Comparat amb el Diari d?Anna Frank i escrit entre setembre de 1941 i agost de 1942, el Diari de Praga reflecteix les dures condicions sota les quals van viure els ciutadans praguencs durant l?ocupació nazi. Totes les anotacions traspuen una gran tensió interior, cada paraula recull l?atmosfera de l?època i de la vida d?un «gueto sense murs»: amb un estil lacònic i objectiu, amb una visió juvenil del món, múrria e ingènua a la vegada, amb la curiositat i la veracitat pròpies d?un nen, Petr es veu cruelment confrontat amb l?angoixa de les persones adultes i la inseguretat que va obrint-se pas en la vida quotidiana. Així, per exemple, l?1 de gener de l?any 1942 va escriure: «Allò que ara és ben habitual, en temps normals despertaria una gran commoció.»
Uno de los éxitos de la temporada literaria de 1967 fue el Diario de una vida breve, de Juan Manuel Silvela Sangro. Lo apoyaron algunos de los nombres de más peso en el Madrid intelectual de aquel momento. Julián Marías le escribió un iluminador y emotivo prólogo (epílogo en la presente edición); en una entusiasta reseña Guillermo Díaz-Plaja elogió la naturalidad del estilo y la delicada sensibilidad del escritor; mientras que Federico Sopeña lo consideraba poco después un documento de la vida musical de Madrid, indicativo además de ciertas nuevas actitudes religiosas, políticas y culturales en pleno franquismo. Desde niño Juan Manuel padeció de una grave lesión cardíaca de la que murió en París en mayo de 1965, a los treinta y dos años. Quizá el reposo al que se vio abocado intermitentemente le proporcionó la distancia contemplativa favorable a la escritura de un diario. Pero éste es un diario donde la introspección y las conclusiones son secundarias, donde lo que más importa es la atención sorprendida, la curiosidad insaciable, el descubrimiento gozoso de los distintos aspectos de la vida entre la adolescencia y la primera juventud. Y nos conmueve por su fragilidad, ya que al leerlo sabemos el prematuro desenlace fatal, mientras que el diarista, esperanzado a pesar de los indicios contrarios, se lanza a vivir la vida con la ilusión del que la tiene entera por delante. Ya entonces afirmaba Julián Marías que el diario en tono menor de Manolo Silvela, velado de grises, hecho de bondad y buena educación, muestra con mucha más fuerza que tantas novelas lo que ha sido Madrid al menos, un fragmento de Madrid- desde 1949; y en él, yendo y viniendo, ensayando la vida, soñándola, esperándola, deseándola, temiéndola, desconfiando de ella, tratando de entenderla, gozándola siempre, un personaje atractivo, sincero, lleno de matices, generoso y por ello a última hora feliz. Juan Manuel Silvela Sangro nació en Madrid en octubre de 1932 y murió en París en mayo de 1965. Licenciado en Derecho, estaba especializado en el estudio de las lenguas modernas y tradujo algunos libros de diversas materias. En Zúrich, donde vivió a principios de los años sesenta, fue director de la sección de español de la Escuela de Intérpretes y profesor de alemán en la Escuela de Artes y Oficios. Póstumamente se publicaron sus diarios, que abarcan de 1949 a 1958, bajo el título de Diario de una vida breve (Prensa Española, 1967) y sus Cartas a Anna (Prensa Española, 1970), escritas entre 1960 y 1965.
Un Boadella irónico, perspicaz, malicioso e incisivo, disparando sobre la vida española de los últimos tres años a través de la política, las artes, los medios, la corrupción, el teatro, el medioambiente, la tauromaquia o el nacionalismo. Una visión singular de nuestra sociedad, mezclada también con la mirada tierna y apasionadahacia el amor de su vida.
