En tiempos de las redes sociales la conversación es un arte en decadencia. Se trata de una pérdida significativa. Para Borges, la cultura se originó gracias a «unos cuantos griegos conversadores». Quien dialoga se sirve de la inteligencia en forma libre y gratuita; aplaza las certezas, las opiniones definitivas, la voluntad de tener razón, y descubre con asombro ideas propias. A contrapelo de la celeridad contemporánea, Stavans y Villoro se han servido de internet para dialogar dilatadamente, como lo hubieran hecho en un café, explorando su pasión común por la literatura y las circunstancias en que ocurre. El ojo en la nuca es una conversación en tono suelto, atrevido, que incluye las hipótesis, las confesiones, los desahogos, las bromas, las anécdotas y las interpretaciones que no siempre llegan a la versión definitiva de los textos pero los sustentan en secreto. En este singular y fascinante intercambio de perspectivas, el ojo sólo podía estar en la nuca.
La brújula de Poesía con Norte, en 2013, apuntó en la misma dirección que en 2012: a un norte que no pretende ser un punto fijo, concreto y limitado, sino un ancho horizonte con muy diferentes propuestas de viaje. En la Fundación Marcelino Botín, de Santander, se realizaron seis lecturas que de alguna manera venían vertebradas por un título consensuado con los autores. Como novedad, quisimos añadir al ciclo la sección Maestros y promesas, que consistía en la lectura, por un lado, de un poeta de una veteranía incustionable y, por otro, la de un poeta joven de muy poca obra publicada, pero que parece prometer ya un largo e intenso recorrido. Como maestro tuvimos la suerte de contar con Francisco Brines, que será el único en este libro que rompa la pauta de la reflexión de corte más ensayístico, para expresarse a través de una entrevista. Lorenzo Oliván Autores que intervienen: Luis Antonio de Villena, Ada Salas, Ana Rodríguez de la Robla, Carlos Marzal, Josep Maria Rodríguez, Carlos Alcorta, Manuel Vilas, Vicente Valero, Fernando Abascal, Francisco Brines y Marta San Miguel.
No hay ningún libro como éste. En primer lugar, ya irán viendo línea a línea por qué, pero, en segundo lugar, porque aquí se tratan asuntos sobre los que no se tiene una «visión distinta». Una «visión distinta» requiere en la óptica una separación de unos veinticinco centímetros. Con una distancia menor, las cosas no se ven bien y se emborronan a tal punto que no se las distingue cabalmente. Como consecuencia, es probable que uno pase por ellas sin darse cuenta y al perder porte pierdan también su importancia. Porque ¿qué estimación damos al jabón, al peine, al pan tostado, a las sábanas, los calcetines, el papel higiénico, la bombilla, el pijama o el orín de todos los días? Serán significantes pero ¿pueden considerarse significativos? El domicilio, nuestro hogar, es una cámara de compresión donde se disfruta o se sufre con tal intensidad que hasta las paredes se resienten con nuestras emociones, olores y maldiciones. Sin casa donde acantonarse se vive como en las afueras de uno mismo y, aun sin perder el embalaje del cuerpo, faltará la guarida que hace las veces de un segundo envoltorio orgánico. ¿Cómo no referirse pues a este recinto que de un lado acoge nuestra identidad y de otro la plantifica sobre los muebles o las cortinas, los lloros, los ronquidos o las pestilencias? ¿Cómo no tratar esa insidiosa diferencia que necesitamos atribuirnos respecto a nuestros vecinos iguales y apostados en el mismo rellano? Enseres domésticos evoca la vida del hogar poblada de en/seres (sujetos y objetos) que cohabitan en un continuo intercambio de influencias supuestamente menudas. De hecho, examinado el hogar someramente, no parecería que nos juguemos la vida en los componentes que por allí desfilan, tan comunes o habituales como una cama, un teléfono o un espejo, pero cualquiera sabe lo trascendente que acaba siendo todo aquello que se repite mucho. El domicilio acoge, día tras día, la médula de nuestra privacidad, el mundo que más nos duele o donde mejor se nos consuela. La casa es en apariencia una simple albañilería, pero al cabo actúa como un caparazón indespegable de la respiración. Si éste es un libro distinto (por su temática y su escritura singular) es también, a la vez, el más entrañado a lo común. En resumen, un logro asombroso. La mejor muestra, quizá, del talento, también muy distinto y distintivo, del autor.
