La presente obra recoge las actas del IV Congreso Internacional Teresiano celebrado en la Universidad de la Mística (Ávila), cuyo objeto de estudio se ha centrado en la obra de las Moradas, en preparación del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús. Contiene un Proemio, a cargo de Mons. Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo (Las Moradas de Santa Teresa y el reto de la nueva evangelización), y seis partes con el siguiente contenido: - El texto, el ambiente y su lenguaje. - Influjos y antecedentes. - Temas fundamentales. - Doctrina y pensamiento. - Actualidad y diálogo. - Las Moradas y su aplicación a la vida.
Este es un libro hermoso que habla de la belleza o, mejor, de la Belleza. Lo primero que nombra es el jardín, y lo último, un niño con su madre, un niño que es príncipe de la paz, un niño distinto, nuevo. Es, pues, el libro del jardín y del niño: de la naturaleza espléndidamente creada por Dios y del hombre, ese niño que pregunta y al que le llueven y le fecundan las preguntas a tiempo y a destiempo, las lluvias tempranas y tardías que nombra la Biblia; ese niño que se amustia y no crece en hondura cuando hay sequía y ausencia de preguntas. Ese niño con su madre que cierra el libro se asoma en todas sus páginas como Hombre nuevo, Ecce Homo, como luz nueva de infinita belleza. Un libro que afecta a la vida, a la manera de vivir, y que está escrito por un ser humano de aquí mismo, amigo de los seres humanos y fascinado por la belleza humana, la belleza de la vida y el misterio del ser humano, esa belleza que clama al cielo de Dios, de donde esta belleza ha bajado.
El objetivo de estas páginas es propiciar ese acercamiento a Jesús desde la «lectura» de algunas de sus formas expresivas quizá no suficientemente exploradas, como es la contemplación de algunas de sus miradas, la acogida de algunas de sus preguntas, y la escucha de sus últimas palabras pronunciadas desde la cruz.
Las Bienaventuranzas son la gran «Carta Constitucional» del Cristianismo: hablan de un ya ahora feliz, que es crecimiento humano en plenitud, y de un todavía no, que será don de Dios. ¿Pueden constituir un horizonte y una dirección también para la misión educativa? El autor de este libro está convencido de que sí. A la luz de las Bienaventuranzas, educar se convierte en un trabajo con confianza, una siembra con serenidad, un crecimiento con optimismo. También para los que se declaran «no creyentes», las Bienaventuranzas pueden resultar humanizadoras: refuerzan la interioridad y promueven todo lo que es humano, tanto en el educador como en las generaciones para educar.
¿Crees? En varias ocasiones Jesús hace esta pregunta. Se lo pregunta al ciego de nacimiento: «¿Crees en el Hijo del hombre?»; a Marta, que llora por Lázaro, su hermano muerto, le dice: «Todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Y ante su vacilación delante del sepulcro a punto de abrirse, repite: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?».El uso del singular «tú» en estos casos es significativo; dice por sí solo que la fe es un acto personalísimo; solo se puede creer «en primera persona». Hasta la profesión de fe de la Iglesia, aunque se haga comunitariamente en la misa, comienza con el singular «creo en un solo Dios», no con el plural «creemos».
En el año 2004, con un título de Joaquín García Roca, iniciaba Cáritas 'Pensamiento en acción', colección que nacía en 'tiempos de complejidad', intentando 'mirar un poco más allá de lo que hacemos con el fin de encauzar la acción social en una perspectiva transformadora y que tenga en cuenta los múltiples aspectos culturales, sociales, económicos y políticos que la modelan, así como la dimensión mística que la sostiene'.Han pasado diez años y en tiempos nuevos de cambio y revisión en los que necesitamos instrumentos de pensamiento que nos orienten en la acción, rescatamos la colección teniendo presentes los títulos anteriores y aportando, como inicio de esta segunda etapa y número 7, el título de Vicente Altaba La dimensión social de la evangelización en 'Evangelii gaudium'.
