Los orígenes y el desarrollo del Museo del Prado son inseparables de los debates sobre el destino del Estado liberal en España, de la evolución de las ideas museísticas en Europa y de la amalgama de experiencias que ofrecía el paseo del Prado. Sin asumir que sus visitantes hubieran llegado a estar de acuerdo alguna vez en cómo interpretar el museo, este libro aborda su historia como la de un debate público a muchas voces. Al igual que aquellos visitantes que cruzaban el umbral del museo y no siempre trazaban una línea clara entre lo que podían ver o hacer dentro y fuera del edificio, en el paseo del Prado y en sus alrededores, los participantes en este debate consideraban la visita al museo como un pasatiempo íntimamente conectado con otras actividades públicas y, por tanto, parte de un debate más amplio sobre ciudadanía y derecho al voto, el ascenso de Madrid a la condición de capital moderna y la creciente brecha entre campo y ciudad. Siguiendo el ritmo agotador de la modernización, el museo y el paseo del Prado coevolucionaron de formas que convirtieron el ocio en un fenómeno tan relevante como tantos otros estudiados por los historiadores de los museos: los cambios en las exposiciones y colecciones, la reforma del edificio y las definiciones cambiantes de la conciencia nacional española.
1. CIENTÍFICOS. Bonaparte, José F.: Dinosaurios en América del Sur. Riera I Tuebols, Santiago: El Ictíneo de Narcís Monturiol. 2. ENSAYÍSTICOS Y FILOSÓFICOS. Aranguren, José Luis L.: El problema universitario. Azaña, Manuel: Defensa de la autonomía de Cataluña. Bolívar, Simón: Manifiesto de Cartagena [1812]. Borges, Jorge Luis: El idioma de los argentinos. Castro, Américo: Sobre el nombre y el quién de los españoles. Deaño, Alfredo: Introducción a la lógica formal. Laín Entralgo, Pedro: A qué llamamos España. Menéndez Pidal, Ramón: Los españoles en literatura. Paz, Octavio: Poesía de soledad y poesía de comunión [Las peras al olmo]. Tierno Galván, Enrique: ¿Qué es ser agnóstico?. Trías, Eugenio: Drama e Identidad. 3. HISTÓRICOS. Alfonso X el Sabio: Crónica general de España. Casas, Fray Bartolomé de las: Brevísima relación de la destrucción de Indias: Domínguez Ortiz, Antonio: Luchas por el mantenimiento de la hegemonía [1598-1640]. 4. JURÍDICOS. I-23. III-28. III-29. 5. LITERARIOS. Alarcón, Pedro Antonio de: El sombrero de tres picos. Alas Clarín, Leopoldo: Congreso de librepensadores [Palique]. La Regenta. Alemán, Mateo: Guzmán de Alfarache. Alonso, Dámaso: Insomnio [Hijos de la ira]. Aresti, Gabriel: Hariztia/El robledal [Maldan bebera/Pendiente abajo]. Arniches, Carlos: Los ateos. Arrabal, Fernando: Pic-nic. Aute, Luis Eduardo: Al Alba. Azorín: Véase: Martínez Ruiz, José. Azuéla, Mariano: Los de abajo. Baroja, Pío: El árbol de la ciencia. La busca.Las inquietudes de Shanti Andía. Bécquer, Gustavo Adolfo: Rima III. Berceo, Gonzalo de: Milagros de Nuestra Señora. Borges, Jorge Luis: EL inmortal. Caballero, Fernán [Cecilia Bölh de Faber]: Elia. Cadalso, José: Cartas marruecas. Calderón de la Barca, Pedro: El alcalde de Zalamea. La vida es sueño. Carpentier, Alejo: La consagración de la primavera. Castro, Rosalía de: Follas novas/Hojas nuevas. Cela, Camilo José: La colmena. Cervantes, Miguel de: Don Quijote de la Mancha. Clarín: Véase Alas Clarín, Leopoldo. Cortázar, Julio: Conducta en los velorios. Lucas, sus hospitales [I]. Delibes, Miguel: El camino. El disputado voto del señor Cayo. Diego, Gerardo: El ciprés de Silos [Versos humanos]. Espriu, Salvador: La pell de brau/La piel de toro. Espronceda, José de: El estudiante de Salamanca. Fernández de Moratín, Leandro: La comedia nueva. El sí de las niñas. Galdós: Véase Pérez Galdós, Benito.García Lorca, Federico: Carta a Adolfo Salazar. