Ir al contenidoConservación, restauración y cuidado de obras de arte
La conservación preventiva se sustenta en cuatro pilares fundamentales: la evaluación de las condiciones en que se conserva una colección y de su estado general; la determinación de las necesidades para la correcta conservación y protección de las obras; la realización de un plan amplio para satisfacer esas necesidades de conservación a lo largo del tiempo en relación con los recursos disponibles y la evaluación continua de las mejoras. Los planes en caso de siniestros también forman parte esencial en esta protección. En estas páginas se estudian las actuaciones encaminadas a controlar los factores de deterioro para ralentizar la degradación de los materiales de bibliotecas y archivos, tanto las efectuadas de manera global, para la colección en su conjunto, como las dedicadas a la conservación específica de objetos concretos o grupos de ellos. JAVIER TACÓN CLAVAÍN es especialista en conservación y restauración documental.
Bajo la dirección del Museo del Prado de Federico de Madrazo, quien tomó las riendas del Museo por primera vez de 1860 a 1868, fueron restauradores de la plantilla Nicolás Argandona, Nicolás Gato de Lema y Vicente Poleró. En esta primera gran generación de restauradores del Prado, destaca como tratadista Vicente Poleró, que era también pintor, conservador y académico. Su labor conjugaba la conservación con la restauración, advirtiendo sobre la importancia de anteponer la primera, y divulgando los conocimientos y reglas de la restauración, con lo que se desligaba del tradicional secretismo profesional. Entre sus cometidos en el Museo le correspondió la colocación y distribución de los cuadros en la reforma acometida por Federico de Madrazo en 1866, reuniendo sus opiniones sobre las adquisiciones y estado de conservación del edificio y las obras en su libro "Breves observaciones sobre la utilidad y conveniencia de reunir en uno solo los dos Museos de Pintura de Madrid y sobre el verdadero estado de conservación de los cuadros que constituyen el Museo del Prado", publicado en 1868, y que se refiere al Museo del Prado y el de la Trinidad. El "Arte de la Restauración". Observaciones relativas a la restauración de cuadros, que se reproduce en este volumen precediendo a las "Breves observaciones" citadas, se publicó por primera vez en 1853 y constituye uno de los más importantes tratados sobre restauración de la historia. En esta edición se incluye otro capítulo de una obra suya posterior, el "Tratado de la Pintura en general", publicado en 1866, sobre la forración de cuadros y la trasposición de pinturas sobre tabla a lienzo, operaciones importantes y habituales de la restauración, especialmente la primera, y que no aparecen en el "Tratado de la Restauración". Escritos en un estilo prácticamente oral, como un maestro que se dirige a unos discípulos, estas páginas de Vicente Poleró no son sólo un magnífico manual de restauración sino un compendio de ideas estéticas que dan claves para la conservación de nuestras obras de arte.
Los problemas del patrimonio histórico-artístico, su conservación, gestión y difusión, ocupan y preocupan cada vez más a distintos campos profesionales y estamentos administrativos. Se trata de un tema en constante debate en la sociedad española, consciente de disponer de un copioso caudal de riqueza histórico-artística, cuya adecuada conservación se impone como tarea prioritaria de responsabilidad social. Este texto tiene como objetivo facilitar la introducción al concepto de patrimonio histórico, a las teorías de la restauración y a la conservación de bienes culturales.
Con gran rigor y claridad, David Sánchez relata el devenir histórico de la tarea de la catalogación de las obras de arte. Advierte de los errores y desorden que, debidos a la inexperiencia, caracterizaron a los primeros intentos oficiales de catalogación, situación que podría resolverse con un uso correcto de las novedades técnicas, siempre que puedan ser diseñadas, implementadas y manejadas apropiadamente. El correcto trabajo de catalogación debe emprenderse a partir de algunas nociones básicas que estén suficientemente claras, en campos que deben tener el aval de los estándares nacionales e internacionales. Este libro da cuenta que gran parte del éxito de la catalogación reside en el rigor en la toma de datos de los elementos físicos, y en cómo se recoge esta información, se clasifica y ordena, por lo que ofrece algunas herramientas iniciales útiles.