Neoyorkino de origen, John Frankenheimer (1930-2002) comienza sus primeros escarceos cinematográficos a principios de los años cincuenta durante el servicio militar. Su conocimiento del medio teatral, adquirido en el Williams College de Nueva York, y su destreza técnica cinematográfica le llevan a dirigir espacios dramáticos televisivos en directo. Poco después, en 1956, realiza su primera incursión en el cine como director con «The Young Stranger», experiencia que le defrauda enormemente por las diferencias técnicas y laborales con el medio televisivo. Su vuelta al cine no se produce hasta que, en 1961, Burt Lancaster se obstina en llevar a la pantalla la adaptación de un drama de éxito que acabará convirtiéndose en «The Young Savages (Los jóvenes salvajes)». A partir de este momento, películas como «El hombre de Alcatraz» (1962), «El mensajero del miedo» (1962), «El tren» (1965), «Los temerarios del aire» (1969) y, dando un salto en el tiempo, «El año de las armas» (1991), «Ronin» (1998) y «Operación Reno» (2000), conforman una carrera cinematográfica alabada tanto por la crítica como por el público.
CARLOS F. HEREDERO traza en este libro una radiografía individual y colectiva de la visible renovación creativa que, encabezada por una amplia nómina de nuevos cineastas, ha reconciliado al público más joven con las producciones de nuestro país desde el inicio de los años noventa. El estudio preliminar que abre el volumen enmarca el fenómeno y da paso, sucesivamente, a un retrato personal de cada uno de los veinte directores que gozan de mayor reconocimiento y que integran la avanzadilla más prometedora de este proceso, un comentario crítico de sus películas, una filmografía y una bibliografía de cada uno de ellos. La obra se completa con un listado de los 158 directores que han dirigido por primera vez un largometraje entre 1990 y 1998 y con una bibliografía general de referencia.
Robert Desnos nació cinco años después de que el cinematógrafo iniciara su andadura y de entrada se entusiasmó por ese nuevo modo de expresión. Fue tal su a ción que participó en el séptimo arte por partida doble. Primero, escribió sobre cine: reseñas de películas, estudios de obras de cineastas, así como artículos sobre problemáticas extrínsecas a las propias películas (entre 1923 y 1930 entregó más de och enta trabajos). Y además escribió para cine: Desnos es autor de unos veinte cinetextos ?de los cuales solo cuatro se publicaron en vida, entre 1925 y 1933? que plasman lo que anhelaba ver en las pantallas de las salas oscuras. El presente volumen aclara la relación apasionada y fructífera que mantuvo Robert Desnos con el cine.
Akira Kurosawa forma parte de ese reducido grupo de maestros del cine que han acertado a forjarse una trayectoria profesional y artística fundamentada en un profundo dominio de los diferentes ámbitos industriales, artísticos e intelectuales que rodean a la creación cinematográfica. En su caso, este dominio queda reflejado en su personal estilo de narrativa fílmica: un estilo que le permitió articular un discurso de alto nivel expresivo e inconfundiblemente propio.
Exhaustiva biofilmografía, que sigue la estructura de los libros ya publicados en esta misma colección, sobre uno de los cineastas españoles más prolíficos e importantes.
Desde 1957, año en el que realizó El séptimo sello y Fresas salvajes, Ingmar Bergman ha sido una de las principales figuras del cine internacional. A lo largo de una trayectoria de 60 años, Bergman escribió, produjo y dirigió cincuenta películas que definieron la concepción del individuo sobre sí mismo y su relación con las personas a las que ama, en películas como Persona, Secretos de un matrimonio o Fanny y Alexander.Antes de su muerte en 2007, Bergman concedió a los coeditores TASCHEN y Max Ström el completo acceso a sus archivos en la Fundación Bergman y la autorización para reeditar sus escritos y entrevistas, muchos de los cuales no habían sido difundidos más allá de las fronteras de Suecia. El investigador de cine Bengt Wanselius, que fue el fotógrafo de Bergman durante 20 años, buscó archivos fotográficos por todo el país, descubrió imágenes nunca vistas de las películas de Bergman y seleccionó fotografías inéditas de los archivos personales de numerosos autores.Esta reedición nace a partir del título descatalogado Bergman Archives, el libro más completo sobre el director publicado hasta la fecha. Para esta premiada producción, el editor de TASCHEN Paul Duncan se reunió con un equipo de expertos en la obra de Bergman que investigaron y redactaron un texto que, por vez primera, reunió todo el trabajo de Bergman en el cine. Tal es la profundidad de los escritos del director, que la mayor parte de la historia está contada con sus propias palabras. El libro cuenta también con una introducción escrita por un amigo y colaborador de Bergman, el actor Erland Josephson.El 24 de noviembre de 2008, Paul Duncan y Bengt Wanselius ganaron el premio August al mejor libro de no ficción publicado en Suecia ese año. Se trata del premio literario de mayor prestigio en el país, votado por libreros y bibliotecarios.
