Ildefonso Schuster nació en Roma en 1880, hijo de padre bávaro y madre tirolesa. Monje benedictino de San Pablo Extramuros, llegó a ser abad del monasterio. Humanista, historiador, teólogo, es conocido especialmente por sus aportaciones a la pastoral y la espiritualidad litúrgicas. En 1929, sorprendentemente, fue nombrado arzobispo de Milán, donde llevó a cabo una importante labor de dinamización diocesana, y se opuso decididamente a la ideología fascista. Murió en 1954.
El cristianismo ha descubierto que ser hombre es existir de cara a la resurrección y, por eso, ser cristiano debería significar existir en el amor incorruptible. El crisitnao está llamado a ser absoluto, a practicar la misericorida aboluta del Padre.
Una hermosa novela de iniciación y misterio en el ocaso de la Grecia clásica. En Delfos, el centro del mundo griego, donde su oráculo predice el futuro de todos, la pequeña Berenice es llevada a la enigmática vivienda de la sibila para que comience su aprendizaje. En ese fascinante lugar, lejos de su madre, convivirá con otras sacerdotisas e irá adquiriendo conocimientos, pero no solamente de gramática o de la digna filosofía impartida por Plutarco, sino también de otro tipo mucho más profundo, si cabe: la propia Pitia, la gran pitonisa, la entrenará para que logre controlar sus emociones e incremente sus dones adivinatorios, y pueda sobrevivir en un universo femenino lleno de belleza y sabiduría, pero también de oscuras pasiones y envidias. Pronto se dará cuenta la joven de que, en ese particular escenario, están ocurriendo hechos de difícil explicación que desembocarán en muertes violentas que deberán ser resueltas. La última Sibila es el retrato de una niña que debe aprender a ser mujer en un ambiente tan atractivo como hostil, y a la vez el reflejo de una época en la que el cristianismo avanzaba implacable frente a la decadencia de la esplendorosa religión de los dioses del Olimpo.
Este volumen recoge once piezas breves que san Josemaría preparó para su publicación en un arco de casi cincuenta años. Incluye tres homilías sobre la Iglesia y el sacerdocio, tres escritos jurídico-canónicos (entre ellos, la primera publicación del autor, en 1927), un artículo publicado en 1969, dos entrevistas y dos artículos sobre la Virgen del Pilar.
Descubre la importancia crucial de la Pascua en el plan de salvación diseñado por Dios, donde la cuarta copa de vino, al final de la celebración, proporciona una clave fundamental para entender el misterio.
Este libro ofrece unas valiosas meditaciones a quienes desean realizar por sí solos, o con una guía personal, los ejercicios espirituales de San Ignacio. También es de gran interés y utilidad para quienes quieran dirigirlos, o para quienes deseen servirse del método ignaciano para orientar su vida conforme a la voluntad de Dios. No solo cuando se trata de elegir el estado de vida, sino para cualquier elección. Paso a paso va dando el consejo y la orientación teórica y práctica oportunos. Su autor ha pretendido una obra práctica con sólida fundamentación teórica, teológica y bíblica. Los puntos para las meditaciones son breves, como pide San Ignacio, y en las contemplaciones no se ofrecen discursos, sino sugerencias que permitan ver, oír, observar, para que el alma se vaya transformando y disponiendo como conviene para encontrar la voluntad de Dios.
¿Es legítimo separar la religión de «lo público», como si su locus específico se encontrase en las prácticas de culto, más allá del cual no existiría «religión»? ¿O se deberá reconocer, trascendiendo cualquier subordinación a la disciplina del Estado, que ningún aspecto de la vida escapa del factor religioso por ser algo constitutivo de la naturaleza humana? El autor del presente ensayo, Roberto Esteban Duque, analiza estos interrogantes, primero a través de un estimulante recorrido histórico, constatando la separación del poder de toda amarra trascendente, consecuencia de un largo proceso de secularización, para exponer después el pensamiento de Alexis de Tocqueville, que destacará la productiva utilidad de la religión, y de Jürgen Habermas, para quien «en un mundo postsecular no podemos actuar tan fácilmente como si Dios no existiera».
La autora, a través de los personajes más significativos de la primera hora del cristianismo, nos ayuda a entrar en la entraña de la vida de las primeras comunidades cristianas. Estas son el seno materno que hace surgir, poco a poco, los libros que hoy conocemos como Nuevo Testamento. Es un proceso lento en el que los testigos de la primera ahora tienen un papel relevante: Pedro, Pablo, Santiago y muchos creyentes anónimos. El presente trabajo, sencillo y al alcance de muchos, nos invita a comprender el «ambiente social y religioso» en el que nacen los textos canónicos del Nuevo Testamento.
«Es preciso redescubrir el mensaje de la encíclica Humane vitae» (Amoris laetitia, 82). Es necesario volver a descubrirlo, porque ofrece una enseñanza capaz de dar luz y respuestas a las grandes cuestiones sobre el amor y la vida humanos. En su época y también en las que puedan darse con el paso del tiempo, porque, como hacía notar Benedicto XVI, «la verdad expresada en la Humanae vitae no cambia; más aún, precisamente a la luz de los nuevos descubrimientos científicos, su doctrina se hace más actual e impulsa a reflexionar sobre el valor intrínseco que posee». Humanae vitae es un texto de «palpitante actualidad» y de «un rico significado profético». Ayudar a redescubrir la actualidad y riqueza de ese mensaje es la finalidad de estas páginas.