En una época de aplanamiento de las categorías, de fácil acceso a una supuesta biblioteca universal digitalizada (en verdad, fragmentaria y caótica), el editor tiende a ser visto como un intermediario innecesario entre el escritor y el lector. Este breve volumen de Roberto Calasso viene a rebatir punto por punto ese y otros graves errores de los adalides de la inmediatez, la velocidad y el rendimiento monetario como categorías absolutas. Apoyado en su excepcional situación, en el cruce entre el gran editor dirige desde hace muchos años un sello italiano tan prestigioso como Adelphi, una referencia internacional y el escritor de enorme cultura y agudeza crítica por mencionar sólo sus últimos trabajos, ha escrito libros ya clásicos sobre Kafka, Baudelaire, Tiepolo y sobre la mitología hindú (todos ellos publicados por Anagrama), Calasso adopta una posición lúcida y comprometida, argumentada y avalada por su propia trayectoria. Al glosar la figura de los grandes editores europeos y estadounidenses del siglo XX, Calasso muestra la importancia decisiva que sellos como Gallimard, Einaudi, Suhrkamp o Farrar, Straus & Giroux han tenido en la formación de un criterio y un público lector, en el ordenamiento y la separación del grano de la paja en lo que a literatura se refiere. Calasso argumenta su idea de «la edición como género literario»: un editor de la estirpe a la que él pertenece es un buscador de «libros únicos», es alguien que escribe, con los libros que publica, el mejor libro de todos: su catálogo, que es a la vez su autobiografía. Por eso, frente a la idea de quienes quieren manejar la edición como una industria cualquiera, este libro muestra, a la vez con finura y contundencia, la importancia del editor que defiende y cultiva su marca. Sin la cual todo se achata en una única categoría: la del entretenimiento fácil y el rápido olvido. No es un atractivo menor el recorrido que hace Calasso por su propia memoria, por las grandes personalidades con las que trató, no sólo del ámbito editorial, sino también, claro, del literario; en ese aspecto, es insuperable el retrato que traza aquí, por ejemplo, de Thomas Bernhard. La marca del editor puede leerse como una continuación de Cien cartas a un desconocido, el libro con el que, a través de los textos de las contracubiertas escritas para los libros de Adelphi, Calasso inauguraba sus memorias como editor. La marca del editor completa el trazado de una trayectoria excepcional, el de una estirpe que ha formado nuestra sensibilidad y nuestra cultura, y que ahora más que nunca necesita nuestro reconocimiento.
Pauvre Belgique se publicó por primera vez en París en 1952. Esta es la primera edición íntegra del manuscrito en España, que además incluye poemas nunca antes traducidos al castellano. El original se encuentra en la Biblioteca Spoelberch de Lovenjoul, en Chantilly. Está formado por treinta y tres capítulos, con distintos tipos de folios, ordenados en carpetas en las que se puede leer un índice. Charles Baudelaire mantuvo en sus dos últimos años de vida la esperanza de publicar una obra satírica sobre el carácter y las costumbres belgas de la segunda mitad del siglo XIX, un trabajo que la muerte le impidió acabar. No se trataba sólo de una sátira de valones y amencos, iba a ser, como dejó escrito en sus notas, un espejo deformador de los propios vicios de la sociedad francesa. El príncipe de los poetas aseguró al editor Michel Lévy que Pauvre Belgique era el más ambicioso de sus proyectos, un libro diferente a todo en el que pretendía mostrar lo que hubiera sido Francia de haber permanecido en manos de la burguesía.
A partir de 1935, Albert Camus (1913-1960) llevó un irregular diario de trabajo en el que tenían cabida apuntes de muy diversa índole: proyectos de novelas y piezas teatrales, reflexiones filosóficas y morales, notas de viajes y de lectura, descripciones de paisajes, citas literarias, conversaciones escuchadas en la calle, esbozos de diálogos dramáticos, esquemas argumentales, etc. El contenido de estos " Carnets " muestra la génesis de buena parte de la obra del Premio Nobel de Literatura de 1957 -a través de fragmentos y desarrollos parciales- y su estilo de trabajo, ilustra el clima intelectual, moral y político de la época y permite vislumbrar las claves más personales de su labor creadora.
