras fronteras. En el presente ensayo se trata de otear esa enorme dispersión, enumerarla y catalogarla, contribuyendo a la fijación de su estatus presente y promoviendo la custodia y salvamento de esos fragilísimos papeles que durante siglos han transmitido sus ideales y emociones, sus altos pensamientos y experiencias.
Santa Tersa del niño Jesús (1873-1897) brilla en la galaxia de los santos con luz propia, difícil de superar. Patrona de las Misiones y Doctora de la Iglesia, su vida y sus escritos -sobre todo, su autobiografía, Historia de un Alma- constituyen un sendero rectilíneo que lleva directamente a la vivencia profunda y gozosa (aunque no exenta de cruz) de la fe. Poder leer cada día un pensamiento de Santa Teresita, es un privilegio del que gozarán los lectores de este pequeño gran libro.