El fil conductor de lepistolari Josep Tarradellas - Rafael Tasis és el controvertit debat sobre el paper de la Generalitat en una potencial Catalunya democràtica després del desenllaç de la segona guerra mundial. Des de ben aviat, les picabaralles dialèctiques entre Tasis i Tarradellas, tot i la cordialitat de la relació epistolar, encobrien una diferència de fons que era molt difícil de salvar. Des de Catalunya, lescriptor barceloní defensava la potestat de les forces polítiques per trobar una solució democràtica a la fi del franquisme. Des de lexili, el president Tarradellas exigia, en canvi, que tota negociació disposés del seu vistiplau.
Este es un libro, de muy personal "categorización bibliológica", en torno a un maestro, Rafael Lapesa Melgar (1908-2001), paradigma de la ética y de la profesionalidad filológica: lengua y literatura en cualquiera de sus facetas y en el marco de la historia, de la cultura..., dentro del espíritu y las formas de la Escuela de Menéndez Pidal, Centro de Estudios Históricos (1910-1939), por la que tanto hizo (y no siempre en circunstancias de quietud social). No se trata de un mero cúmulo de informaciones y testimonios sobre la atención crítica a su esplendorosa obra, sino ?ya ha quedado insinuado? de una relación de proximidad personal con él mismo y con el entorno de sus investigaciones, en particular las que miran a su Historia de la lengua española; todo ello, con un núcleo de escritura
Yun Sun Limet nunca podrá olvidar la última conversación que tuvo con su amigo, el filósofo Jacques Derrida. Ella estaba en plena mudanza, huyendo de París, comenzando otra vida, y él estaba ya enfermo de cáncer. Él le dijo que esperaba que el nuevo tratamiento funcionara mejor, pero murió apenas unos meses después. Ella no podía imaginar entonces que al poco se vería siguiendo un tratamiento muy parecido y afrontando la posibilidad de una muerte temprana. Y es precisamente este vuelco inesperado de su propia existencia el que da origen a este libro. Gravemente enferma, la autora debe pasar un larga temporada en un hospital y allí comienza a escribir a una serie de amigos, con los que desarrolla una meditación al tiempo íntima y teórica, de enorme lucidez y belleza, sobre el sentido de la vida y, muy especialmente, del trabajo. Pues el trabajo, lo queramos o no, está siempre en el centro de nuestras vidas, y quizás sólo cuando la enfermedad y la muerte realmente nos acechan, y nos obligan a alejarnos de los despachos y las oficinas, somos conscientes del valor de todas esas horas consagradas a otros y en beneficio de otros. Y la reflexión sobre ese tiempo «cedido» nos conduce a un interrogante mayor: ¿el trabajo nos acerca a la felicidad o es acaso su mayor obstáculo? Así, a lo largo de treinta y nueve cartas (que no son sino correos electrónicos), Yun Sun Limet se dirige a unos pocos destinatarios privilegiados, repasa de forma brillante la historia y la sociología del trabajo en nuestra civilización, y se pregunta sobre el verdadero papel que éste juega en nuestras vidas. Por supuesto, estas cartas nos traen a la memoria otras correspondencias clásicas, preñadas de auténtica sabiduría vital, como las de Séneca o Thoreau. Al fin y cabo, todas estas epístolas fueron escritas en un hospital con el objetivo quizás último y secreto de apartar a la muerte, componiendo una formidable llamada a la vida. A la vida feliz.
Este libro recoge las cartas que Luigi Giussani envió a su amigo Angelo Majo entre 1944 y 1964. En ellas se percibe el amor del joven sacerdote milanés por Cristo y su pasión por comunicarlo a los hombres. Amor por Cristo y pasión por el destino temporal y eterno de los hombres, que conducirían al nacimiento de Comunión y Liberación. «La virtud de la amistad puede renacer en cualquier lugar, por todo el mundo, con su presentimiento de unidad, con su capacidad de escucha y su voluntad de entrega. Pero cuando lo hace en un terreno cristiano, esta virtud se enraíza sólida y abundantemente, eterna y abrazadora de todo. [...] Fuera de esta tierra bendita, la amistad permanece como ímpetu noble y triste, inquieto por la conciencia de su precariedad» (del epílogo del autor). «Esta es la enseñanza fundamental de las cartas de don Giussani que publicamos en este volumen; nos persuaden de que el hombre de hoy no necesita cosas nuevas, sino un modo nuevo de ver las cosas de siempre, y este modo nuevo es Jesucristo. Mi gratitud, llena de reconocimiento afectuoso, a don Giussani que sin descanso me lo ha recordado continuamente y, sobre todo, me ha dado testimonio de ello con su vida, con su fascinante y siempre juvenil entusiasmo» (Angelo Majo).