Construida a base de textos tomados de los abundantes diarios escritos por su autor, esta autobiografía describe paso a paso el itinerario espiritual recorrido por el inquieto monje y prolífico autor que fue Thomas Merton. Cultivó diferentes géneros (cartas, poemas, novelas, ensayos de literatura y de temas sociales o estrictamente espirituales, diarios) y se convirtió en uno de los autores espirituales más importantes del siglo XX, cuya vida sigue siendo relevante para nosotros.
Es éste un libro inusual, por su contenido, y porque en su elaboración han participado, además de Byron, dos escritores de gran prestigio : Jaime Gil de Biedma y Eduardo Mendoza. En efecto, de la ingente correspondencia del primero, el poeta Jaime Gil de Biedma hizo una selección muy personal, que se proponía traducir y prolongar. Su muerte, ocurrida en 1991, le impidió llevar a cabo este proyecto, que años más tarde retomó el novelista Eduardo Mendoza. De éste es la magnífica traducción de las cartas, así como el prólogo, que permite acometer la lectura de este excepcional y cautivante documento con una imagen cabal de la figura de George Gordon Byron (1788-1824), el gran poeta del romanticismo inglés, y de las circunstancias personales e históricas en que se inscribe esta fracción de su correspondencia.Las cartas seleccionadas corresponden al periodo veneciano de la vida de Byron, es decir, el que se inicia en 1816 con la llegada del poeta a Venecia, «la isla más verde de mi imaginación», fugitivo de la sañuda persecución de sus compatriotas. Tres años de exilio, dolorosos y fructíferos?en los cuales escribió, entre otros muchos poemas, Manfred y DonJuan, seguramente su obra maestra?, y también años turbulentos y escandalosos, que culminaron, tras una infinidad de incidentes y de no pocos lances amatorios de corte tragicómico, en su apasionado idilio con la condesa Teresa Guiccioli, tras cuyos pasos Byron abandonó Venecia definitivamente en 1819. Las cartas, desenfadadas, agudas, vehementes, a veces patéticas, y siempre de una conmovedora sinceridad, nos revelan las diversas facetas de la personalidad del autor, sus peripecias amorosas, su preocupación por el dinero y por la edición de las obras, sus opiniones literarias y, sobre todo, sus apasionadas relaciones con los destinatarios : su ex esposa, su hermana Augusta, sus amigos y su editor, entre otros. Por añadidura, como dice Eduardo Mendoza en el prólogo, esta correspondencia «constituye un relato insólito y particularmente vívido de aquella Venecia decadente, turbia, depauperada y licenciosa, que los turistas procuraban sortear».
Los últimos años de la vida del conde Lev Tolstói se vieron marcados por la muerte de Vániechka, el menor y más querido de sus hijos, la excomunión y, finalmente, la huida de su casa de Yásnaia Polaina, a los ochenta y dos años, provocada por un matrimonio insostenible. Como en su juventud, también en su vejez Tolstói confería a su diario un lugar primordial, ya que estaba convencido de que éste le permitía profundizar y lo obligaba a la sinceridad, a la franqueza y a la honradez consigo mismo. «Cuando se escribe un diario?decía?, uno percibe de inmediato cualquier cosa que sea falsa.» Con el paso del tiempo, los diarios de Tolstói se fueron convirtiendo en un crisol de sus doctrinas filosóficas y morales; sin embargo, los elementos íntimos, personales, no destinados a ser leídos por otros, nunca dejaron de estar presentes, entrelazándose con reflexiones y juicios abiertamente destinados a ser difundidos. La magnífica selección de Selma Ancira anima la lectura, amena, instructiva y apasionante, de los últimos años de la vida de Lev Tolstói en la intensa Rusia prerrevolucionaria.
