En la práctica jurídica contemporánea es usual que muchas discusiones giren en torno a elementos tales como "derechos fundamentales", "bienes constitucionalmente protegidos", "valores superiores" y otros aspectos sustantivos, normalmente de rango constitucional. Asimismo, la distinción entre "principios" y "reglas", o conceptos como el de "ponderación", han pasado en las últimas décadas a formar parte del bagaje teórico básico de los juristas. El autor ofrece en el libro un análisis riguroso de los conflictos entre principios constitucionales, de la ponderación y de la posibilidad de obtener una única respuesta correcta en todo caso, y muestra cómo desde el positivismo jurídico y la filosofía analítica puede darse perfecta cuenta de estas cuestiones, señalando además cómo algunas afirmaciones ampliamente compartidas sobre los principios y la ponderación deben ser abandonadas o cuanto menos matizadas, y que en esencia las situaciones de conflicto entre principios son muy similares, tanto en su estructura como en su modo de resolución, a las antinomias entre reglas.
La experiencia del Derecho ha planteado al hombre, desde la Antigüedad, temas de reflexión filosófica y problemas especulativos, que también hoy se presentan a nuestro pensamiento. El valor moral al que se dirige el Derecho, es decir, la justicia, sus razones de validez y obligatoriedad, su lugar entre las otras formas del obrar humano, su relación con el poder político al que puede o no estar subordinado, la posibilidad de construir una ciencia jurídica, el método de esta última, constituyen, en efecto, una serie de problemas bien presentes para nosotros. Pero los cuales no podemos realmente entender si antes no conocemos o no hemos recorrido el proceso histórico a través del cual se han venido madurando. Una exposición histórica, aun sucinta, de la reflexión filosófica acerca de dichos temas que se dirija no solamente a los estudiantes universitarios, sino a todos los que son conscientes de los problemas que al pensamiento humano plantea la convivencia social, puede ayudar al hombre de hoy a comprender mejor aquellos, de orden filosófico, que dicha convivencia le plantea en aquel aspecto esencial de la misma que es el Derecho, norma y ordenamiento de toda posible sociedad. Esta edición ha sido ampliada con un extenso apéndice dedicado al estudio de la Filosofía del Derecho en España, en los siglos XIX Y XX, por el profesor de Derecho natural y Filosofía del Derecho en la Universidad de Málaga, José F. Lorca Navarrete.
Análisis de patologías causantes de discapacidad laboral permanente.El hecho causante en la protección de la incapacidad permanente.Evaluación del daño corporal y munisvalía.Enfermedades invalidantes más prevalentes.Iter en el procedimiento de calificación de la incapacidad permanente.La invalidez como causa de extinción del contrato de trabajo
El tema central de este libro es el lenguaje del derecho. El interés teórico y filosófico por el análisis lingüístico del derecho, tiene algunos antecedentes en el siglo xix, pero su pleno desarrollo sistemático sólo pudo comenzar como consecuencia del intenso despliegue de la filosofía analítica, iniciada en las primeras décadas del siglo xx por Frege, Moore, Russel, Wittgenstein, Austin, Tarski, Carnap y Ayer, entre otros. En su concepción, los problemas filosóficos son esencialmente problemas lingüísticos y su solución requiere una reforma del lenguaje o una elucidación más adecuada de su funcionamiento. Este marcado interés por el lenguaje que implicó el desarrollo de la lógica moderna, encontró una amplia resonancia en otros campos científicos, y tuvo un gran impacto también en la filosofía del derecho. Las obras ya clásicas de Kelesen, Hart, Ross y Bobbio, y los trabajos más recientes de Wright, Raz, Nino, Guastini, entre otros, dan buena prueba de ello. Daniel Mendonca muestra en detallados análisis cómo operan en la práctica jurídica ciertas palabras clave, como autorizar, promulgar, derogar, prescribir, obligar, permitir, sancionar, castigar, y cuál es su fuerza vinculante en el discurso del derecho y en la práctica jurídica. En pocos ámbitos se puede experimentar con tanta precisión como en el Derecho lo que la filosofía analítica llama un «acto de habla».
El cambio constitucional, generalmente concebido como un proceso gradual y sujeto a reglas específicas de enmendabilidad, es en realidad un proceso revolucionario. Así lo sostiene Bruce Ackerman en La política del diálogo liberal. La democracia es un sistema dualista, caracterizado por la alternancia entre extensos períodos de apatía cívica (la política normal) y singulares episodios de una movilización de la deliberación popular, tras los cuales cierta propuesta reformista logra un apoyo público profundo, que se refleja en un consentimiento supramayoritario (la política constitucional). De esta manera el pueblo enmienda intermitentemente la Constitución sin que se cumplan los recaudos formales que el propio texto especifica. El contenido de la voluntad popular, expresado en un momento constitucional, es finalmente codificado por la Corte Suprema a través de decisiones transformadoras, que aseguran la preservación del cambio. Definiendo el rol «preservacionista» de la Corte, Ackerman considera que el dualismo ?un modelo que puede extenderse a la teoría constitucional comparada de los últimos sesenta años? logra disolver, en vez de resolver, la dificultad contramayoritaria planteada por el control de constitucionalidad. Este libro, una colección inédita de ensayos, sistematiza una teoría que ha atraído la atención de los más destacados constitucionalistas dentro y fuera de los Estados Unidos y que fue caracterizado como «una de las contribuciones más importantes al pensamiento constitucional norteamericano de la segunda mitad del siglo xx.» (Cass Sunstein). La política del diálogo liberal es mucho más que un título: es una síntesis del ideario político, liberal y dialógico que inspira y justifica la teoría democrática de un autor que ha presentado un fuerte desafío tanto a perspectivas formalistas como fundamentalistas del constitucionalismo moderno.