Perpetua y su esclava Felicidad fueron apresadas y asesinadas por las autoridades romanas en Cartago en el año 203 después de Cristo. La presente obra recoge el diario que Perpetua, joven cultivada y de familia noble, escribe durante su cautiverio. Este texto ofrece así uno de los escasísimos testimonios en la literatura latina escritos por una mujer, y constituye uno de los documentos históricos y literarios más hermosos de la tradición cristiana.
" Cartas a Milena " reúne la correspondencia que entre 1920 y 1922 Franz Kafka (1883-1924) dirigió a Milena Jesenská, mujer de temperamento excepcional residente en Viena, con quien trabó conocimiento a raíz de su voluntad de traducir al checo dos de sus relatos. A través de ella asistimos al nacimiento de un amor tan violento como distante -fue esencialmente epistolar-, con una vacilante cima en un encuentro de cuatro días en Viena en 1921 y su posterior frustración y enfriamiento. Una historia de amor, en suma, que revela de forma excepcional la sensibilidad e intimidad emocional del autor de " La metamorfosis " . Esta nueva edición, basada en la definitiva alemana de 1983, incluye, además de los numerosos pasajes suprimidos en su día por Willy Haas (primer editor de las cartas), una ordenación cronológica más certera, la necrológica que Milena escribió a la muerte de Kafka, así como ocho cartas que le dirigió a Max Brod y que contribuyen a perfilar la imagen de la destinataria de esta correspondencia. Traducción e introducción de Carmen Gauger
Federico García Lorca y Salvador Dalí se conocieron en la Residencia de Estudiantes en enero de 1923 y mucho se ha especulado sobre el carácter de esa amistad. El epistolario entre los dos artistas, uno de los más vibrantes del siglo XX, es la mejor herramienta para profundizar en aquella relación, aunque en algunas ocasiones nos obligue a leer entre líneas. Hasta la fecha, nunca se había reunido la totalidad de las cartas conservadas de Lorca y Dalí, a las que se suman en este libro las que el poeta cruzó con la hermana y el padre del pintor, así como con Lídia de Cadaqués, uno de los personajes míticos del universo daliniano. En estas cartas, Lorca nos muestra lo mejor de sí mismo y de su poesía, tratado de seducir con la palabra a un Dalí que quiere estar a la altura intelectual del poeta y que, para ello, despliega todo su ingenio y sentido del humor. En ellas vemos cómo Dalí absorbe la poesía de Lorca y la incorpora a su propio genio y cómo Lorca se impregna de la locura surrealista de Dalí para enriquecer su forma de captar la realidad. Se trata, en definitiva, de un juego intelectual entre dos estéticas fraternalmente confrontadas pero bien avenidas, que tendrán su apogeo en la crítica constructiva que Dalí hará del lorquiano Romancero gitano.