Comparado con el Diario de Anna Frank y escrito entre septiembre de 1941 y agosto de 1942, el Diario de Praga refleja las duras condiciones bajo las que vivieron los ciudadanos praguenses durante la ocupación nazi. Todas las anotaciones están atravesadas por una gran tensión interior, cada palabra recoge la atmósfera de la época y de la vida de un «gueto sin muros»: con un estilo lacónico y objetivo, con una visión juvenil del mundo, pícara e ingenua a la vez, con la curiosidad y la veracidad propias de un niño, Petr se ve cruelmente confrontado con la angustia de las personas adultas y la inseguridad que se va abriendo paso en la vida cotidiana. Así, por ejemplo, el 1 de enero del año 1942 escribe: «Lo que resulta ahora totalmente corriente, hubiera sido motivo de escándalo en una época normal.»
Una recopilación de ensayos, artículos, ponencias y apuntes de viaje de Saul Bellow que abarca, prácticamente, toda la vida del autor. Más de treinta textos publicados en revistas y periódicos en los que la astuta mirada de Bellow recoge desde un magnífico retrato de la ciudad de Chicago, la firma del tratado de paz entre Egipto e Israel, o impresiones sobre sus colegas, hasta una descripción de la sociedad española de posguerra. Pero es, sobre todo, su lamento por la pérdida de responsabilidad del novelista en la tarea de construir una literatura que sea vehículo de «impresiones verdaderas» lo que compone el corazón de este libro. Una crítica devastadora a sus contemporáneos que ejemplifica a la perfección el texto leído en la recepción del Nobel. Y como colofón, tres entrevistas en las que reflexiona sobre la lectura, la escritura, la enseñanza y la vida. Reseña: «Frase a frase, página a página, Bellow es, simplemente, el mejor escritor que tenemos.»The New York Times Book Review
Clarice empezó a escribir en la prensa en 1940 ;tres años antes de publicar su primera novela Cerca del corazón salvaje; colaborando de forma intermitente con periódicos y revistas hasta dos meses antes de su muerte, en 1977. Reunidos por primera vez en un libro, los textos de su fase inicial abordan los temas más diversos, desde la educación de los hijos a los tratamientos de belleza; de los remedios contra los ratones a la busca de la felicidad; de la elección de un perfume a los dilemas morales. Hablaba de todo, pasando de lo trivial a lo trascendental con desconcertante desenvoltura. Así, lo que encontramos aquí es otra faceta, poco conocida y estudiada, de Lispector. Una faceta que seguramente sorprenderá y encantará a quien se adentre en las páginas de este Correo femenino.
Los registros de la correspondencia de Íñigo López de Mendoza, II conde de Tendilla y I marqués de Mondéjar, capitán general del Reino de Granada y I alcaide de la Alhambra, constituyen una fuente excepcional para la historia de la naciente España Moderna. Estos libros pueden dar lugar tanto a reflexiones sobre el poder y la escritura y las nuevas formas de comunicación en un periodo de transición, como a otras consideraciones de tipo diplomático de corte más o menos de corte tradicional, sin olvidar, los frutos que a nivel histórico, lingüístico y desde la historia del arte puede suponer su estudio. La presente edición - segunda de aquella otra que se publicó en 1996 por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada- recoge la edición crítica, transcripción y unos extensos y completos índices de las profesoras Moreno Trujillo y Osorio Pérez, de casi dos mil cartas del periodo comprendido entre 1504-1506, periodo de una intensidad histórica importante como señala en el prólogo Antonio Domínguez Ortíz y sintetiza de forma clarificadora en la Introducción el profesor Szmolka Clares, perfecto conocedor de la época y del personaje.
Anne Sexton dejó un legado de cartas, poemas y libros. Para elaborar este volumen hemos hecho una selección a través de más de 50.000 trozos de papel que abarcaban fechas que van desde su infancia hasta su muerte. Era excepcional a la hora de mantener correspondencia con alguien. Escribía largas cartas cada día, de las cuales conservaba una copia en papel carbón. Además de esto, Anne conservó una vasta colección de fetiches y recuerdos: cajas de fotografías, álbumes, invitaciones y tarjetas de baile. Todo un documental de su vida. Solo podíamos seleccionar las mejores cartas y las más representativas. Sin embargo, hemos intentado presentar una imagen equilibrada de la vida de Anne tal y como la entendemos ahora.
