Verney Lovett Cameron narra en estas páginas su tremendo viaje, en el que recorre África de costa a costa (de Zanzíbar a Benguela). Páginas que hablan de canoas, mulas, perros terrier, cabras amaestradas, elefantes, hipopótamos, esclavos, árabes esclavistas, nativos beligerantes, hombres blancos… el cadáver de Livingstone, el tratante Tippu Tip, la sombra de Burton y Speke…, y la eterna paciencia de un hombre al que roban, engañan, amenazan, abandonan. Pero que, como sus dos predecesores -también escoceses-, está hecho de la madera de los grandes hombres, de los hombres justos, de los valientes
En noviembre de 1928, el creador de Sherlock Holmes, el detective más famoso del mundo, parte de Southampton (Inglaterra) con su esposa y sus tres hijos, Denis, Malcom y Billie, con destino a Sudáfrica. Se trata del cuarto y último de sus viajes siendo destino de los anteriores Australia, Estados Unidos y Canadá con el objeto de propagar por otras tierras las ideas espiritistas de las que se había vuelto defensor infatigable. Con este fin recorre, durante el que iba a ser el penúltimo invierno de su vida, además de Sudáfrica Rodesia, Mozambique y Kenia. La travesía de ida se inicia con un fortísimo temporal en el Golfo de Vizcaya, y vía Madeira y Cabo Verde arriba a Ciudad del Cabo. El retorno, por el Océano Índico y el Canal de Suez lo trae de regreso hasta Malta y la costa francesa. Los cinco meses que quedan entre medias constituyen esta peculiar y entretenida narración de aquel viaje.
En este libro, el autor relata una expedición arqueológica a la Isla de Pascua en la que acompañó al famoso investigador Thor Heyerdhal. Han transcurrido cincuenta años desde la expedición que insipiró la obra Aku-Aku, de Heyerdhal. Ahora, algunas cosas han cambiado en la Isla de Pascua, pero el lugar sigue encerrando una magia especial.
En esta obra se ofrece una imagen de conjunto sobre el período carolingio, de singular relevancia en la historia de Occidente, y sobre el que tanto se ha escrito y se escribe en la actualidad.