Éstos son los diarios ?no las memorias? de un político nada frecuente, José Bono, protagonista y testigo del poder durante más de tres décadas. El autor, buen conversador, que disfruta en el trato con los demás, decidió, a principios de 1992, tomar buena nota, cada día, de cuanto vivía, escuchaba, observaba y sentía. El resultado es casi un acta notarial ?en este primer volumen de 1992 a 1997?, sin cortapisas ni autocensuras, en la que Bono lo cuenta todo? de todo y de todos. Ahí están las opiniones y actuaciones del Rey y la Reina, Felipe González, Guerra, Narcís Serra, Rubalcaba, Almunia, Leguina, Adolfo Suárez, Calvo-Sotelo, Carrillo, Pujol, Maragall, Aznar, Fraga, Fidel Castro? Baltasar Garzón, Mario Conde, Jesús de Polanco? los cardenales Tarancón y Marcelo González? entre cientos de nombres. Todo son revelaciones: el agrio desencuentro del autor y de Felipe González con Guerra; la oferta de la vicepresidencia del Gobierno a Suárez por parte de Felipe; los recuerdos de la Reina sobre Franco; el uso de los fondos reservados para fi nes muy reservados; lo que cuesta, en millones, «ser bien tratado» por los medios? La pesadilla de la corrupción; la huida de Luis Roldán que a punto estuvo de ser ministro de Interior? Cómo se vivió y gestionó el caso GAL en Moncloa; el berrinche del juez Garzón al no ser nombrado ministro? Las conversaciones con Mario Conde, que pensó afiliarse al PSOE? Con fino humor y aun con ternura, el autor no ahorra anécdotas, como la del cura de los condones que captaba votos para el PSOE, la curiosa selección de «los mejores huesos» para la tumba de Quevedo, la lista de asistentes al entierro de don Juan hecha por él mismo, la cabra del obispo de Almería muerta por indigestión de Concordato, o los huevos fritos reclamados con urgencia por la hermana del Rey la noche del 23-F. Desde el estricto compromiso con España, Bono aporta las claves para saber cómo y quiénes forjaron nuestra historia reciente y desvela sin dobleces o fingimientos, pero sin dar pábulo a la maledicencia, sus zonas oscuras.
Después de doce años de trabajo, Malcolm Lowry presenta la versión nal de su segunda novela, Bajo el volcán, a su editor Jonathan Cape. La recepción fue entusiasta pero el escritor recibe una carta en la que Cape, siguiendo lo que su lector William Plomer sugiere en su informe, le pide a Lowry cambios drásticos en su novela. Detrás del volcán es la larga carta que Lowry escribe a su editor defendiendo en cuerpo y alma su obra. Un ejercicio de orgullo apasionado. El libro se complementa con la carta inédita hasta el momento que da pie a la apasionada contestación de Lowry y con parte de la correspondencia que testimonia el largo camino hacia la publicación de Bajo el volcán, obra maestra del siglo xx. Una curiosidad: William Plomer nunca permitió que se publicara el informe. EL AUTOR Malcolm Lowry (1909-1957) nace en New Brighton, Inglaterra. En 1927 se embarca con rumbo a Extremo Oriente, experiencia que le sirvió de inspiración para su primera novela Ultramarina, publicada en 1933. En 1935 se traslada a México con su mujer, país que hará de escenario a una de las mejores novelas del siglo xx: Bajo el volcán, el relato de un día en la vida del cónsul inglés, marcado por el alcohol, la muerte y la culpabilidad. Lowry residió algunos años en Hollywood trabajando como guionista. Después de su muerte verán la luz Poemas Selectos (1962), el libro de relatos Oscuro como la tumba donde yace mi amigo (1968), y la novela Lunar caustic (1968). En 1984 Bajo el volcán fue llevada a la pantalla por el director John Huston.
Esta selección de los Diarios de Léon Bloy es un atisbo al itinerario vital y espiritual de un místico impaciente, apologeta de Napoleón y defensor de la santidad de Cristóbal Colón, visionario y anarquista, católico ferviente, aunque enemigo de los papas (León XIII en especial fue objeto de muchas de sus crudas andanadas) y del sentimentalismo, de lo burgués y del desorden, que vivió a lo largo de su vida en una pobreza tal que, para calentar a su familia, algún invierno llegó a quemar el mobiliario. Prolífico escritor de cartas, se mantuvo siempre a la espera, a un tiempo inquieta y resignada, «del cartero que no llega». De estas páginas emerge, esforzada, la voz de un «blasfemo por amor», una voz solitaria, profética y apocalíptica, de inesperada y sorprendente intensidad.
