La Madre Maravillas murió en el Carmelo de la Aldehuela (Getafe-Madrid), el 11 de diciembre de 1974, a los ochenta y tres años de edad. Con inmensa paz y gozo, repetía: ¡Qué felicidad morir carmelita!. Sus hijas del mismo Carmelo se preocupan de promover la difusión de la obra, memoria y culto de esta santa, cada día más popular. A las numerosas obras que han publicado en Edibesa, añaden ahora estas cuatro novenas para fomentar la devoción a la Madre: una popular, otra en la que resalta su devoción al Sagrado Corazón de Jesús, la tercera centrada en sus consejos, y la cuarta en sus virtudes. Todas estas novenas ya están siendo utilizadas por diversas comunidades de Carmelitas Descalzas, devotos y asociaciones que la tienen por Patrona y protectora.
En sus catequesis semanales desde el 15 de marzo de 2006 al 14 de febrero de 2007, el papa Benedicto XVI evocó las figuras de los doce apóstoles y de los primeros discípulos de Cristo, los santos y apóstoles Pablo, Esteban, Timoteo y Tito, Bernabé, Silas y Apolo, los esposos Priscila y Áquila, y las mujeres al servicio del Evangelio. Con el estilo sintético y asequible que le caracteriza, Benedicto XVI, a quien ya algunos llaman en Roma el papa de las homilías, presenta el cristianismo como un estar con Jesús, y por tanto la necesidad de conectar con aquellos a los que el mismo Dios encarnado eligió para que fueran expertos en Jesús y transmitieran el Evangelio. La tradición nos une en la Iglesia y gracias a la sucesión apostólica con esos primeros cristianos y cristianas a los que los apóstoles supieron transmitir una fuerza que transformó sus vidas y el mundo en que vivían. Tras la reflexión inicial sobre los apóstoles y la tradición, Benedicto XVI hace un ágil retrato de ada uno de ellos, con episodios de particular belleza, como el de la confirmación del primado de Pedro tras la resurrección. Termina evocando con familiaridad personajes de la primitiva cristiandad. Como es el caso de los apóstoles, aquéllos dan pie al autor para sacar punta ascética a las virtudes en que fueron ejemplares.
Como San Pablo, san Francisco de Asís y san Pío de Pietrelcina, Gena también pudo decir: "Nemo nihi molestus sit. Ego enim stigmanta Domini Jesu in corpore meo porto" ("Ningún hombre me dañe, puesto que llevo las marcas del Señor Jesús en el cuerpo"). Santa Gema Galgani fue la primera mujer en ser elevada a los altares en el siglo XX. Tras una vida plagada de desgracias familiares y con una salud deplorable, santa Gema se aferro a la fe de tal modo que dio su vida por Cristo. Tuvo experiencias místicas, aseguraba hablar con su ángel de la guarda y sufrió en su propia carne el dolor de los estigmas. A pesar de que su débil salud fue el principal obstáculo para entrar en una orden religiosa, no dejó de vivir una vida de piedad y renuncia a todo lo mundano. Algunos la han tildado de histérica, otros la han tratado con indiferencia y muchos con incredulidad, entre ellos su propia familia y confesor. Cuatro años después de su muerte, se inició el proceso de beatificación que culminó en su canonización en 1940. Santa Gema es una de las mujeres más veneradas de la Iglesia Católica. Hasta su tumba se acercan cada año miles de peregrinos mientras que farmacéuticos y estudiantes piden su intercesión diariamente.
La exitosa película "Prefiero el Paraíso" ha dado a conocer a este gran y simpático santo cuyo V centenario de nacimiento se celebró en 2015. Su santidad atractiva, su entrega a los pobres, su sentido del humor y su alegría desbordante hacen de él un santo para nuestros días. El hombre busca la felicidad, pero nada de este mundo puede dársela. La felicidad es el fruto sobrenatural de la presencia de Dios en el alma. Es la felicidad de los santos. Ellos la viven en las más adversas circunstancias y nada ni nadie se las puede quitar. San Felipe Neri es ejemplo de la felicidad de la santidad. Dispuesto a todo por Cristo, logró maravillas en su vida y la gloria del cielo. Es difícil no sintonizar con él. La vida religiosa del pueblo de Roma dejaba mucho que desear, graves abusos abundaban en la Iglesia; todo el mundo lo reconocía pero muy poco se hacía por remediarlo. El renacimiento de los estudios clásicos había sustituído los ideales cristianos de los paganos, con el consiguiente debilitamiento de la fe y el descenso del nivel moral. El clero había caído en la indiferencia, cuando no en la corrupción y se desatendía el cuidado espiritual de los fieles. El pueblo, en consecuencia, se había alejado de Dios. La obra de san Felipe consistió en reevangelizar la ciudad de Roma y lo hizo con tal éxito, que un día se le llamaría "el apóstol de Roma".