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. García Márquez, Gabriel: Cien años de soledad. García Pavón, Francisco: El rapto de las sabinas. Garcilaso: Véase Vega, Garcilaso de la. Góngora, Luis de: Las soledades. Goytisolo, Juan: Fin de fiesta. Jardiel Poncela, Enrique: Eloísa está debajo de un almendro. Jiménez, Juan Ramón: Eternidades, CXXV. Jovellanos, Gaspar Melchor de: Oración sobre las necesidades de unir el estudio de la literatura al de las ciencias. Larra, Mariano José de: Don Timoteo o el literato. Lazarillo de Tormes. León, Fray Luis de: De los nombres de Cristo. Lope de Vega: Véase Vega, Lope de. Machado Antonio: A José María Palacio [Campos de Castilla]. Juan de Mairena. Orillas del Duero [Soledades]. Manrique, Jorge: Coplas a la muerte de su padre. Marsé, Juan: Últimas tardes con Teresa. Martín-Santos, Luis: Tiempo de silencio. Martínez de Toledo, Alfonso: Arcipreste de Talavera o Corbacho. Martínez Ruiz Azorín, José: La voluntad. Montero, Rosa: Te trataré como a una reina. Morales, Ambrosio de: Discurso sobre la lengua castellana. Moratín: Véase Fernández de Moratín, Leandro. Neruda, Pablo: Canto general. Onetti, Juan Carlos: La vida breve. Pardo Bazán, Emilia: EL fondo del Alma. Tío Torrones. La tribuna. Pedrolo, Manuel de: Les dinestres sobren de nit/Las ventanas se abren de noche. Pérez Galdós, Benito: Misericordia. Poema de Mío Cid. Quevedo, Francisco de: A un hombre de gran nariz . Vida del Buscón. Rivas, duque de: Véase Saavedra, Ángel de. Rodríguez, Silvio: Te doy una canción. Rodríguez Castelao, Alfonso: Un ollo de vidro. Memorias dun esquelete/Un ojo de cristal. Memorias de un esqueleto. Rodríguez Méndez, José María: Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga. Rojas, Fernando de: La Celestina. Romance de Álora, la bien cercada. Romance de Gerinel y la infanta. Romance de Gerineldo y la infanta. Romance de la penitencia del rey Rodrigo. Ruiz, Juan (arcipreste de Hita): Libro de buen amor. Saavedra, Ángel de (duque de Rivas): Don Álvaro o la fuerza del sino. Salinas, Pedro: La voz a ti debida. Sánchez Ferlosio, Rafael: El Jarama. Unamuno, Miguel de: El hermano Juan. San Manuel Bueno, mártir. Valdés, Juan de: Diálogo de la lengua. Valiente, José Ángel: Tierra de nadie [La memoria y los signos]. Valera, Juan: Pepita Jiménez. Valle-Inclán, Ramón del: Luces de bohemia. Sonata de otoño. Vallejo, César: Carta a su hermano Manuel. Vega, Garcilaso de la: Soneto XIII. Soneto XXIII. Vega Lope de: Ala muerte de Carlos Félix. El caballero de Olmedo. Fuente Ovejuna. 6. PERIODÍSTICOS. a) Artículos de opinión. Savater, Fernando: La incurable adición a la droga. Vicent, Manuel: Gas letal. b) Noticias. III-30. c) Crónicas. Cebrián, Ángel: Campuzano coleccionó orejas. Gómez, Pedro Luis: El Athlétic impuso su estilo en Málaga. d) Entrevista. García, Ángeles: Reivindicar la epístola, reconstruir el tiempo. 7. PUBLICITARIOS. I-26/29. II-35. 8. TIRAS CÓMICAS. Quino: Mafalda. Romeu: Historias de Miguelito.
