La Destrucción de Las Indias es un breviario escrito dos veces entre tiempos distantes, a mediados del siglo XVI y en las postrimerías del XX. Originales gemelos testifican hechos distintos: la reincidencia del genocidio contra indígenas en América. El objeto de este libro, Genocidio y Justicia, no es la repetición imposible del hecho, sino la deserción persistente del derecho. ¿Cómo puede multiplicarse tamaño delito a lo largo del tiempo cual si fuera un fenómeno natual no susceptible ni ayer ni hoy, de convicción judicial y reparación humana? Entre pasado y presente, una gran diferencia se da: la primera Destrucción de Las Indias defrauda Justicia y además roba voz; la segunda comienza por no incurrir ni en el despojo de la palabra ni en la sustracción del derecho de las víctimas. Con esta base, aquí se acomete una reflexión qu alcanza a la actualidad desde la historia.
Más allá de que algunas fechas no cuadren con exactitud en la vida del maestro, podemos estar seguros de que no se trata de un sueño. Juan Latino vivió en la Granada del Renacimiento y fue el primer afro-europeo que escribió obras de creación literaria en latín erudito. Si a ello le añadimos que nación esclavo y que se convirtió en catedrático de la Universidad de Granada, nos hallamos ante una personalidad verdaderamente excepcional. Pero, además Juan Latino vivió en una de las épocas más interesantes de la historia de España, a caballo entre los reinados de Carlos V y Felipe II, y su nombre está ligado al Gran Capitán, al ducado de Sessa, a don Juan de Austria, a Cervantes o a Lope de Vega. ¿Qué más se puede pedir?
Las huellas sociales y culturales de la esclavitud perduran en las tierras donde tuvo lugar. Desde luego, no hay una continuidad histórica estricta entre la esclavitud y las injusticias actuales pero seguramente quedan ecos, unas constantes. Esta doble preocupación por olvidar el pasado servil y recurrir a él para explicar el presente puede parecer contradictorio para un observador que no tiene ningún conocimiento de estas sociedades, no son estáticas: allí viven descendientes de esclavos que, como ciudadanos exigen que la herencia de la esclavitud sea examinada por sus conciudadanos. No quieren ser esclavos de la esclavitud impuesta a sus antepasados y están convencidos de que sin una revisión y sin una selección de la herencia, este pasado seguirá siendo un lastre, un arresto domiciliario.
Casa-grande y senzala es el más grande de los libros brasileños y el más brasileño de los ensayos que podamos escribir [...] Creo que podríamos pasar sin cualquiera de nuestros ensayos y novelas, incluso de los que fuesen lo mejor que se ha escrito en Brasil, pero no pasaríamos sin Casa-grande y senzala sin dejar de ser nosotros. Gilberto Freyre, en cierta forma, estableció ?o por lo menos reflejó? el Brasil en términos culturales, como Cervantes en España, Camões en Portugal, Tolstoi en Rusia, Sartre en Francia. Es cierto que hubo en nuestro caso, como en otros, algunos gestos más, unos antes ?ayer, el Aleijadinho, entre otros?, otros, después ?hoy, Brasilia, de Oscar?, pero sin duda entre ellos está el de Gilberto. [...] Casa-grande y senzala es un gran logro de la cultura brasileña, como se ha visto desde los primeros días. [Darcy Ribeiro (1977)] En un Brasil urbano e industrializado, que vive una situación social en la que las masas están presentes y reivindican su ciudadanía, ansiosas de mejores condiciones de vida, se continuará leyendo a Gilberto Freyre. Se aprenderá con él algo de lo que fuimos o de lo que somos todavía en parte [...] De alguna forma, Gilberto Freyre nos permite hacer las paces con lo que somos. Revalorizó la negritud. Llamó la atención sobre la región. Reinterpretó la raza por la cultura y hasta por el medio físico. Mostró, con más fuerza que nadie, que ese mestizaje, el hibridismo, e incluso la plasticidad cultural de la convivencia entre opuestos (sin contar la mistificación), no son solamente una característica, sino una ventaja de Brasil. [Fernando Henrique Cardoso (2003)]
L?antropòleg Gustau Nerín ha aconseguit posar al descobert l?activitat dels negrers espanyols a la costa africana durant el segle XIX. Entre els negrers, hi havia homes de Cadis, de Màlaga i de Santander, però també de l?Escala, de Sant Feliu de Guíxols, de Vilanova i, sobretot, de Maó. La majoria procedien de riques famílies de mercaders o de capitans de vaixell, però també n?hi havia que eren mariners abandonats pels seus patrons a la costa africana, o fins i tot algun que compaginava el tràfic d?esclaus amb la pirateria. Aquests factors negrers compraven els esclaus a baix preu a la costa africana i els guardaven empresonats en barracots abans d?embarcar-los cap a les plantacions de Cuba, Puerto Rico, Brasil, l?illa de la Reunió, etcètera. Molts esclavistes van morir a la costa africana: de malària, de disenteria, en enfrontaments armats o, fins i tot, enverinats; uns pocs van quedar-se a l?Àfrica, i d?altres van retornar. Nerín deixa constància d?alguns negrers que van gaudir d?un gran reconeixement social al nostre país. Traficants d?ànimes documenta una realitat incòmoda i punyent sense la qual no s?entén ni la història d?Àfrica ni la nostre.
