Stephen King, maestro indiscutible del género de terror, se supera una vez más. En Heaven, una pequeña localidad de Nueva Inglaterra, se produce una misteriosa serie de accidentes y asesinatos. Varios habitantes sufren mutilaciones y adquieren la capacidad de comunicarse por telepatía. El enigma y la angustia aumentan a medida que se desarrolla el relato hasta alcanzar un sorprendente desenlace. La crítica ha dicho...«Leer un buen King, sobre todo de noche y a solas, es empresa arriesgada: los ángulos oscuros se preñan de presencias amenazadoras y el aire se espesa con la tinta del espanto.»Qué Leer
Cuando una familia recoge a un autoestopista en medio de la peor ventisca de la historia, piensa que le está haciendo un favor. Pero se comporta de un modo amenazante e inquietante, y además les pide algo que no pueden darle: un momento de su tiempo. Le obligan a bajarse del coche, aunque ninguno de ellos cree realmente que esa será la última vez que lo vean. Están en lo cierto. Brand, que podría ser humano o no, le enseña a la familia que lo malo en ocasiones proporciona placer, y que a la buena gente a veces también le ocurren desgracias. Se infiltra en sus relaciones, los obsesiona, y poco a poco llegan a descubrir algunas dolorosas verdades: el amor te ciega, el miedo te controla y el odio te confunde.
Se cuenta que los ciudadanos de la vecina Arkham que transitan por la carretera de Aylesbury, al llegar al cruce de Deans Corners, se cuidan muy mucho de no tomar por equivocación el desvío que conduce a Dunwich, pues no desean acercarse por allí. Esta aldea rural situada en el valle del río Miskatonic, en algún paraje perdido al norte de la región central de Massachusetts, en Nueva Inglaterra, permanece envuelta en el misterio. Nadie puede decir con certeza qué le ocurre a Dunwich. Pero, sea lo que sea, está claro que algo inusual acontece allí. El horror de Dunwich es uno de los relatos icónicos de Howard Phillips Lovecraft. Escrito en 1928 y publicado por primera vez en la revista Weird Tales un año más tarde, está considerado como uno de los textos principales de los Mitos de Cthulhu. Dunwich forma, junto con Innsmouth y Arkham, el llamado Triángulo de Lovecraft. A pesar de que su creador no volvió a usar este lugar como escenario de sus historias (salvo en uno de sus poemas), fue retomado por August Derleth y otros autores en el llamado ciclo de Dunwich. A dicho ciclo se suma ahora Ritos de Dunwich, una antología ideada y dirigida por Rubén Serrano, y realizada desde Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror.
Mikel Rodríguez ensayó en Sacamantecas y otros relatos vascos de terror un cruce entre el género fantástico muy particularmente tal y como lo entendió H. P. Lovecraft y la tradición vasca más truculenta y esotérica. Aquel experimento, que se saldó con notable éxito, tiene continuidad en los ocho relatos que constituyen el presente volumen, entre los que se encuentran, además de Caperucita, que le da título, otros como La reina de Navarra debe morir, En el viejo internado de Lekaroz o Cartas marcadas. El autor se sirve de su condición de historiador para ambientar sus tramas con absoluta verosimilitud en el tiempo y en el espacio, ya sea en el siglo V, durante una incursión de los suevos en el valle de Baztan; en el XVI, en la refi nada corte navarra de Pau o en la cubierta de la legendaria carabela San Lesmes rumbo al Pacífi co; en la Nueva Orleans de piel negra del XIX o en la Guinea colonial de las primeras décadas del XX. Asimismo, los relatos están transitados por personajes históricos, tales como la reina Juana de Navarra, la guerrillera Martina Ibaibarriaga, el escritor Joannes Leizarraga, el espía Sebastián de Arbizu, el corsario Jean Lafi tte o el explorador Manuel Iradier. Rodríguez vuelve a aportar con este volumen un apreciable caudal, fresco y renovador, a una corriente literaria, la del género fantástico y de terror, que, aunque quizá no afl ore con excesiva frecuencia, fl uye desde lo más profundo de la tradición y la historia vascas.
On a late autumn night, Deputy Hank Murphy and his partner are hot on the trail of poachers. After cornering them, the deputies discover something terrible. Something terrifying. Something that leaves three men dead, a town demanding answers, and a Sheriff that is happy to just sweep it all under the rug. Unable to find the information or support he needs, Hank turns to medical examiner Julie Black and university professor Jeremiah Besson to help him discover what killed his partner, and how to stop it, before the whole town is gripped in terror. Set in a small town in the American Midwest, Fear in the Blood is a thrilling creature-feature novel by C.M.W. Hawkins that will have you locking all your doors, turning on the lights, and doing your best to stay as calm as possible. There’s no telling what might be scratching at your door, eager for a quick bite.
Howard P. Lovecraft, August Derleth y, ahora, Brian Lumley, entre otros, han creado, fomentado y desarrollado los Mitos de Cthulhu hasta adquirir su actual y amplia popularidad. Los Antiguos existieron antes de la especie humana. Conquistaron mundos, libraron batallas increíbles y dominaron la magia y la ciencia. Pero eran malignos. Y desde aquella época, sin poder ser eliminados, se han visto confinados en lugares ignotos: Cthulhu en la hundida R'lyeh; Hastur en el lago de Hali, en Carcosa, etc. Pero ¿qué sucede con Shudde-M'ell..., prisionero de los laberintos perdidos de la propia Tierra? ¿Cuáles son los límites, si es que existen, de los poderes de Los Antiguos y sus esbirros menores? ¿Quiénes eran los Dioses Mayores que los aprisionaron y cuál su fuente de poder? ¿Podrá la humanidad hacer algo para salvarse de estos horrores? H. P Lovecraft creía que no..., que sólo el capricho del destino podría salvarla. Los seres de El que susurra en la oscuridad son nada más y nada menos que extraterrestres que desean conocer algo de lo humano, y no dioses cercanos a lo satánico. Lovecraft había dejado que sus personajes huyeran frente a lo extraño, haciéndoles rechazar el saber oculto.
H. P. Lovecraft (1890-1937) es el autor de los saberes prohibidos y de los libros malditos; su lenguaje, barroco y obsesivo, es una sugerencia de la fascinación por el terror. Selección y prólogo de Alberto Santos. Versiones definitivas de los relatos del maestro del terror. [ ]no tiene nada sólido; todo es como gelatina y hecho de cuerdas serpenteantes, como pegadas juntas con grandes ojos saltones por todo el diez o veinte bocas o trompas a todo lo largo de los costados, grandes como tubos de estufas, y todas moviéndose, abriendo y cerrando Completamente gris, con algo así como anillos azules o púrpuras y por Dios ¡ese medio rostro en lo más alto!
Todos los relatos ordenados cronológicamente por primera vez en castellano. Con Poe nacería el terror como género, fruto de sus obsesiones y de su corta vida errante. Transmutó el gótico alemán utilizando las claves del Romanticismo, anticipándose un siglo a los miedos y a los deseos más íntimos del hombre moderno. Las maldiciones ancestrales, las fuerzas ingentes y desatadas de la naturaleza, son elementos con los que el autor tratará de contagiar al lector para enfrentarlo al pavor de sus miedos más profundos. Edgar Allan Poe nos lega una obra inmortal, catálogo de sus propios terrores, pero muestra, además, el fino hilo que separa la realidad de la locura.