Comodidad, eficacia, resolución. Así suena el eco del término japonés de difícil traducción daisekai, apuntando a las cualidades que debe exhibir también un buen relato. Con ellas nos ha parecido que cumplían sobradamente los diez finalistas de esta cuarta edición del concurso Homocrisis de ciencia ficción. Nos trasladaremos a la órbita de Ceres, a las inquietantes oficinas de Preserve, a la casa de la señora Flores o a Lagrange 3, a trescientos mil kilómetros de la Tierra. Conoceremos el estado de Nexo y al gato perro, contemplaremos estrellas distantes, conoceremos las consecuencias de acercar algo a un núcleo de columbita y nos enterneceremos con Ergina, cuando se pregunte cómo sería vivir en un planeta. Compartiremos las vicisitudes de un samurai cyborg que desea aprender las artes reservadas a las mujeres. Todo un regalo para el amante del género.
Probablemente no es casual que sean trece las narraciones reunidas en este libro. Se trata de relatos que Matheson escribió a la época en que él más asiduamente colaboraba en revistas de ciencia ficción, y presentan ya muchos de los temas y tratamientos que harían de Soy leyenda una de sus obras más rompedoras e impactantes. Sin duda, la más popular de estas narraciones es ?Acero puro?, un relato elíptico, tenso y rico en sugerencias ?que después de convertirse en un capítulo de la mítica serie The Twilight Zone, ha sido llevada a la gran pantalla en una espectacular versión dirigida por Shawn Levy y protagonizada por Hugh Jackman y Evangeline Lilly (Perdidos)?, brilla con luz propia en esta excelente compilación de Richard Matheson (publicada anteriormente con el título Las playas del espacio), en la que puede percibirse en toda su variedad, potencia y brillantez el heterogéneo talento narrativo del autor. Coincidiendo con el estreno de la película en España de Acero puro, Edhasa recupera esta obra para el gran público. La prensa estadounidense la cataloga de espectacular película de acción que en las dos primeras semanas en pantalla en Estados Unidos ha recaudado 16,3 millones de dólares y se ha situado al frente de la taquilla por delante de películas como Footloose (16,1) o La Cosa (8,7). Al igual que el relato del que parte, el protagonista es un exboxeador en un tiempo en que este deporte se ha prohibido y sólo se autorizan combates entre robots. Convertido en promotor, y tras un sonado fracaso, su intento por volver a triunfar coincide con el descubrimiento de que tiene un hijo del que no sabía nada, pero que le ayudará a llevar a cabo su sueño. Obviamente, ya antes de su llegada a Europa, la red se ha llenado de tráilers, imágenes y reseñas de la película, que se espera con ansiedad como uno de los mayores y más importantes estrenos de la temporada.
Escrita en 1985 y ambientada en un futuro cercano que bien podría coincidir con nuestros convulsos días, El imperio de los sinsentidos recrea la mente atormentada Abhor y Thivai, terroristas y amantes que pululan sin rumbo por un París devastado, por los desiertos de Argelia, por las enjoyadas calles de Zúrich y los pasillos del Pentágono, una descarnada odisea pirata y motera por las cloacas de la moral humana a través de la cual Acker arremete contra el capitalismo, las multinacionales, los gobiernos occidentales, la policía, los hombres, el racismo, las mujeres, los cerdos, la Iglesia y la dominación sexual. Esta novela es un tiro en la nuca a la opresión, una ráfaga de metralla para el subconsciente y un canto ensangrentado a la libertad en el que Acker que no escatima en el uso de la más extrema violencia verbal, a la vez que logra proveer de sentimientos a la quirúrgica técnica narrativa heredada de William Burroughs, su mentor.
Un científico y su ayudante detectan extrañas variaciones de la luz solar que alteran de forma notable el comportamiento humano. Pronto, el viejo profesor se reunirá con su ayudante, su hija y nietos para intentar salvarse de la brutal cañida de la temperatura, los actos violentos y la negrura que invade el mundo. Escrita en 1913, La fuerza misteriosa?es una de las novelas del mayor de los hermanos Rosny, contemporáneo de H. G. Wells y junto a Julio Verne, el escritor del género de ciencia ficción más conocido.
La mal llamada «ciencia ficción» no es literatura científica, sino literatura fantástica. La Revolución Industrial y los consiguientes progresos científicos y técnicos explican su eclosión en el siglo xix, pero la ciencia existía antes, aunque se la llamara alquimia o magia. La fantasía científica refleja en literatura la eterna ansia del ser humano por explicar lo sobrenatural, lo mitológico, lo fantástico. Escapar de la realidad, triunfar sobre el misterio de la existencia, participar en el juego de cambiar el entorno: esto es la literatura, que con el barniz de verosimilitud aportado por la ciencia y la técnica se convierte en ciencia ficción. Cuando ese barniz lo aporta lo inexplicable, por mágico o milagroso, o lo indemostrable, por insólito y precientífico, tenemos la protociencia ficción, que existe desde que la especie humana sueña despierta, como se expone en este rápido recorrido por los casi 5.000 años de la literatura universal.
