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El segundo año empieza cuesta arriba para los chicos y chicas de la Escuela de Teatro. En realidad, no todos los alumnos han aprobado y, en la clase de Violeta, hay tres que tienen que superar el examen: Nico, Rebeca y Silvia. Mientras tanto, en la plaza del Teatro se ha instalado un fascinante mercado de objetos antiguos que desprenden olor a escenario. Entre partituras, trajes y disfraces e instrumentos musicales, una buena sorpresa espera a todos los chicos que regresan a la ciudad.
La danza es una forma de expresión con una larga historia y que ha ido adoptando formas diversas junto con la evolución del ser humano. En el camino que recorre el bailarín durante su aprendizaje, encuentra retos a superar de distinta índole (físicos, psicológicos, culturales...). El abordaje de estos retos puede mejorar a través de un mejor conocimiento del propio cuerpo y del propio trabajo.En El cuerpo en la danza los autores presentan los conceptos básicos de la biomecánica de la extremidad inferior, de la columna vertebral y de los mecanismos reguladores de la postura, y cómo esta biomecánica y estos mecanismos pueden modelarse y adaptarse a los diferentes tipos de danza para que el bailarín sea capaz de alcanzar la perfección de su gesto dancístico.También a lo largo del texto se exponen las diferentes patologías que con mayor frecuencia pueden afectar al bailarín y su íntima relación con la alteración de la biomecánica normal.
Escuela de ballet es una fantástica introducción al mundo del ballet clásico. Ofrece a los jóvenes lectores la oportunidad de descubrir cómo llegar a ser un auténtico bailarín. Al seguir las experiencias de los jóvenes alumnos de ballet, desde su primera
Ante el prejuicio, fuertemente arraigado en la teoría de la danza moderna, de una presunta antinomia entre danza y pensamiento abstracto, este libro analiza cómo se fragua un imaginario dinámico en la genealogía misma de la filosofía occidental y cómo ha sido posible concebir la danza como residuo de un pensamiento teológico secularizado que llegó a dictar la construcción de un canon filosófico propio. Filosofía de la danza propone al lector tres itinerarios reflexivos: el primero, el encuentro artesanal y performático entre danza y artes plásticas; el segundo, la relación controvertida entre danza y música, y, el tercero, el vínculo sutil entre danza y literatura. Los tres recorridos enriquecen el discurso de la danza, que a lo largo de la historia se ha entretejido íntimamente con otras manifestaciones artísticas.
Con estas «memorias» de una elegante cortesana tal vez inspirada en un personaje real, Mirza Muhammad Hadi Ruswa escribió en 1899 la primera novela en urdu (la lengua hablada entre la población musulmana del norte de la India y Paquistán). Umrao, la protagonista, cuenta cómo de niña fue raptada y vendida a un burdel, donde recibió una exquisita educación en las artes de la poesía y la danza, y cómo luego prosperó su carrera entre sultanes y nababs, bandidos y molvis, amantes y confidentes, y rodeada de otras cortesanas, algunas más hermosas que ella, algunas más «pervertidas». Cuando la juventud y los placeres ya han pasado, recuerda con dulce nostalgia lecciones de amor («Se puede querer inteligente o tontamente») aprendidas en noches de intimidad, aventuras galantes, anécdotas cómicas e historias de honor, celos y engaños.
¿Por qué se le llama el Séptimo Arte? Esa expresión, acuñada en 1911 por Ricciotto Canudo, consagró al cine como un arte nuevo el séptimo en el que se resumían los seis anteriores. De la escultura y la arquitectura heredaba la creación de espacios; de la danza, el movimiento escénico; de la música, la banda sonora; de la pintura, la composición y la luz; y de la literatura, el guión y los diálogos. A partir de Canudo, el cine se ha visto siempre como un arte compartido. Este libro se propone seguir paso a paso el proceso de creación de algunos filmes destacados (dicho en términos populares, descubrir cómo se hicieron las grandes películas). Y esto supone prestar atención, en cada una de sus fases, a la creatividad y al buen hacer profesional que aportaron diversos artistas. Creatividad, en primer lugar. Porque el cine tiene algo de esa inspiración que solemos reconocer en el creador de una obra artística. Profesionalidad, en segundo lugar. Porque el cine tiene unas reglas, un modo de hacer (un arte, en el sentido de hábito) que permite asegurar la calidad de los trabajos y crear las condiciones para alumbrar obras maravillosas. Al final, se descubre que la respuesta a la pregunta del título (¿cómo se hicieron las grandes películas?) se encuentra no sólo en el hallazgo de su idea creativa, sino en el seguimiento de las decisiones acertadas que se tomaron en cada fase del proceso: elección de la historia, escritura del guión, búsqueda de localizaciones; selección de los actores, ensayos previos, rodaje; montaje, sonorización, composición de la música. Una vez terminada la cinta, aún hay espacio para la profesionalidad en el amplio abanico del marketing cinematográfico: el lanzamiento adecuado de la cinta, la publicidad en salas y medios de comunicación, o la presencia en los más importantes festivales de cine son elementos estratégicos que pueden determinar el éxito o el fracaso del filme.