El programa de vida de san Alberto Hurtado fue la síntesis de "Amarás a Dios con todo tu corazón...y a tu prójimo como a ti mismo". Benedicto XVI, Homilía en la misa de canonización (23 de octubre de 2005). Jesíta chileno, apoóstol del siglo XX en los ámbitos universitarios y obreros, su figura es gigante. Su fortaleza, tesón y las ganas de servir a Dios marcaron su vida. Su inmenso arrastre entre los jóvenes sobrepasó los límites del colegio donde empezó sus primeros pasos apostólicos. Fue llamado como asesor de la Acción Católica Juvenil. Con sus jóvenes colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles en el deseo de luchar por la gloria de Cristo. Jesús lo llamaba. En cada lugar el padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había muchos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944. Sin tiempo para desfallecer siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías, eran algunas de las miles de ideas que rondaban en su cabeza. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo. Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba.
San Antonio no ha perdido la actualidad y su memoria es evocada constantemente por el pueblo cristiano, que ve en él al santo que resucita a los muertos, que cura enfermedades, que está dotado del don de bilocación, que habla a los peces, que convierte a los herejes, que aligera el bolsillo de los ricos en provecho de los pobres necesitados, que asegura y multiplica las provisiones, que allana los obstáculos que dificultan el contraer matrimonio, que halla las cosas perdidas, que conversa amigablemente con el Niño Jesús. La experiencia cotidiana enseña que san Antonio no defrauda nunca la esperanza de sus devotos.
San Vicente es un santo moderno. Ciertamente, si hoy regresase, su campo de actividad no sería el mismo, pero encontraría seguramente el camino de los pobres, de los nuevos pobres, en las concentraciones urbanas de nuestro tiempo, como antaño en las campiñas ¿Se puede imaginar, siquiera, lo que este heraldo de la misericordia y de la ternura de Dios sería capaz de emprender, utilizando con sabiduría todos los medios modernos que están a nuestra disposición? En una palabra, su vida sería semejante a la que siempre fue: un Evangelio ampliamente abierto, con el mismo séquito de pobres, enfermos, pecadores, niños desgraciados, de hombres y de mujeres, poniéndose, ellos también, a amar y servir a los pobres ¡Todos hambientos de verdad y de amor, tanto como de alimentos terrenales y de cuidados corporales! San Juan Pablo II. 12 de mayo de 1981
Romana presenta la segunda Exhortación Apostólica del Papa Francisco, firmada el 19 de marzo de 2016, festividad de San José, en el tercer aniversario del inicio de su Pontificado. «Amoris Lætitia» (La alegría del amor) es el título de la Exhortación Apostólica Post-sinodal del Papa Francisco sobre el amor en la familia, que sintetizará su visión sobre cómo el catolicismo debe hacer frente a las amenazas que afligen la institución familiar en el mundo actual. El documento, fruto de los dos Sínodos sobre la Familia llevados a cabo en el Vaticano en el 2014 y en el 2015, se trata de la primera exhortación postsinodal dedicada a la familia, en particular, sobre el amor en la familia. Los dos sínodos sobre la familia fueron el primero extraordinario y el segundo ordinario. Un largo camino de reflexión sobre la familia que inició con el primer sínodo del 5 al 19 de octubre de 2014. En la Misa de apertura el Papa Francisco recordó que las asambleas sinodales sirven «para cultivar y guardar mejor la viña del Señor».Esta primera etapa fue preparada mediante un documento de sondeo con 38 preguntas sobre cómo los fieles viven su fe. Mientras que la segunda parte del camino sinodal comenzó el 5 de octubre de 2015, sobre el tema: «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo». El texto, de 304 páginas, será presentado el viernes 8 de abril de 2016, a las 11.30 horas en el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede. La esperada Exhortación Apostólica del Papa Francisco, dedicada a la familia, en edición de Romana en lengua española.
Romana presenta la cuarta Exhortación Apostólica del Papa Francisco, ?Vive Cristo, esperanza nuestra? firmada el 25 de marzo de 2019, Solemnidad de la Anunciación del Señor, ofrecida por el Papa a la Virgen María en el Santuario mariano de Loreto, en el sexto aniversario del inicio de su Pontificado. Vive Cristo, esperanza nuestra: el título se compone de las cuatro primeras palabras del comienzo del texto original en español de la Exhortación Apostólica postsinodal en forma de Carta a los Jóvenes. Se trata del documento que sella los trabajos del Sínodo de los Obispos celebrado en el Vaticano, del 3 al 28 de octubre de 2018, sobre el tema ?Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional?. Con este gesto, el Papa ha querido encomendar a la Virgen María esta Exhortación Apostólica, la primera exhortación apostólica dedicada a los jóvenes. El texto, de 128 páginas, se publicará después de su firma el 25 de marzo y se presentará, como es habitual para un documento magisterial, durante una conferencia en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. La esperada Exhortación Apostólica del Papa Francisco, dedicada a los jóvenes, en edición de Romana en lengua española.