Comentando un fragmento en prosa de Robert Walser (1878-1956) sobre la ceniza, W. G. Sebald escribe: «Lo altamente emotivo de ese pasaje». Esta misma frase podría aplicarse también a El paseante solitario, un libro breve para leer despacio y de un tirón, que consigue, con un estilo personal y preciso, hacernos caminar al lado de Robert Walser y mirar el mundo, las cosas, casi con sus propios ojos. Con imágenes que nos cogen por sorpresa, W. G. Sebald enlentece el tiempo y nos acerca de modo insuperable a este hombrecillo de paraguas siempre colgado del brazo, incluso en los días de sol.
Cees Nooteboom, que ha viajado por todos los continentes y ha recorrido el mundo de la literatura, visita a sus «muertos amados» allá donde se encuentren para entablar diálogos con ellos, para verificar sus palabras, su inmortalidad. Peregrinó a la tumba de Neruda en Chile, a las de Vallejo y Cortázar en París, a la de Antonio Machado en Collioure, a la de Stevenson en Samoa y a la de Kawabata en Japón; a las de Keats y Shelley en Roma, en el «cementerio de los extranjeros», donde también reposan el hijo de Goethe y uno de los hijos de Wilhelm von Humboldt; a las de Thomas Mann, James Joyce y Elias Canetti en Zurich; a las de Balzac, Proust y Nerval en el cementerio de Père Lachaise de París; a las de Brecht y Hegel, que están enterrados en un pequeño camposanto en Berlín. Las reflexiones que ha despertado en él esta gran variedad de las últimas moradas de grandes poetas y pensadores, los versos y palabras que le han inspirado son, como siempre en Nooteboom, merecedores de ser leídos y extremadamente sugerentes.
Las CARTAS que MIGUEL ÁNGEL escribió entre el 2 de julio de 1496, cuando tenía veintiún años, y febrero de 1564, poco antes de morir, constituyen una fuente insustituible para conocer su vida, su personalidad y sus relaciones no siempre amigables con parientes, artistas y gobernantes de la época. Especial interés tienen las referencias al proceso crea-dor de sus más importantes obras (en concreto al desarrollo volumétrico, la creciente complicación gestual y la organización espacial de las escenas), pero también las que ayudan a ilustrar su desarrollo como hombre y como artista. La presente traducción, realizada por David García López, autor también de la selección y del prólogo, es la primera que se hace al español de esta correspondencia. La edición se completa con algunas cartas dirigidas al propio Miguel Ángel, con el objeto de facilitar la contextualización de las que escribiera el propio artista.
Leídas de corrido, estas cartas dan la impresión de que nos hallemos ante una autobiografía, o cuando menos ante un autorretrato. Lo extraño es que esa autobiografía involuntaria (nada más alejado de Gaya que el propósito de contarnos «su» vida, ya que pocas cosas desdeñó tanto como la Historia) esté hecha apenas con un puñado de cartas escritas en diferentes momentos y sin continuidad. Pese a ello, a través de ellas podemos imaginarnos toda su vida, tal y como ocurre con un pequeño fractal. Creo que el lector que no haya conocido a Ramón Gaya en vida, podrá hacerse también una idea bastante aproximada de su personalidad. El conjunto de todo ello nos proporciona una secuencia biográfica (cabría decir «autobiográfica») del pintor y escritor murciano, como no teníamos hasta hoy.
Se publica aquí una amplia selección de las cartas de Lev Tolstói, de gran relevancia en el conjunto de la obra de nuestro escritor. De las más de diez mil conservadas, Selma Ancira ha seleccionado, traducido y anotado minuciosamente las más significativas. Se incluyen varias de las cartas de amor que Tolstói escribió a Valeria Arsénieva y más tarde a su esposa Sofia Bers; aquellas en las que el escritor en ciernes describe sus impresiones como voluntario en la guerra del Cáucaso y en la de Crimea; las que nos hablan de sus viajes a Europa y sus inquietudes pedagógicas; las que nos informan sobre su debut en el mundo de las letras y los grandes momentos que vivió durante y después de la publicación de Guerra y paz y Anna Karénina. No falta la historia de su tormentosa amistad con Iván Turguéniev, la correspondencia dirigida a Rainer Maria Rilke, Romain Rolland, Bernard Shaw, Ivan Bunin, Máxim Gorki, Gandhi o Strájov, así como la célebre epístola al zar Nicolás II.