Diarios, cartas y diarios de navegación



ÚLTIMAS CARTAS (1532-1535) . (1532-535) (MORO, TOMÁS)
En mayo de 1532, Tomás Moro dimitió de su puesto como lord canciller de Inglaterra. Esperaba así apartarse del conflicto político y religioso para disfrutar el resto de sus días en su casa de Chelsea, con su esposa Alice, su familia y sus libros. Pero el 13 de abril de 1534 se negó a prestar el juramento de sucesión exigido por Enrique VIII y unos días después fue llevado a la Torre de Londres prisionero del régimen Tudor. Moro jamás volvería a su casa. Catorce meses más tarde, fue juzgado en Westminster Hall, declarado culpable y condenado a muerte. Cinco días después, el 6 de julio de 1535, fue decapitado. Durante su estancia en la Torre cultivó varios géneros literarios, con maestría y serenidad, en una expresión emocionante de la literatura de prisión. Esta nueva edición de sus últimas cartas recoge la correspondencia de Moro que ha llegado a nosotros desde su dimisión hasta la víspera de su ejecución. Bajo el aplomo asombroso de estos textos, se esconde tanto el drama personal de Moro como la terrible cualidad trágica de la conciencia.

EL NILO . CARTAS DE EGIPTO (FLAUBERT, GUSTAVE)
En octubre de 1849, Gustave Flaubert y su amigo el fotógrafo Maxime Du Camp parten de París rumbo a Egipto. Du Camp viaja, cámara al hombro, con la idea de publicar lo que se convertiría en el primer libro de viajes ilustrado con fotografías. Ambos ansiaban conocer unas tierras que ya ejercían una poderosa fascinación en Europa a mediados del xix. El 15 de noviembre llegan a Alejandría e inician una travesía por el Nilo que durará un total de nueve meses, remontando el río hasta la segunda catarata, y regresando a través del Alto Egipto y Nubia. Las cartas escritas por Flaubert durante esos meses describiendo los detalles del viaje —inéditas hasta hoy en castellano— constituyen un testimonio excepcional y un documento histórico y literario del mayor interés. Como relato de viajes, resultan inigualables: a su interés testimonial respecto a uno de los escritores más sobresalientes del xix unen su excepcional calidad literaria y su amenidad, y nos trasladan al Nilo milenario en toda su grandeza, su belleza y su serenidad de la mano, nada menos, que de Gustave Flaubert. La edición contiene fotografías tomadas durante el viaje por Maxime Du Camp.

SOBRE FRANCIA (CIORAN, ÉMILE M.)
«Era la época de la guerra. Cioran estaba en París. Escribió con grandes trazos 1941 en su manuscrito, que tituló Sobre Francia, pensando en los moralistas del siglo XVIII, tal vez presintiendo ya que un día sería uno de ellos. ¿Acaso no esbozó su retrato premonitorio cuando los comparó con los grandes creadores extranjeros? Extraño libro, éste. Aunque aparentemente dedicado a la decadencia de Francia, es en realidad un himno a ella. Cioran escribió, aún en rumano, pero en Francia, una oda a ella, amada incluso en su caída, que no podría carecer de grandeza, por lo muy grande que fue. ¿Eran Inglaterra, Alemania, la propia Rusia, más fuertes? Seguramente, pero su corazón latía por Francia. El Cioran nuevo llegó tan deprisa, tan bruscamente, que nos preguntamos qué misterio puede ocultarse tras esa fecha: 1941.» Alain Paruit

CARTAS A EVA HALDIMANN (KERTÉSZ, IMRE)
Durante más de veinte años (entre 1977 y 2002), Imre Kertész y la crítica y traductora de origen húngaro Eva Haldimann mantuvieron una extraordinaria correspondencia en la que comentaron el trabajo y las dificultades del escritor, su salida de la Asociación de Escritores y todas las vicisitudes que el autor tuvo que atravesar hasta conseguir el reconocimiento mundial con el Premio Nobel en el año 2002. Estas cartas forman un maravilloso legado, a medio camino entre la autobiografía y el ensayo, que nos ayuda a entender la trayectoria vital y la intelectual de uno de los autores más relevantes de la literatura europea contemporánea.

