Un clásico irrepetible de la ciencia ficción Una historia de pasiones interplanetarias narrada con una convicción singular En el siglo xxv, cuando las técnicas de teleportación han cambiado de forma radical la sociedad de la Tierra, un hombre motivado por pasiones extremas emprende un carrera desesperada por cambiarse a sí mismo. Gully Foyle fue abandonado a su suerte y logró sobrevivir milagrosamente a una situación sin esperanzas; desde entonces ha venido acumulando riquezas y poder con un único objetivo: vengarse. Las estrellas, mi destino es uno de los eternos favoritos de la ciencia ficción, una novela de cabecera para cada generación de lectores que ha existido desde su publicación original en los años cincuenta. Un libro pirotécnico, intenso y rebosante de ideas al que se vuelve, una y otra vez, con placer renovado.
Joan se encuentra en su peor momento, en la cárcel y sin poder viajar en el tiempo. Sus compañeros de equipo intentan animarle pero está hundido. Clara echa de menos a ese extraño que se presentó en su vida aquella tarde de verano. Está convencida de que nunca lo volverá a ver e intenta amueblar su vida y escribir una novela sobre ese futuro que le contó Joan. El cambio climático parece irreversible. La Agencia ya no sabe qué hacer. Mediterráneo, amigo de la infancia de Rocío y el climatólogo más famoso del siglo XXV tiene un plan, pero la Agencia se niega a crear más paradojas. Gerard, el Delegado de la Agencia en Europa, es el único que escuchará lo que tiene que decir. Juntos planean un golpe maestro para salvar el mundo. Mientras tanto en 1997, Clinton y Al Gore pasan un frío fin de semana en la casa del lago del presidente, nada parece presagiar lo que vivirán durante la sobremesa. ¿Y si esas ráfagas que dejan en el cielo los aviones no son lo que parecen? ¿Y si hay una estrategia mundial para variar el clima? La respuesta en El velo de la novia. La continuación de Paradoja.