Ir al contenidoEdad de interés: a partir de 9 años
Nesta novela cóntase a historia de Martina, unha nena de nove anos, que desexa máis ca nada no mundo poder ter un animal, aínda que é consciente de que sería malo para el vivir nunha cidade. Por casualidade atopa un gatiño nunha papeleira cando chega ó colexio. Despois de numerosas vicisitudes para oculta-lo animal durante todo o día, convence facilmente ós seus país (ela cría erroneamente que odiaban os animais) para volver ó colexio e recoller a Chamizo -nome co que Martina bautiza o gatiño-, oculto nos armarios da aula. Recolleno e Martína, na súa cama pola noite, chora de felicidade. Non obstante, Martina sabe que o gatiño ten que ir á aldea cos avós, pois un piso nunha cidade é unha gaiola para un animal.
Des que l'Hèctor, el petit de casa, ja no hi és, a la família no es parla d'ell. Però, per a en Guillem, el germà gran, l'Hèctor no se n'ha anat: és el nen d'ombra que el ve a visitar de tant en tant, per sorpresa... En Guillem pensa que si els pares també el veiessin, potser no estarien tan tristos.
«El zorro se puso el antifaz para que los malos no pudieran reconocerle. Se envolvió en su capa y salió a la calle.» ¡Quién iba a decir que allí le esperaría la mayor aventura de su vida, entre princesas chinas, piratas, vampiros, gusanos, lechuzas... algunos de ellos, más pequeños que él!
En la biblioteca de un viejo caserón vive una familia de ratones. Allí, en la Enciclopedia, donde " comen lo que leen y leen lo que comen " , parece como si las palabras se transformaran en cosas. Un buen día aparece Justino, un ratón de campo, que habita en un maizal y cuenta cómo es el mundo de afuera. Entonces Idolina, la hija, empezará a sentir algo especial que le llevará a tomar una importante decisión...
Inés pasa muchas tardes con su vecina doña Lupe. La niña escribe lo que la anciana le dicta: cartas para su hijo que vive en las Antípodas. Estas misivas son relatos llenos de magia, de imaginación, de recuerdos... Pero, poco a poco, la realidad y la fantasía parecen confundirse en la mente de la mujer, como si unos ratones fueran royendo, poco a poco, su memoria.