La publicación de los textos relativos a la controversia que enfrentó a la Corona con los almirantes de las Indias, sobre aplicabilidad de los privilegios que los Reyes Católicos otorgaron a Cristóbal Colón, ha sido un ansiado objetivo debido a sus transcendentales consecuencias en el desarrollo normativo e institucional del Nuevo Mundo. Esta obra presenta una amplia colección documental sobre la controversia que, entre 1508 y 1541, enfrentó a la Corona hispana con los dos inmediatos herederos del descubridor de América. La transcendencia política, tanto para el Nuevo Mundo como para los reinos peninsulares, de la aplicabilidad de las concesiones que los Reyes Católicos otorgaron al último en las Capitulaciones de Santa Fe de 1492 y en subsiguientes privilegios debatida en este proceso ha dejado una abultada huella documental que explica las muchas décadas que su publicación ha precisado.
En abril de 1926, Salvador Dalí conoció a Pablo Picasso en París. Ese encuentro fue el inicio de una de las relaciones más complejas de la historia del arte del siglo xx. Si se la puede califi - car de amistad, ésta no estuvo exenta de rivalidad, mezcla de admiración y celos. Con el tiempo, la fascinación del joven Dalí por el arte del «maestro» se fue transformando casi en una obsesión, mientras que la aparente indiferencia de Picasso ocultaba un interés evidente por la carrera meteórica del ambicioso Dalí. Finalmente la difícil mezcla de admiración y envidia acabó distanciándolos y sus divergentes posturas respecto a la Guerra Civil truncaron defi nitivamente la posibilidad de un acercamiento. No es poco lo que se ha escrito sobre los encuentros entre los dos gigantes de la pintura, casi todo marcado por los tópicos y por la leyenda que se fue creando en torno a uno y otro, y que ambos, a su manera, contribuyeron a alimentar. Picasso y yo, título que procede de la más sonada de las conferencias que Dalí pronunció acerca del arte de Picasso, es un intento de glosar la relación que existió entre ellos, partiendo tanto del epistolario completo con una única postal fi rmada por Picasso a Dalí como de los textos que Dalí le dedicó al pintor malagueño. Las cartas, los escritos del propio Dalí y las declaraciones hasta la fecha inéditas, de testigos de primera mano, recogidas en el estudio preliminar de Víctor Fernández, son el material más vivaz y fi dedigno del que disponemos para construir el relato de su amistad.
«Éste es un libro singular [...], uno de esos libros que acompañan de manera especial al lector. [...] Son escritos de un filósofo, pero no es un libro de filosofía; se podría decir que guarda parecido con un libro de poesía puesto que avanza por destellos, sorpresas, aparentemente por casualidad. El tema de estas páginas es el dolor. O mejor: más que el tema, el dolor es el problema ante el que estas palabras se inclinan: y éstas, aunque se trate de un diario donde se entremezclan con mil divagaciones y miles de consideraciones políticas, filosóficas o sociales, se convierten en fragmentos de poesía por la tensión que mantienen ante aquel problema, en momentos que a veces casi rozan la tensión del Requiem de Mozart. [...] La personalidad humana se forma a medida que madura un juicio sobre las experiencias que le toca vivir. Siendo la experiencia del dolor una de las más imponentes, se puede afirmar que la actitud que un hombre asume ante la experiencia global de su vida y el problema que la vida representa. De cómo un hombre se coloca ante el problema del dolor se comprende cómo se coloca ante el problema de la existencia por entero. [...] La existencia del dolor es el problema en torno al cual la reflexión humana de todos los tiempos ha sufrido cambios vertiginosos: aunque se ha hablado mucho sobre los supuestos modos para evitarlo y se ha investigado otro tanto en torno a las varias formas de dolor posibles, cualquier reflexión sería sobre el 'por qué' de su existencia en la experiencia humana tiene que detenerse y admitir un misterio insondable». (de la Introducción de Davide Rondoni)