Una completísima biografía del poeta, narrador y ensayista mexicano por excelencia. Esta vida y obra de Octavio Paz (1914-1998) cuenta, una vez recorrida la enorme biblioteca sobre el gran poeta mexicano, la confluencia de un protagonista y de un testigo. Tras su infancia en Mixcoac como un niño destinado por su linaje a vivir la historia, hijo, a la vez, de la Revolución mexicana y de la Revolución rusa, el joven poeta Paz viaja a la España antifascista en 1937, en compañía de su primera esposa, la futura novelista Elena Garro. Y desde que toma el ferrocarril en París rumbo a la Guerra civil, su mundo será el de Neruda, Alberti, Malraux y el de los poetas surrealistas puestos al servicio de una revolución cuya aura sangrienta el mexicano atisbará en aquellos días. Con el escritor comprometido vive ya su antagonista: otro Paz, el discípulo de poetas críticos como Cuesta y Villarrutia, a quien la vida en San Francisco, Nueva York y París, durante y después de la Segunda Guerra Mundial, lo encaminará al amparo de Bretón, Reyes y Camus, a escribir Libertad bajo palabra, El laberinto de la soledad -obra colocada por Domínguez Michael en el centro de este libro-, El arco y la lira y La estación violenta. A los cincuenta años, Paz ya es una figura decisiva en la poesía internacional y su experiencia estética en Oriente (el amor por Marie José, los riesgos vanguardistas tomados en la escritura de Blanco) lo convierte, ya antes de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1990, en un clásico moderno. Obsesionado con México, Paz renuncia al cargo de embajador en la India como protesta por la matanza del 2 de octubre, en Tlatelolco y regresa a su país en 1971 donde, desde las revistas Plural y Vuelta, se convierte -hasta su muerte- en el jefe espiritual de una cultura que a la vez lo admira y lo rechaza, en disidente del totalitarismo comunista y crítico del régimen autoritario en México. Entre la moral de las convicciones y la moral de la responsabilidad, intelectual liberal que no renuncia a sus visiones libertarias y socialistas, Paz será también una figura esencial en la transición democrática de su país, siempre en controversia lo mismo con los presidentes mexicanos que con la izquierda latinoamericana, voz insustituible entre el movimiento estudiantil de 1968 y la revuelta neozapatista de 1994. Esta biografía habla también de la turbulenta vida familiar del poeta, pero sobre todo del autor de un caudal de obras geniales, en prosa y en verso, a lo largo de sus espléndidas últimas décadas, que como Vuelta, Pasado en claro, El ogro filántropo, Son Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, Árbol adentro, Vislumbres de la India, lo convirtieron, hechas las cuentas en su centenario de 2014, en uno de los grandes poetas críticos del siglo XX. El escritor Christopher Domínguez Michael estuvo con Paz en Vuelta durante diez años y Octavio Paz en su siglo, además de ser biografía e historia literaria, es un acto de devoción.
En la época de las Cruzadas, cuando la confrontación entre elcristianismo y el Islam adquiere su mayor virulencia, nace en España unahermandad de caballeros para combatir en Tierra Santa al lado de lostemplarios y hospitalarios: la orden de Monte Gaudio. Esta es sufascinante, ignorada y dramática historia.
La vida del general de la Armada española, don Blas de Lezo y Olavarrieta, tiene todos los ingredientes de una novela de aventuras: un protagonista de recio carácter que no se doblega ante la adversidad y que como prueba de su valor fue dejando en la mar pedazos de su cuerpo; batallas navales contra piratas en la mar del Sur; y con envidias y maniobras palaciegas en la corte de un rey loco. Un marino que combatió en el Mediterráneo, el Atlántico, el Pacífi co y el Caribe hasta convertirse en el decisivo defensor de Cartagena de Indias ante el ataque de una descomunal fuerza inglesa que pretendía controlar las rutas comerciales de las colonias españolas. Esta biografía de Blas de Lezo, basada en una amplia investigación en archivos de varios países y cuya anterior versión fue en su día distinguida con una mención de honor por la Armada española, relata uno de los episodios más destacados de la centenaria rivalidad entre España e Inglaterra por el dominio de los mares.