Edición íntegra del clásico de espiritualidad. Edición preparada por: Madre Olga María del Redentor (superiora de las Carmelitas Samaritanas de Valladolid), P. Jesús Martí Ballester (experto en la obra de Santa Teresa) y Antonio González Vinagre (editor).
Este libro no contiene homilías ni consideraciones bíblicas. Son relatos evangélicos presentados a gentes de hoy, con estilo moderno. Retazosde la misericordia de Dios cuyo rostro humano encarna la persona de Jesús de Nazaret, que predica y practica compasión y ternura. Frente a la realidad de unos ojos nacidos privados de visión, que inundará de luz. Frente a las carnes en descomposición del leproso, que tornará sanas y rosadas. Frente a las piernas muertas del paralítico, que resucitará. Frente a oídos sordos y labios mudos, que dotará respectivamente de audición y expresión. Frente a la madre que llora la pérdida de su único hijo, que devolverá a la vida. Frente a la pecadora pública, que perdonará. Frente a la cobardía de nPedro, que hará puntal de la Iglesia. Frente a cualquier dolor o a cualquier privación coporal humana, a cualquier miseria espiritual, que remediará... Ternura y compasión divinas puestas al servicio de una bondad sin límites.
Este libro es una magnífica síntesis de todo lo concerniente a la Santísima Virgen María dirigido a la gente sencilla para que la conozcan mejor. En un primer capítulo se recorre su historia humana a través de las escenas recogidas en los Evangelios debidamente contextualizadas. Después se encuandra a la Virgen en los planes de Dios exponiendo, de forma sintética pero completa, los títulos con los que reconoce y honra la Iglesia. El capítulo tercero recoge las siete palabras de María expuestas en los Evangelios profundizando en su contenido. El capítulo cuarto hace un recorrido por las principales devociones marianas y sus expresiones en la religiosidad popular como muestra de su importancia en la vida de la Iglesia. Por último, se nos presenta a la Virgen María como modelo de fe en los tiempos presentes.
Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre, no deseo nada más. Yo te ofrezco mi alma y te la doy con todo el amor de que soy capaz porque deseo darme, ponerme en tus manos sin medida, con infinita confianza porque tú eres mi Padre. Esta sublime oración de abandono es la última oración escrita por Carlos de Foucauld. Al hombre de vida disoluta y sin fe le esperaba el Dios vivo en tierras de África. "Tan pronto como creí que había un Dios, me di cuenta de que no podía hacer otra cosa que vivir sólo para Él".
La formación de los presbíteros -inicial o permanente- ha sido siempre una preocupación constante en la vida de la Iglesia. En la actualidad debe adaptarse a unos tiempos necesitados de presbíteros cualificados y competentes en su labor evangelizadora al estilo del Concilio Vaticano II.Desde el punto de vista moral al presbítero le corresponde tomar decisiones que a veces son extremamente complejas y para las que no siempre está preparado, lo cual dificulta llevar a cabo su misión. Recurriendo a la ética aplicada se pueden aportar imágenes y encontrar medios que alumbren su vida y enriquezcan su cometido profesional. Esta es la idea de base de esta obra que señala, en primer lugar, la peculiaridad de la vocación al ministerio ordenado que vista desde la Escritura y la Patrística adquiere unos contenidos teológicos de los que se derivan actitudes éticas fundamentales. Una vez puestos los cimientos, en la segunda parte se iluminan varias dimensiones de la vida y el ministerio del presbítero. Para ello se tratan en clave deontológica algunos aspectos de su triple misión: El gobierno que genera relaciones pastorales que exigen atención y cuidado desde el punto de vista del uso del poder y la autoridad, la administración de los bienes económicos y el cuidado de los más pobres, y la integridad afectivo/sexual; la enseñanza que se centra en la Palabra de Dios, aplicada comunitariamente por los medios de comunicación y difusión y personalmente en el acompañamiento; y la santificación por medio de los sacramentos en el ámbito celebrativo, privilegiando la atención a los enfermos. La orientación final sugiere la elaboración de un código ético propio como instrumento válido para la reflexión y el crecimiento moral. De ese modo se perfecciona la inquietud puramente espiritual en este ?arte de servir? a los demás, en la Iglesia y para el mundo. Roberto Noriega OSA es Doctor en Teología, especialidad en Moral, por el Instituto Superior de Ciencias Morales (Universidad Pontificia de Comillas) y Máster en bioética. Es profesor en los centros agustinianos ETAV (Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid) y CTSA (Centro Teológico San Agustín) donde ha impartido Ética y deontología sacerdotal.Armoniza su labor académica con la experiencia en el campo formativo, en el que ha estado durante doce años, y el trabajo de pastoral parroquial en Portugal, Brasil, y actualmente en España.