Este libro es el resultado de seleccionar algunas colaboraciones en distintos medios, articuladas en torno a cuatro temas centrales: el oficio de editor, la propiedad intelectual, los libros de texto y la edición universitaria. En todos ellos se percibe una línea de convergencia con los asuntos de peso en la agitada historia reciente, profusa en cambios, en nuestros ámbitos universitario, educativo, cultural o político. Este volumen es una invitación a participar, a opinar, ¡a gritar! Y nada escandaliza más que el silencio en el que se viven estos agitados momentos en los círculos universitarios, editoriales y ministeriales. El lector percibirá el enfado y la pasión desde la que el autor desarrolla ciertos temas ante la impotencia de acortar la distancia entre la realidad y la política, entre las personas que deberían debatir y ejercer su influencia democráticamente y los que toman las decisiones. Para finalizar, el autor lanza una propuesta tendente a promover la eficiencia en la edición universitaria. Una propuesta que implica hacer tabla rasa de todo un entramado de intereses y de políticas. Una auténtica, nada inocente, compleja y potente propuesta que invita a todos a ceder parte de su soberanía de taifas para sumarse a un proyecto que contribuiría a mejorar nuestra posición científica y universitaria.
Con el título global de Del crear y lo creado, Vaso Roto Ediciones ofrece a los lectores, en tres volúmenes, la obra hasta la fecha del escritor argentino Hugo Mujica una de las voces centrales de la poesía hispánica contemporánea. Palabra no sólo central sino también centrada, pues en pocos poetas de nuestro tiempo creación y reflexión aparecen tan entretejidas, alumbrándose mutuamente en un diálogo que ahonda en el misterio del tiempo, de la existencia misma. Este tercer y último volumen reúne los cuatro libros de ensayo más recientes que Mujica ha dedicado a figuras centrales de su ideario, desde la reflexión sobre el vacío en Orfeo, Juan de la Cruz y Paul Celan al recuerdo de «la pasión» según Georg Trakl. Son libros que «piensan el acto creador» y tratan, así, de iluminar la casa de la palabra, pero todos ellos deben leerse como una cadena textual que corre paralela a los poemas y que afina su sentido. Este volumen, que incluye también su escritura narrativa (reunida en el apartado Bajo toda la lluvia del mundo), permite escuchar ese rumor con toda claridad y así revelarnos, paradójicamente, «el silencio de la nieve cayendo sobre la nieve».
Un viaje por los espacios imaginarios de la cultura de todos los tiempos de la mano de Umberto Eco, un cicerón de categoría. Nuestra imaginación está poblada de tierras y lugares que nunca han existido, de la cabaña de los siete enanitos a las islas visitadas por Gulliver, del templo de los Thugs de Salgari al piso de Sherlock Holmes. Por lo general, sabemos que estos espacios son tan solo producto de la fantasía de un narrador o de un poeta. En cambio, y desde tiempos muy remotos, la humanidad ha fantaseado con lugares que se han considerado reales, como la Atlántida, Mu, Lemuria, las tierras de la reina de Saba, el reino del Preste Juan, las Islas Afortunadas, El Dorado, la última Thule, Hiperbórea y el país de las Hespérides, el lugar donde se conserva el santo Grial, la roca de los asesinos del Viejo de la Montaña, el país de Jauja, las islas de la utopía, la isla de Salomón y la tierra austral, y el misterioso reino subterráneo de Agartha. Muchos de estos lugares han sido el origen de fascinantes leyendas y han inspirado algunas de las espléndidas representaciones visuales que aparecen en esta obra; otros han alimentado la fantasía trastornada de los cazadores de misterios, y los hay que incluso han estimulado viajes y exploraciones. Así, persiguiendo una ilusión, viajeros de todos los países han descubierto otras tierras y ahora el lector podrá vivir estas aventuras de la mano del gran maestro Umberto Eco.
Escrito en 2005 y debatido ampliamente tras la muerte del autor, este discurso es un legado conciso de uno de los grandes pensadores de nuestro tiempo. Transido con su humor único, su intelecto preciso y su filosofía práctica, Esto es agua muestra los retos de la vida diaria y ofrece consejos que nos renuevan con cada lectura. Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria; el pez mayor les saludó con la cabeza y les dijo: «Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?» A los seis años de la muerte de David Foster Wallace publicamos Esto es agua, la legendaria conferencia que impartió en la ceremonia de graduación de la Universidad de Kenyon, ante un auditorio plagado de alumnos embelesados. Escrito en 2005 y ampliamente debatido tras su muerte, este discurso es el conciso legado de uno de los más grandes autores de nuestro tiempo, que se quitó la vida en el momento álgido de su fama y con tan solo cuarenta y seis años. Reseña:«Era mi favorito.»Zadie Smith