«Que la obra de Eugenio Montale, uno de los mayores poetas contemporáneos, haya sido muy poco difundida en español, es uno de esos hechos inexplicables que tan a menudo sirven para denunciar el dudoso mercado de prestigios que oscurece el mundo de la literatura.» Así comenzaba el prólogo de Horacio Armani a la antología de Montale que el poeta y traductor argentino publicó en Buenos Aires en 1971. Desgraciadamente, hasta hace muy poco esas palabras mantenían toda su vigencia: la mayor parte de la obra del poeta italiano continuaba sin ser traducida al castellano. Ni siquiera el centenario de su nacimiento, en 1996, sirvió para remediar esa situación. De hecho, hasta hace escasamente un año no estaba al alcance del público español ninguno de los libros de Montale, ni siquiera la citada antología de Armani, ni tampoco las versiones del mismo traductor, publicadas pocos años después, de sus dos primeros libros: Ossi di seppia y Le Occasioni; ediciones todas que desaparecieron hace lustros de nuestras librerías. Afortunadamente, en pocos meses la situación ha variado radicalmente. En mayo de 1999 se publicó en Barcelona el Diario póstumo último libro del poeta, editado por primera vez en Italia en 1996, coincidiendo con el centenario de Montale, y muy poco después, la revista Poesía y Poética de México publicó en su colección de poesía Cuaderno de cuatro años, excelente edición que apenas ha tenido difusión en España. La publicación ahora de una nueva versión de Huesos de sepia en Igitur y el anuncio de la próxima aparición de Satura en la editorial Icaria, dibujan un panorama no sólo diferente sino francamente alentador. Ossi di seppia se publicó en Turín en 1925. Los poemas que lo componen fueron, pues, escritos cuando Montale era aún muy joven. Sorprende, en cambio, la madurez y el «milagro» de esta poesía. Uno tiene la sensación al leer este libro de tener el enorme privilegio de asistir al nacimiento de una voz poética personalísima, de entrar en un universo poético que impone su verdad y su presencia por vez primera con la misma naturalidad que la árida y pedregosa naturaleza de la costa ligur que le sirve de marco. Desde los primeros versos, sentimos que la palabra poética que aquí nace es necesaria en su pura materialidad; oscura y sin embargo tan cierta, luminosa y sin embargo tan oculta. Como señala Alfredo Gargiulo, en el prólogo a la edición de 1928 que con excelente criterio se reproduce en la edición que aquí comentamos, «en Montale no hay ni rastro de residuo literario: el residuo es todo documento, vida». Más que nunca, por tanto, la palabra poética, al ser vida, es aquí un todo, un todo verbal del que no se puede separar el concepto. Creo, por eso, que el traductor de la edición que comentamos se equivoca en esto cuando en el epílogo afirma que «para el traductor el hecho de trabajar con un material limpio de residuos literarios es una clara invitación a la fidelidad conceptual». Es obvio que el traductor ha de ser fiel al concepto en su traducción, pero no lo es menos que igualmente lo ha de ser a sus características fónicas, rítmicas y prosódicas. De hecho el misterio de esta poesía es sobre todo musical. El propio Montale era plenamente consciente de ello, y lo dijo de forma rotunda: «Ignoro que méritos tenga mi poesía, quizá muy pocos, pero creo que son específicamente musicales». Sigo pensando, además, que aunque el texto de Gargiulo sea magnífico y haya servido para que muchos después de él repitan sus inteligentes observaciones, el que mejor ha reflexionado sobre esta poesía es el propio poeta, y, al hacerlo ha insistido sobre todo en que su secreto se le impuso, casi involuntariamente, no desde la idea sino desde la música: «No; cuando escribía mi primer libro (un libro que se escribió solo) no me atuve a tales ideas [...]. Obedecí a una necesidad de expresión musical. Quería que mi palabra fuera más adherente que la de otros poetas que había conocido. ¿Más adherente a qué? Me parecía vivir bajo una campana de vidrio, y sin embargo me sentía vecino a algo esencial. Un velo sutil, un hilo apenas me separaba del quid definitivo»
José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967), es un ejemplo palmario de esos escritores españoles más citados y afirmados como creadores de la imagen moderna de España, que leídos, hecho en el que tal vez haya influido su evolución ideológica desde el anarquismo intelectual a posiciones claramente conservadoras. Sin embargo, se trata de un autor situado más en la tradición intelectual francesa que en el casticismo ibérico. Buen ejemplo de ello es " Los pueblos " (1905), que, lejos de pretender retratar la España rural, busca ser un libro sobre la trascendencia temporal de los pequeños objetos y hechos cotidianos. Como contrapunto habitual desde la segunda edición, se incluye al final el conjunto de artículos " La Andalucía trágica " , que narra con fuerza revolucionaria los efectos del hambre en la provincias de Cádiz y Sevilla debida a la gran sequía de 1905, aunque denunciada como endémica.
