Cuanto más se adentra Maupassant en. lo fantástico, más avanza en lo irreal y más abraza. la realidad, su propia realidad, pues cada vez más sus cuentos están. compuestos de observaciones hechas sobre sí mismo. Con una lucidez. prodigiosa, este cerebro qu
Mary Shelley, autora de Frankenstein, novela que dio un nuevo impulso al género gótico, era hija del pensador radical William Godwin que también cultivó el género en dos magníficas obras: St Leon y Caleb Williams y de Mary Wollstonecraft, una de las primeras escritoras feministas, y contrajo matrimonio con el poeta romántico Percy B. Shelley. Las historias que presentamos en este volumen están envueltas en un tumultuoso ambiente romántico y tratan de describir caracteres sometidos a la influencia de fuertes pasiones, que dan pie a sucesos sobrenaturales o extraordinarios. Tanto la exposición de estos caracteres, constituidos por una estructura pasional anormal y deforme, como las descripciones de las situaciones extrañas y horribles que dichos caracteres provocan, colocan estos relatos en el corazón mismo de lo gótico.
Ambrose Bierce, escritor y periodista norteamericano, apodado «bitter Bierce» debido a su humor negro y corrosivo, nació en Ohio en 1842 y participó en la Guerra de Secesión como voluntario de las tropas federales. Herido en la batalla de Kennesaw Mountain, sobrevivió para escribir una serie de cuentos inmortales antes de desaparecer en 1913 en el territorio del México insurgente, rodeado de una nube de misterio muy acorde con su tenebrosa imaginación. En este volumen continúan las crónicas del lado más siniestro del universo, por el que Bierce deambulaba como un invitado de excepción, recorriendo en este caso la región de los espectros y aparecidos y las pesadillas que acechan en el fondo de nuestros sueños.
Con El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde (1886), obra maestra de la literatura de terror con que se abre esta selección de sus mejores narraciones de miedo, R.L. Stevenson volvió a ocuparse de un tema que le preocupó durante toda su corta vida: la dualidad de la naturaleza humana. Todo empezó con un sueño: «Lo que soñé sobre el doctor Jekyll -confesó el autor al New York Herald- fue que un hombre se ve obligado a entrar en un armario e ingiere una droga que lo transforma en otro ser. Me desperté y comprendí inmediatamente que había encontrado el eslabón perdido que andaba buscando desde hacía mucho tiempo, y antes de irme a la cama tenía muy claro casi todos los detalles de la trama». Localizada en el corazón de un Londres victoriano, la novela viene a ser una sucesión de testimonios procedentes de varios testigos cuyo presunto fin es desvelar un misterio. Jekyll y Hyde son como una entidad disociada en dos. Hyde es la personalidad demoníaca, monstruosa de Jekyll, al que horrorizan las acciones de su doble maligno, y simboliza el mal que Jekyll se reprime a sí mismo, el cual, una vez liberado, no puede controlar. La edición, a cargo de Juan Antonio Molina Foix, se completa con otros cuatro relatos: «Janet, la torcida» (1881), historia que transcurre en Escocia en 1712, fue el resultado de un concienzudo estudio de Stevenson sobre la brujería escocesa; «El ladrón de cadáveres» (1881) aborda un hecho real ocurrido en Escocia a comienzos del siglo XIX; en «Markheim» (1884) vuelve a aparecer el tema del doble, pero el doble, en este caso, es el diablo; y «Olalla» (1885), que también fue producto de un sueño y plantea el contraste entre la prístina belleza del escenario natural y la «antigua y ruinosa casa solariega» símbolo de la degeneración hereditaria.
Algernon Blackwood (1869-1951), «cuya voluminosa obra se encuentra entre las más bellas de la literatura espectral de todos los tiempos», según Lovecraft, «es el maestro absoluto e indiscutible de la atmósfera fantástica». Autor de obras fundamentales del género como El Wendigo o Antiguas brujerías, Blackwood tenía una profunda fe en el más allá y en la reencarnación, lo que le llevó a interesarse por el budismo, el hinduismo y la teosofía. Viajó por todo el mundo y se afilió a la Orden Hermética de la Golden Dawn. En 1906 apareció su primer libro, «The Empty House and Other Ghost Stories», al que siguió dos años después una colección de relatos del popular investigador de lo oculto John Silence (Gótica 46). El presente volumen reúne una selección de los mejores relatos de Blackwood, veintitrés historias extraídas de nueve diferentes colecciones publicadas entre 1906 y 1921. Aparte del mencionado El Wendigo (1910), en el que Blackwood nos hace experimentar como nadie el horror pánico que posee a un grupo de cazadores en plena naturaleza salvaje cuando sienten la perturbadora presencia de un ser abominable, otros relatos destacados de esta selección son Los sauces (1925), que narra las extrañas y terroríficas experiencias que sufren dos jóvenes excursionistas tras acampar una noche en un misterioso e inquietante islote del Danubio, La casa vacía (1906), en el que un investigador psíquico acude a la llamada de su tía para pasar una velada en una casa encantada que aún conserva el horror de una antigua tragedia, o El que escucha (1907), con el que el lector vivirá en primera persona, a través del diario de un escritor solitario y sonámbulo, la progresiva obsesión provocada por el asedio furtivo de un misterioso personaje que ronda su apartamento.
Arthur Bernède nació en la Bretaña francesa en 1871. Fue un escritor muy prolífico que no solo escribió numerosas novelas policiacas, históricas, de aventuras y de espionaje, sino también obras de teatro, libretos de ópera y guiones cinematográficos. En 1919, viendo que el cine se abría paso como una nueva narrativa, fundó junto con el actor Louis Feuillade y el escritor Gaston Leroux, autor de «El fantasma de la Ópera» con la que la presente novela guarda cierta relación, la Sociedad Cinéromans, una empresa de nuevo cuño destinada a la producción tanto de novelas como de películas. Bernède adaptó al cine veinte de sus obras. La más popular, «Judex», narra el enfrentamiento de un justiciero contra los banqueros en defensa de una viuda y un huérfano. Miembro de la masonería, luchó toda su vida por lograr el justo reconocimiento de los derechos de autor. «Belfegor» apareció inicialmente en el periódico Le Petit Parisien por entregas diarias entre enero y marzo de 1927. Su trama, llena de misterio y suspense, se inicia una noche en la que un vigilante del museo del Louvre sorprende en la Sala de los Dioses Bárbaros a un intruso enmascarado de pie junto a la estatua de Belfegor, dios de los moabitas. El agresor huye perseguido por el guardia y acaba esfumándose. Al día siguiente, la extraña figura vuelve a aparecer y ataca a otro vigilante dejándolo malherido junto a la estatua derribada. El inspector Menardier es encargado de la investigación oficial, pero también se verán implicados en el asunto Chantecoq, el rey de los detectives, y el intrépido reportero Bellegarde. En los dos meses que duró la publicación del serial, en Francia no se habló de otra cosa. Finalmente, en 1965, la televisión francesa emitió la mítica serie «Belfegor, el fantasma del Louvre».