Con bello estilo y afán de clarificar las cuestiones de modo sugestivo, los autores nos invitan a descubrir la importancia de la fecundidad en diversas vertientes: la potente palabra divina, la familia abierta al prodigio de la vida, la comunidad religiosa Al tiempo que describen sus temas, los autores ponen en vibración nuestra capacidad imaginativa y nos ayudan a descubrir la riqueza de nuestra existencia. Nos vemos llamados a ser fecundos en la vida diaria, por cuanto nuestro ser es fruto de una llamada generosa, y nos pide una respuesta de agradecimiento. Desde un principio, estamos encauzados por el fecundo esquema apelación-respuesta, que nos orienta hacia el acontecimiento de encuentro, por el que pasan las vías más fértiles de la fecundidad humana. Este libro nos depara una deliciosa lectura, que recuerda la parábola del sembrador. Los autores esparcen mil semillas, pero no a voleo, sino con buen orden, que es fuente de la más alta belleza (Alfonso López Quintás).
Si el hombre llegase a comprender la belleza y grandeza de su alma, seguramente se enamoraría de ella. Enamorado dedicaría un tiempo a descubrir que en ella está el Señor; y si encontrara a este Señor-Dios, se pondría en diálogo con Él, es decir, se pondría a orar. Santa Teresa de Jesús es testigo de esta hermosa y gozosa realidad. El autor nos regala en este catecismo (exposición breve, sencilla y sustancial) una lograda síntesis de cómo iniciar, seguir y culminar con la santa abulense la aventura de nuestro trato de amistad con quien sabemos nos ama, con el objetivo de que, en estos tiempos tan recios, abunden por nuestro mundo amigos fuertes de Dios.
La soledad habitada es una experiencia peculiar de la vida cristiana, plataforma normal del desarrollo y la consolidación de la vida teologal. Cuando Dios toma la iniciativa en la existencia de un creyente y su amor comienza a ocupar el corazón, da una conciencia nueva de sí a la persona, lo resitúa todo, lo purifica y transforma. Este libro de notas espirituales prolonga y ahonda aquel Ni santo ni mediocre (1992), que nació de la reflexión y la experiencia de la crisis de realismo. Y es previo a Relectura de san Juan de la Cruz (2002). Habla del predominio de la vida teologal, apoyándose en el maestro carmelitano. Describe lo que ocurre y se pregunta qué lleva Dios entre manos cuando nos introduce en esta soledad. Un paso decisivo en el camino del seguimiento de Jesús. La soledad está habitada porque es amor. Esta soledad habitada nace de la llamada al amor mayor y mejor, el amor teologal. Responde al deseo más íntimo del corazón del Padre: habitar entre los hijos de los hombres. El amor del Señor nos busca apasionadamente y logra, por fin, ser en nosotros y nosotros en Él. Los capítulos son breves, con géneros literarios variados, con la intención clara de suscitar reflexión y oración. El pensamiento sistemático está sugerido, pero subordinado a las conexiones del corazón y de la experiencia viva.
Hay un empeño de entregar al pueblo de Dios la Sabiduría de los Padres. Una oferta más allá de la cátedra, de la carpeta del estudioso, para que el caudal de sabiduría y oración llegue en torrente vigoroso a todas las bocas. Así quiere presentarla esta escritora clarisa, ya tan conocida, con este nuevo título: Orar con los padres de la Iglesia. Con delicadeza, la hermana pide la mano para conducirnos a veinte autores de garantía en la Historia de la Iglesia. El anuncio llega con trompeta de plata, con la suavidad de la amistad y de la verdad humilde. Porque todos hemos aprendido de la Boca del Sabio, el Hijo Amado, el Hermoso de ojos radiantes, el Luminoso. No hay que temer al tomar estos panecillos de espigas espigadas en todos los montes. Profundizando en la fe y oración con los Padres -y madres del espíritu- nos enriquecemos, aprendemos a vivir sabiendo dar razón de nuestro existir en la fe y fortaleza. Recibe el libro y descubre su tejido, el dibujo, la figura que lleva impresa por el bordado de unas manos de mujer. Ahora estamos también en el tiempo de las mujeres apostólicas, catequistas, transmisoras de la Palabra recibida en la comunión de la Iglesia que se abre a Oriente y Occidente. Victorino Terradillos ofm Mª Victoria Triviño es clarisa en el convento de Sta. Clara de Balaguer (Lleida). Es bien conocida y apreciada como teóloga de la Hermosura, por la profundidad y belleza de su prosa poética, de inspiración mística. Su pedagogía instruye de forma convincente y cordial.