SOMBRAS DE UN SUEÑO . DIARIO DE RODAJE DE «LAS DAMAS DEL BOIS DE BOULOGNE» DE ROBERT BRESSON (GUTH, PAUL)
A lo largo de 1944 y principios de 1945, el escritor Paul Guth recogió sus impresiones del rodaje de uno de los films fundamentales del cine francés: «Las damas del Bois de Boulogne», dirigido por Robert Bresson, con diálogos de Jean Cocteau, a partir de «Jacques el fatalista» de Denis Diderot. Espectador de excepción, siempre presente durante el rodaje pero sin llamar la atención, Guth no solo retrata a las grandes figuras con papel activo en la concepción de la película —el director Robert Bresson con su precisión y obstinación obsesivas, el guionista, el productor, los actores, el director de fotografía y el ingeniero de sonido— sino que, subvirtiendo la jerarquía, también da voz al numeroso equipo de producción —desde el fiel séquito de ayudantes hasta los figurantes más secundarios—. En forma de diario, Guth concibe un fresco vívido y memorable de lo que supuso la gestación de un film rodado en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial que, bajo la amenaza de las bombas alemanas, padeció penurias y cortes de electricidad que obligaron a interrumpir el rodaje en varias ocasiones, dejándolo al borde del cese definitivo. «Sombras de un sueño» compone un relato fascinante con frases breves, precisas e intensas, cargadas de un humor e ironía magistrales, atento a las sutiles oscilaciones del trabajo de creación, a las tensiones latentes o manifiestas entre los miembros del equipo, dando lugar a un testimonio inigualable de una época del cine y de los mecanismos de su trabajo colectivo.

MUSSOLINI SECRETO . LOS DIARIOS DE CLARETTA PETACCI. 1932-1938 (SUTTORA, MAURO)
Claretta Petacci, la amante de Benito Mussolini, transcribía cada día en su diario las conversaciones que mantenía con el Duce, en que éste le contaba sus intimidades, recordaba su vida o la ponía al corriente de los acontecimientos políticos: la guerra de España (y su indignación contra ?el idiota de Franco?), la persecución de los judíos, el pacto de Munich... El comprometedor contenido político de estos diarios explica que el gobierno italiano los mantenga todavía en secreto y que sólo haya autorizado la publicación de esta primera parte. Pero lo que los hace excepcionales es su calidad de documento humano en que un dictador se muestra sin disfraz alguno, con sus frustraciones, sus miserias, sus aspiraciones de grandeza y hasta con sus obsesiones sexuales, en unas confidencias que fueron hechas sin pensar que algún día podrían llegar a ver la luz pública. Esta mezcla de experiencias vividas y sueños imperiales nos ayuda a entender mejor lo que fue realmente el tinglado de retórica y cartón piedra del fascismo italiano.

EN RONDA . CARTAS Y POEMAS (RILKE, RAINER MARIA)
Cuando Rilke emprendió su viaje por España, no había oído hablar de Ronda, donde llegó casi por casualidad. Se sintió abrumado por la majestuosidad del paisaje y decidió quedarse por un tiempo; al final, estuvo allí desde diciembre de 1912 hasta febrero de 1913. Aprovechó el anonimato –un turista extranjero en un hotel prácticamente vacío – para realizar un ejercicio de introspección y plantearse intensamente la dirección que habría de tomar su obra, y tuvo un brote de creatividad, al contrario de lo que le había sucedido en Toledo. Desde Ronda consiguió un nuevo estudio en París y partió en febrero para enfrentarse una vez más a la dura prueba que esta ciudad representaba para él desde que, en 1902, la visitara por primera vez. Ronda, por lo tanto, podría considerarse un lugar de descanso, un periodo de tregua en el peregrinaje –a menudo atormentado– de Rilke por los países de Europa, y una íntima experiencia de un paisaje cuyas características numinosas tuvieron una profunda resonancia en su interior.

GUERRA DEL 15 (STUPARICH, GIANI)
Guerra del 15, publicado en 1931, recoge los apuntes que Giani Stuparich tomó durante los dos primeros meses de la guerra en Monfalcone, en el noreste de Italia, cuando participó desde las trincheras en las sangrientas batallas del Isonzo. El libro conserva la vivacidad propia del momento en que se redactó, en pleno conflicto, y ofrece una visión no solo de la contienda, sino sobre todo de las reacciones psicológicas de un joven voluntario que se enfrenta a una realidad brutal. Frente a la retórica belicista de la que luego haría alarde el fascismo, el autor indaga las consecuencias de la guerra en la naturaleza del hombre y sus valores. En palabras de Claudio Magris, se trata de una obra que sigue siendo uno de los mejores testimonios europeos de aquella época convulsa, en la que «la inspiración moral está indisolublemente unida a la creativa y fantástica», y que ofrece una «perfecta simbiosis de humanidad y escritura».