Preludio a la Fundación es el primer libro del «Ciclo de la Fundación», tercer bloque de la célebre «Saga de la Fundación», la serie que catapultó al autor en lo más alto de la ciencia ficción. Corre el año 12.020 de la Era Galáctica y el emperador Cleón se siente incómodo en su trono. En Trántor, la gran capital del Imperio Galáctico, 40.000 millones de personas han creado una civilización de una complejidad tecnológica y cultural inimaginable. Cuando el joven psicohistoriador Hari Seidon llega a Trántor para participar en un congreso, se convierte en el hombre más buscado del Imperio. El psicohistoriador intentará que su portentosa teoría sobre el futuro no caiga en malas manos mientras forja la llave del futuro: un poder que será conocido como la Fundación.
Maurice Renard 75-1939), no es solamente el autor de manos de Orlac ,clásico llevado en tres ocasiones a la pantalla, sino también uno de los más singulares escritores franceses de fantasía y misterio, y, sobre todo, uno de los pioneros de la ciencia ficción. Considerado por especialistas como Jacques Sadoul, Pierre Versins o Arthur B. Evans como uno de los mejores, si no el mejor, de entre los escritores franceses del género fantástico y de ciencia ficción, su novela El doctor Lerne. Imitador de Dios (1908), fue la obra que le dio a conocer y constituye uno de los grandes clásicos de las historias protagonizadas por un «científico loco». Cuando Nicolás Vermont retorna al castillo de Fonval para visitar a su tío, el doctor Frédéric Lerne, no podía sospechar que estaba a punto de penetrar en un auténtico museo de los horrores científico. Lerne, ayudado por un grupo de misteriosos alemanes, trabaja en experimentos tan secretos como siniestros, jugando a ser Dios por medio de injertos e implantes que dan lugar a criaturas monstruosas, a medio camino entre los distintos reinos de la Naturaleza, dispuesto a llegar más lejos todavía en su búsqueda de la inmortalidad y la riqueza. Enseguida descubriremos que el castillo alberga una prisionera, Emma, que juega a excitar los nervios tanto de su captor como del joven y enamorado Nicolás, decidido a rescatarla de las garras del científico a toda costa. Escrita bajo la inspiración confesa de La isla del Dr. Moreau, El doctor Lerne supera a la novela de Wells en humor negro y erotismo, llevando al lector hasta un final tan sorprendente como delirante. Saludado por Apollinaire como «un talento mágico destinado a ejercer una gran influencia literaria», los cuentos y novelas de Maurice Renard pertenecen a un género que él mismo denominó «científico-maravilloso», y se cuentan entre los más originales de la literatura fantástica y de terror, adelantándose en décadas a clásicos como Lovecraft, Matheson o Bioy Casares. Admirador de Wells, Poe y Villiers de LIsle Adam, y admirado a su vez por un maestro como J. H. Rosny y por los futuristas italianos, Renard tocó temas como la vida alienígena (Le Péril bleu, 1911), los transplantes biológicos (LHomme truqué, 1921), la miniaturización (Un Homme chez les microbes, 1928), etc. Además de publicar una docena de antologías de relatos fantásticos (Fantômes et fantoches, 1905; Le Voyage immobile, 1909; Monsieur DOutremort, 1913; L´Invitation à la peur, 1926; Le Carnaval du mystère, 1929; y Celui qui na pas tué, 1932), escribió también ensayos, poemas, artículos y obras para el Teatro del Gran Guiñol parisino.
Llegaron a Thalassa en la Magallanes, la última astronave de la Tierra. Sus tripulantes, testigos de la destrucción del sistema solar, transportaban a los restos de la humanidad sumidos en el sueño de la hibernación. Aunque planeaban hacer tan sólo una escala de reabastecimiento en ese mundo oceánico antes de proseguir su travesía de quinientos años hasta su destino final, para su sorpresa encontraron que una de las sondas sembradoras enviadas por la Tierra en un desesperado intento de preservar la vida humana en la galaxia había conseguido fructificar, creando en Thalassa una civilización casi utópica. ¿Cómo afectará la llegada de la Magallanes, con su aura trágica, a la feliz sociedad thalassana? Y a pesar de la disciplina que gobierna su misión, ¿podrán los supervivientes de la Tierra evitar la tentación de terminar su viaje en aquel paraíso? Arthur C. Clarke, autor de 2001: una odisea del espacio, recrea magníficamente el encuentro de dos mundos y plantea, con una inolvidable sensación de nostalgia, el reto que suponen las vastas distancias estelares en una obra que inspiró el memorable álbum de Mike Oldfield The Songs of Distant Earth.