Ir al contenidoDiarios, cartas y diarios de navegación
Després de reunir la seua poesia completa, Feliu Formosa sha plantejat de nou la publicació del seu dietari. A contratemps. Diaris són textos plens de troballes: el món del teatre, la reflexió literària i el pas dels dies, donen peu a anècdotes de gran contingut i sensibilitat. Des del primer volum, tan lloat per la crítica, que no havia vist la llum cap nou quadern. Una peça mestra dun dels escriptors més valuosos de la literatura contemporània.
La literatura es ese arrebato tonto que pide escribir sobre lo que uno siente, lo dolido que está o lo jodidamente preciosa que es esa chica. Luego, la técnica o la propia experiencia compensan la falta de pasión, la pérdida de impulso, y todo eso que se ha ido diluyendo y transformando en un sanguinolento reguero que acaba en el desagüe. Lo daría todo por tener dentro ese fuego ardiendo. Muy dentro. La literatura no son premios, cenas con corbata y solomillo al punto. No son fotos en los periódicos o titulares con tus palabras ligeramente modificadas. No, no es eso. La literatura es intimidad, ausencia y algo de esa pequeña eternidad que respiran los dioses. Y que nos visita y abandona, como la propia vida.
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Warhol ha marcado la escena artística y social de los últimos treinta años. Nombre señero del Pop-Art en los sesenta, impulsor de aventuras vanguardistas en su célebre Factory desde bandas de rock como la Velvet Underground hasta películas como Sleep o Lonesome Cowboys, sin olvidar algunos de los «happenings» más estrepitosos de la historia, se convirtió, con su revista Interview, en el árbitro que decidía «quién era quién» en la sociedad neoyorquina. Homosexual, voyeur e infatigable frecuentador de todos los lugares de encuentro de ricos, modernos y famosos, después de su muerte ha seguido provocando, con sus diarios, grandes oleadas en los revueltos mares en los que navegara. Registro minucioso de todo lo que hacían y decían sus amigos y conocidos, por sus páginas desfilan desde Truman Capote a Jackie Onassis, desde Lennon y Yoko Ono a Donald Trump, Madonna y Mick Jagger, en una crónica de la modernidad escrita desde el centro del imperio. Una visión absolutamente franca de los personajes más célebres de nuestra época y de sí mismo, tal vez el personaje más misterioso y fascinante de toda esta glamourosa galería. «Lo que distingue a Warhol es su naturalidad, una inocencia de grandes ojos abiertos que recuerda la de los primeros cineastas. Warhol es, en más de un sentido, el Walt Disney de la era de las anfetaminas» (J. G. Ballard).
Fernando Blanco Crespo, conocido como Fernando Blanco White, nació en Sevilla el 2 de febrero de 1786 y murió el 27 de enero de 1849. Era el menor de los hermanos de José María, con quien siempre guardó una muy estrecha relación. En 1808, tras la invasión francesa, se alista voluntario en el ejército español y es nombrado teniente, al ser de familia hidalga. A finales del mismo año lucha contra los franceses mandados por el propio Napoleón en la batalla de Somosierra, donde es hecho prisionero. Empieza así su cautiverio en Francia, que dura seis largos años, hasta que se escapa de su confinamiento en Chalons-sur-Saône junto con seis compañeros. Su objetivo era volver a España para seguir luchando, pero al no poder cruzar territorio enemigo, tienen que huir por Suiza, Alemania, Holanda e Inglaterra, desde donde esperaban volver a España; pero la guerra ya había terminado, así que se queda en Londres con su hermano José María, que vive allí exiliado. Escribe su Diario, en inglés, donde relata los pormenores de la huida desde Francia hasta Inglaterra. Ante la muerte de su padre, vuelve a Sevilla en 1816, y se incorpora al ejército como capitán, después de no pocos esfuerzos para su rehabilitación como no afrancesado ni traidor. En 1821 Fernando es elegido síndico popular en el ayuntamiento constitucional de Sevilla dirigido por Félix María Hidalgo, amigo suyo. También fue académico de la Real Academia de Buenas Letras y Vicecónsul de Bélgica. Al final se decantó por el mundo docente, e impartió clases de diversas asignaturas en la Universidad de Sevilla. En 1848 se presentó a las oposiciones a cátedra de Inglés del Instituto Universitario, hoy San Isidoro de Sevilla, con resultados satisfactorios, pero su salud ya deteriorada, y con el estrés de las oposiciones, no le permitió tomar posesión de su plaza, y murió el 27 de enero de 1849. Siendo enterrado en el cementerio que había en el Prado de San Sebastián.