CARTAS A LORD ALFRED DOUGLAS (WILDE, OSCAR)
«¡La felicidad, no ! ¡Sobre todo nada de felicidad ! ¡El placer ! Hay que preferir siempre lo más trágico», exclamaba en cierta ocasión Oscar Wilde. Mucho más que un aforismo, la frase contiene toda una declaración de principios, que el propio Wilde llevaría hasta sus últimas consecuencias con admirable literalidad. De hecho, en el suntuoso argumento de su vida, la tragedia tuvo un nombre : Lord Alfred Douglas. Este muchacho de aspecto «jovial, áureo y encantador» fue, ciertamente, el gran amor de Wilde, la viva encarnación de su apetecido ideal, pero también la causa directa del escándalo que le conduciría a los tribunales primero y de allí a la ruina y a la cárcel, de la que Wilde saldría convertido en patética sombra de sí mismo. Wilde y Douglas (Bosie, para sus allegados) se conocieron en 1881, cuando éste apenas contaba veinte años y aquél era celebrado ya como un santón del esteticismo y brillante escritor. Muy pronto se entablaría entre los dos una íntima relación. De su complejo y movedizo carácter dan buena cuenta las cartas reunidas en este volumen, que abarcan desde noviembre de 1892 hasta agosto de 1897 y que son todas las que se conservan entre los dos amantes, con excepción de la conocida epístola De profundis. Unidas por el común denominador de una inconstante pero continuada pasión, estas cartas nos conducen desde los gloriosos días de éxito y de los placeres compartidos hasta las amargas horas del desencuentro, cuando, tras dos años de prisión, uno y otro intentan en vano revivir antiguos esplendores. Desde las apresuradas y festivas tarjetas escritas desde cualquier hotel o restaurante, hasta las sombrías elegías concebidas en la cárcel o el exilio en Francia, la pluma de Wilde, lírica y mordaz, transparenta aquí en todo momento su fatal y decidida voluntad de acceder a ese nivel superior en el que la vida y arte se confunden.

DIARIOS (1847-1894) (TOLSTOI, LEV)
«El conde Lev Nikoláievich Tolstói?dice Selma Ancira?era del todo impredecible. Un día se encontraba en medio de una batalla en Crimea y al siguiente aparecía segando el heno con los campesinos. Otro día nos enterábamos de que estaba aprendiendo el oficio de zapatero y días más tarde de que estaba estudiando griego clásico para leer a Homero. Había momentos en los que nos sorprendía con el minucioso examen de conciencia al que se sometía, mientras en otros lo veíamos perder su hacienda por deudas de juego. Era una personalidad llena de contradicciones, desmesurada y seductora, cuya vida había quedado registrada en un diario.» El presente volumen es una selección amplia y significativa de los diarios que Lev Tolstói escribió entre 1847 y 1894. Poco dado a concesiones, Tolstói se nos presenta en ellos en su más íntima humanidad, en la lucha que mantuvo consigo mismo y con su entorno, en la búsqueda incesante de su plenitud como hombre y como escritor.

CARTAS A LOUISE COLET (FLAUBERT, GUSTAVE)
Que nadie pregunte por las cartas de Louise Colet a Gustave Flaubert: la piadosa mano de Caroline Franklin-Grout, preocupada por mantener limpia la memoria de su ilustre tío, destruyó aquellas misivas, harto indecentes a su juicio. Pero es inútil lamentarse al respecto. Las cartas de Louise a su amante difícilmente podrían contener nada muy nuevo, nada que no sepamos o podamos adivinar gracias a las cartas del propio Flaubert entre agosto de 1846 y marzo de 1855. En efecto, éstas no constituyen la mitad de un todo truncado para siempre, la mitad del medallón que encaja en su otra mitad, las réplicas de un diálogo perdido. Son una totalidad, un monólogo completo y redondo ;salvo en aspectos nimios que sólo podrían atraer a un mirón;, un retrato personal e íntimo del joven Flaubert y de la poetisa madura. Poco importa que dichos retratos sean exactos o que estén falseados, sobre todo en las primeras cartas, por la pasión amorosa. Tal fuego, en todo caso, no duraría. Los entusiasmos iniciales de los primeros meses, ocasionalmente enfriados por riñas epistolares (sobre todo epistolares, pues las ocasiones de verse eran escasas), cederán pronto ante la serenidad de sentimientos más tibios, y darán paso, antes de la ruptura final, a lo que da todo su valor a estas cartas para el lector no exclusivamente interesado por la vida sexual de los famosos: las reflexiones de Flaubert sobre la vida y sobre el pasado; consejos (desaprovechados) sobre lecturas, y sobre el arte de escribir; varias fobias, y ardientes filias; juicios apasionados sobre la amistad y el arte, sobre la sociedad y sobre la creación literaria; larguísimas, detalladas anotaciones y correcciones de textos de Louise, que revelan la paciencia y el gusto artístico de Flaubert y, en definitiva, la lealtad a su amiga. Ni siquiera las correcciones de Gustave lograron que los versos de «la Musa» sean legibles hoy. La poetisa profesional ha muerto para la historia literaria, pero la amante de Flaubert vive en las cartas, lo que no deja de ser un consuelo, y algo que debemos agradecerle.