El primer barco cargado de esclavos parte de África hacia Cuba. Despojados de libertad, familia y su tierra natal, hombres, mujeres y niños sufren la terrible travesía del océano desconocido. Sin embargo, no están solos en su desdicha. Madre Sirena, la diosa yoruba de los peces y las aguas salobres, toma la forma de una sirena de piel añil y surca las olas para acompañar al barco del dolor y la muerte. Madre Sirena no trata solo de la mera supervivencia de los africanos arrancados de su hogar, sino también de la transmisión oral de su cultura y su relación con las tradiciones religiosas. Como afirma la autora, al final las palabras son más poderosas que la vida y la muerte.
Los mejores libros jamás escritos. «Solo puedo hablar de la esclavitud en la medida en que la he observado yo mismo, en que la he conocido y experimentado en mi propia persona.» El mejor testimonio sobre la época más sombría de la historia estadounidense son las desgarradoras memorias de Solomon Northup, un afroamericano nacido como hombre libre en Nueva York. Las escribió después de haber pasado doce años esclavizado en varias plantaciones de Luisiana. Corría el año 1841 cuando fue engañado, secuestrado y vendido. Desapareció sin dejar rastro. Su testimonio viene introducido en esta edición por el revelador estudio de la docente e investigadora Marta Puxan-Oliva. Así, Doce años de esclavitud ha perdurado como una crónica sobre el mal y el lado oscuro del ser humano, pero nos lega también un bello tratado acerca de la amistad y de la superación. Steve McQueen dijo...«Un libro tan importante como el Diario de Ana Frank, pero publicado casi cien años antes.»
No importa lo humilde de nuestros inicios, se puede tener éxito. Para su país esta es la idea que personifica Abraham Lincoln, además de ser el primer presidente de los Estados Unidos que, tras su asesinato, alcanzó la categoría de mártir de la patria. Sigue siendo la imagen del sueño americano en su máxima expresión: desde la pobreza al máximo exponente del poder. Su legado se mantiene muy bien debido, en gran parte, a su dominio del arte de la retórica. No hay ningún otro presidente estadounidense que sea tan citado y vigente como Lincoln, cuyas palabras y discursos pueden emplearse en la actualidad sin que suenen a rancio y se sientan anticuados. No puede olvidarse tampoco que la Guerra Civil dejó muy marcada a generaciones de estadounidenses y fue Lincoln quien salvó a la Unión. Lideró a su nación en la guerra con firmeza y resolución y, al término de la misma, decidió impulsar una política de reconciliación nacional. Eso, y sentar las bases para la emancipación de los esclavos en una país como los Estados Unidos, en los que las diferencias raciales se mantuvieron hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, significa, sin lugar a dudas, que su nombre se mantendrá como uno de los símbolos mundiales de la democracia y la libertad.
Presentamos al lector uno de los primeros libros, si no el primero, en que se intenta aunar todo lo relativo a los esclavos en la monarquía hispánica en toda su amplitud: desde los argumentos teóricos que se esgrimieron para aprobarla o condenarla, hasta la vida cotidiana y, lo que es más importante y casi inédito, la forma de pensar de los propios esclavos: cómo veían éstos no sólo su propia condición de esclavos, sino su propia vida en general.
Sevilla fue descrita por Cervantes como un tablero de ajedrez, ya que durante los siglos XVI y XVII fue uno de los centros esclavistas más importantes de España. Esta monografía contiene un análisis cultural de la esclavitud en la sociedad hispalense a través de los códigos visuales que los artistas diseñaron para su representación, que iban, desde unas posturas de paternalismo, hasta otras negativas que identificaba a los esclavos como violentos y asesinos.
La potencia naval que durante siglos fue España ha devenido con el tiempo en un país de playa para turistas, que más allá de las insoslayables epopeyas históricas como el Descubrimiento de las Indias o el viaje de Elcano ignora las innumerables travesías de sus navegantes por todos los océanos del mundo. Peor suerte aún le ha tocado a las singladuras irregulares de corsarios, piratas o tratantes de negros: la corona española prohibió el corso, la piratería sólo podían practicarla los enemigos luteranos, el esclavismo oceánico siempre fue una actividad ajena a las prácticas cristianas. Sin embargo, lo cierto es que el último gran negrero, el Rothschild de la trata, era de Málaga y se llamaba Pedro Blanco; y el último pirata del Atlántico respondía al nombre de Benito Soto y nació en Pontevedra. Mucho antes, en los años de la andante caballería, Pero Niño había sido un caballero navegante que saqueó naves y costas de Túnez a Inglaterra. Y hasta Quevedo cantó al duque de Osuna, el mayor armador corsario del Mediterráneo oriental, cuya flota los golfos y los puertos de Levante / con sangre calentó, creció con llanto. De ellos y varios más trata Mar brava, convertido en libro de culto para quienes sienten la fascinación de las aguas abiertas desde su primera publicación en 1999. Y lo hace con el rigor de una extensa documentación y la amenidad de una narración intensa, sin otra pretensión que rescatar del naufragio playero de la memoria hispana el recuerdo de quienes -héroes o villanos, o mejor, héroes y villanos- por su cuenta y a su riesgo se lanzaron a la aventura en la mar, que siempre fue el escenario más propicio para todas las aventuras. El autor, Gerardo González de Vega, periodista y escritor, ha publicado también en esta misma colección Las riendas de la fortuna. Antología de historias portuguesas de aventuras ultramarinas.