Sobre las tierras del tío Barret, que se atrevió a romper las cadenas y a cortar la cabeza del amo, don Salvador, con la consiguiente ruina de su familia, pesa una maldición. Convertidas en símbolo de la lucha contra los terratenientes, nadie debe cultivarlas. La hostilidad se desata contra un forastero, Batiste Borrull, quien, con el sueño de sacar a su familia adelante, decide arrendarlas, desatando así una tempestad de odio y resentimiento que culmina trágicamente. En la mejor tradición de la novela naturalista, Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928) se demora en " La barraca " (1898) en el análisis de la psicología colectiva y achaca la crueldad de los personajes a los bajos instintos y a la brutalidad del medio en que viven. En estas circunstancias adversas, la lucha del maestro, don Joaquín, para educar a sus alumnos, resulta infructuosa.
Escritas ambas en verso, la primera se desarrolla en una corte provenzal, Imberal, en la que un trovador y un Infante de Castilla se disputan el amor de su bella Princesa. Su subtítulo, Escenas rimadas de una manera extravagante, refleja su carácter de entretenimiento. En ella se unen, con una plasticidad típicamente modernista, la tradición y la novedad de lo mejor y más eterno de la literatura española: perfume antiguo del romancero, canción de gesta y corte de amor. Voces de gesta, Tragedia pastoril, de mayor alcance que la anterior, más personal y con mayor carga ideológica, es un canto apasionado y vehemente a la tradición, pero un canto elegíaco, porque en ella se mitifica una derrota y la idea de una España imposible de mantener. La acción, violenta y agridulce, parece recorrida por un viento misterioso, de amor y terror.
El estreno en Madrid de " La conjuración de Venecia " (1810) fue decisivo para la introducción y el triunfo del Romanticismo en España. El éxito de crítica y público obtenido por esta obra en su momento abrió el camino a la serie de representaciones de los grandes dramas históricos españoles.
Luis Vélez de Guevara, comediógrafo de fama, hizo con esta novela de costumbres, casi novela picaresca, la síntesis cultural y literaria de la época barroca. En ella fundió todo su saber de madurez: desde Luciano y Apuleyo hasta Fray Luis, el " Crótalon " , toda la literatura viva de su momento (Cervantes y Quevedo) y claros elementos folklóricos. Todo ello enlazado por la anécdota del diablo como guía, y sostenido con un lenguaje plegado sobre sí mismo con extraordinario ingenio.
Edición ilustrada de Lazarillo Z, una relectura única de la vida y obra de Lázaro González Pérez de Tormes contada por él mismo.Por fin ve la luz lo que jamás te enseñaron en la escuela, la verdadera historia de Lázaro de Tormes, contada por él mismo:De cómo ciertas criaturas se empeñaban en no descansar en paz.De cómo Lázaro se unió a un escuadrón de asalto paranormal.De cómo sobrevivió en un país con mucho hideputa suelto (de ultratumba y de más acá).De cómo, en resumidas cuentas, Lázaro de Tormes se convirtió en uno de los mayores cazadores de zombis del Imperio, y de los problemas que esto le trajo con la Corte y la Santa Inquisición.Reseña:«Plus ultra.»Carlos I de España y V de Alemania
El descubrimiento de otro continente generó en España gran número de poemas en el Siglo de Oro. Ercilla se inspiró en la conquista de Chile, de la cual fue testigo, para componer " La Araucana " . Nace como obra histórica, pero su poetización funde la épica renacentista y los principios de la grecolatina.
El rey Carlos, nuestro emperador magno, ha estado en España siete años enteros: conquistó hasta la mar la alterosa tierra . Con estas palabras principia el bello relato de la gesta de Carlomagno, Roldán, Oliveros y los valientes que murieron en la batal