Una breve lectura reflexiva que puede servir como homilía y una oración complementaria para todos los días festivos del año litúrgico en su ciclo B. Estas homilías están escritas para los sencillos de comunidades cristianas que viven en América Latina. Tienen un sabor de allá, un sabor a conversación familiar sobre la Palabra de Dios. El encanto está en la sencillez.
Algunas preguntas para renovar conocimientos, profundizar en algunos conceptos o aclarar dudas: ¿Por qué es absolutamente necesario el sacerdote para celebrar la misa?; ¿Hay que leer necesariamente textos bíblicos en la Eucaristía?; No se habla de sermón, sino de homilía. ¿Es solamente un cambio de nombre? ¿Qué es la homilía?; Nos damos la paz, pero ¿de qué paz se trata?; Seguir la misa televisada, ¿es lo mismo que asistir a la misa parroquial?
Las comunidades cristianas son cada vez más conscientes de la originalidad e importancia de los tiempos fuertes en la vida cristiana. El objetivo del Adviento es el mismo para los tres ciclos litúrgicos. Los matices nos vienen de la Palabra de Dios proclamada. En el ciclo C, es Lucas quien nos marca el camino.El Evangelio de Lucas ha ayudado a configurar la celebración del año litúrgico. La concepción de su obra ha sido causa e inspiración de la secuenciación de los sucesos salvíficos que conforman el año litúrgico.Aquí quedan recopilados una serie de elementos utilizados durante algunos años en la acción pastoral.
La proclamación de un Año Santo Extraordinario o Jubileo de la Misericordia nos invita a descubrir y celebrar al Dios de la misericordia que en Jesús se nos ha revelado en toda su originalidad y plenitud. Estas celebraciones son una aportación a las comunidades cristianas para adentrarse en la ternura del corazón de Dios. El comentario a la Palabra está extraído de la bula de convocatoria del Año Jubilar, Misericordiae vultus.
«Querría invitaros a que os unáis a la Red Mundial de Oración del Papa, que difunde, también a través de las redes sociales, las intenciones de oración que propongo cada mes a toda la Iglesia». PAPA FRANCISCO
El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, publicado en 2002, dedica un apartado a la fiesta de la Presentación del Señor (nn. 120-123). Los fieles cristianos «asisten con gusto a la procesión conmemorativa de la entrada de Jesús en el Templo y de su encuentro, ante todo con Dios Padre, en cuya morada entra por primera vez, después con Simeón y Ana». Esta procesión, con el tiempo, se caracterizó por la bendición de las candelas que honraban a Cristo, «luz para alumbrar a las naciones» (Lc 3,32).
El Vía Crucis es un singular modo de acercarse, personal y comunitariamente, al misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La principal característica de este Vía Crucis de la paz es su sencillez. pero también su seriedad, pues privilegia el lugar de la palabra de Dios y su escucha.