El largometraje «Terciopelo azul» y la serie de televisión «Twin Peaks» convirtieron a David Lynch en una figura muy popular en los años ochenta, pese a que su obra se ha mantenido siempre al margen de lo establecido, ahondando en mundos oscuros e inquietantes a partir de tramas, situaciones y personajes de lo más reconocible. Desde los tiempos independientes de «Cabeza borradora» hasta la era digital de «Inland Empire», Lynch ha diseñado algunas de las páginas más perversas y originales del cine contemporáneo. Influenciado por las vanguardias europeas, la pintura de Francis Bacon y Edward Hopper, la estética industrial, de «El mago de Oz» y el pop de los años sesenta, Lynch ha abordado también otras disciplinas -fotografía, pintura, escultura, diseño, cómic, música, publicidad y la creación en internet- con resultados totalmente afines a su imaginario fílmico.
No hay nada más evocador que un cuerpo filmado: los rasgos y la piel, pero también los gestos y movimientos. Y es uno de los privilegios del cine poder llevar a cabo esa misión como ningún otro arte pudo hacerlo antes. Porque a través de las películas vemos la labor del tiempo, su transcurso, su implacable trabajo de demolición. El cine contemporáneo se nos aparece ahora como el laboratorio ideal para la investigación sobre el cuerpo, sobre los contactos que establece con otros cuerpos, sobre sus enfrentamientos, sobre su soledad y su decadencia. Pero también sobre su situación en los nuevos paisajes postindustriales, sobre su relación con la tecnología, sobre las fusiones que se ve obligado a realizar para sobrevivir. No estamos hablando solamente, pues, de relaciones humanas, o de desplazamientos en el espacio, o de las distintas maneras de sonreír y de mover las manos. También hablamos de las nuevas carnes metálicas, de otros cuerpos que hasta ahora nos eran desconocidos, por distancia geográfica o limitaciones de la imaginación.
Quizá el cine británico no haya aportado tantos avances como el cine americano, alemán o francés; sin embargo, su historia está llena de grandes obras, y sus intérpretes y técnicos tienen fama mundial, aunque son con cierta frecuencia olvidados. El trabajo realizado por Michael Powell (1905-1990) y Emeric Pressburger (1902-1988) es uno de los casos más notorios que solo ha sido rescatado por otros cineastas como Bertrand Tavernier, o Martin Scorsese, que los señaló como una de sus influencias más directas. El presente texto se inicia con una biografía de ambos, para más tarde abordar sus respectivas referencias formativas y su relación. Continúa analizando por separado todas sus obras, así como su herencia en el cine actual que ha tenido muy diferentes expresiones.
Fritz Lang fue junto a Murnau el más prestigioso representante del expresionismo alemán. Pero al subir Hitler al poder abandonó Alemania para instalarse en EE. UU., donde realizó 22 films. En 1958 volvió a Alemania donde retornó a su antigua filmografía rodando La tumba india y Los crímenes del Dr. Mabuse. Pero fue principalmente en su etapa americana donde Lang al igual que Ford llegó a ser considerado como uno de los «maestros», un clásico que ha legado para el cine un universo de la existencia humana en el que la culpabilidad, el destino de los hombres, la venganza o el medio social dieron lugar a una creación única en la imagen y en el lenguaje cinematográficos.
Se suele hablar de Spielberg como del hombre que ha realizado la película más taquillera del cine, «E.T., el extraterrestre» y algunos de los films más populares y rentables de todos los tiempos, bien sea como director o como productor. La impresión que se tiene del famoso cineasta a través de sus películas es que combina a la perfección ingenuidad con precocidad. La primera procede de ese " asombro infantil " con el que impregna éxitos tan colosales como «Encuentros en la tercera fase» y «E.T., el extraterrestre». La precocidad proviene de la técnica, de la colocación instintivamente correcta de la cámara y de su habilidad para contar historias a través de ella. No se puede negar que Spielberg ha revolucionado el mundo del cine, le ha devuelto la magnificencia que tuvo antaño y ha mantenido viva la imagen del cine como gran fábrica de sueños.
Si durante décadas ha reinado de manera indiscutida el tópico que hacía de Buñuel el cineasta de la libertad absoluta entendida, al modo surrealista, como el rechazo de toda ley y de toda deuda, el presente libro hace emerger, como el núcleo más resistente de la filmografía del cineasta, un foco de pánico que, a modo de fantasma irrefrenable, reina en ella aniquilando todo margen posible de libertad: la presencia omnipotente de cierta diosa ante la que ningún vigor masculino parece capaz de sostenerse.