La carta de Pablo a Filemón es el más breve de los escritos del Nuevo Testamento. Pablo pide a Filemón, cristiano, que acoja de nuevo a su esclavo Onésimo, también cristiano, que había huido y que, según la justicia de Roma, era merecedor de un castigo ejemplar. No obstante, la carta es un vivo testimonio de la contradicción entre la fidelidad al Evangelio de Jesús, creadora de un nuevo modelo de convivencia, y la costumbre y el derecho del Imperio de Roma. Un imperio en pleno desarrollo y afirmación de su poder, y un apóstol, Pablo, que escribe desde la cárcel. Teodor Suau analiza a fondo la carta y nos muestra sus consecuencias teológicas, éticas, cristianas. La legislación del Imperio, en la época de Pablo y en la nuestra, es ampliamente superada por un Amor que cuestiona cualquier clase de esclavitud. Teodor Suau (Palma de Mallorca, 1947), es sacerdote, biblista, ha sido director del Centro de Estudios Teológicos de Mallorca y actualmente es deán del Capítulo de la Catedral de Mallorca. Ha publicado en esta misma colección: Las mujeres en el evangelio de Marcos, Auschwitz: pensar la noche para reencontrar la esperanza y Los sacramentos en la vida de los discípulos.
Una recopilación de textos muy diversos tanto en su estilo como en la manera de plantear la cuestión, sobre la belleza en el culto a lo largo del siglo XX.
El autor propone en este ensayo repensar algunos presupuestos nucleares de la ética cristina. Si esta pretende hacerse creíble y mantener la capacidad seductora de su propuesta ha de tener presente que algunos de los elementos que la sostenían han dejado de estar presentes.
El Espíritu Santo es inasible, no tiene nombre ni rostro. A la hora de buscar argumentos que permitan acercarse a su misterio, surge un dato fundamental: es cada persona la que da rostro al Espíritu cuando vive bajo su guía dentro de la tradición eclesial. A lo largo de estas páginas el autor invita a aproximarse al Espíritu desde distintas perspectivas cuyo denominador común es la relación. Así, el Espíritu es contemplado en medio de la Trinidad, actuando en la Iglesia, ejerciendo su paternidad espiritual o siendo compañero de camino en la vida cristiana. El Espíritu Santo, confesado en el credo como tercera persona de la Trinidad, sigue actuando en la historia con vitalidad desbordante a través del martirio y la profecía, la belleza y el amor, la contemplación y el compromiso.
Primer volumen de una ambiciosa serie sobre iconografía cristiana universal, organizada no por estilos artísticos y épocas, sino por los distintos tipos iconográficos de la tradición cristiana, con abundantes referencias al arte español e iberoamericano. Este primer volumen, titulado La visualidad del Logos, editado en colaboración con la Fundación Las Edades del Hombre, está estructurado en dos partes: en la primera de ellas se analiza la imagen de Dios Uno y Trino, mientras que en la segunda se aborda su representación como creador del mundo y del género humano. Metodológicamente, la colección se aleja del formalismo imperante en la Historia del Arte y huye de análisis puramente estilísticos. Su peculiaridad consiste en analizar la representación de los tipos iconográficos del arte cristiano (entendiendo por tipo la representación visual concreta de un tema) en virtud de sus caracteres específicos y su relación con determinadas fuentes literarias y valores culturales.