En este libro se estudian los dos niveles de enseñanza que podían cursarse en la Cantabria del período 1700-1860: el elemental y el secundario. Por estas páginas desfilan las escuelas de primeras letras y los centros de segunda enseñanza, tanto los históricos escuelas de latinidad como los nuevos surgidos de los idearios escolapio, ilustrado y liberal.
ABUNDAN los testimonios autobiográficos de quienes lucharon por la independencia de Cuba en la segunda mitad del siglo XIX y son más numerosos aún los libros de memorias de quienes participaron en la revolución del 59 o han vivido los entresijos y peripecias de la Revolución durante los últimos cincuenta años, pero no deja de ser raro y aun novedoso un libro como este, testimonial al tiempo que literario, en el que con humor e ironía se nos relata la vida de un hijo de unos de los más notorios personajes de la Revolución cubana: el Comandante Juan Almeida. Juan Juan, su autor, nos narra en él su niñez asombrada y feliz y nos asoma al secreto y privilegiado mundo de la nomenclatura cubana, para contarnos luego su expulsión del paraíso y el descenso a los infiernos de todo el que en la isla entra en conflicto con su poderosísima maquinaria de poder. Juan Juan, a pesar de la entidad dramática de su relato, huye del patetismo y de toda épica. Como tantos otros «guerrilleros cubanos desconocidos», su verdadero heroísmo ha sido el de sobrevivir y el de haberse atrevido a contar, con humor admirable, su verídica y personal historia. A. L.
La monografía «Milicia y Geología. Francisco de Luxán», publicada en coedición con el Ministerio de Defensa, pretende realizar una puesta al día de este geólogo y militar español, a través de cinco capítulos que se ocupan de construir una semblanza del personaje y describir su vida militar y sus trabajos como presidente de la Comisión del Mapa Geológico; así como destacar su faceta como geólogo, pues se trata de uno de los pioneros de esta ciencia en España, siendo el introductor en nuestro país de las corrientes más modernas de la geología europea en aquel tiempo. Uno de los capítulos está dedicado al Real Colegio de Artillería, entre los siglos XVIII y XIX, que en aquella época era uno de los centros de excelencia de la enseñanza científica en España. Francisco de Luxán vivió entre 1798 y 1867. Además de geólogo y militar, fue un político importante en la España isabelina. Llegó a ser ministro de Fomento con Espartero y con O¿Donnell, además de diputado en varias legislaturas y preceptor de la reina Isabel II. Con esta publicación se pretende dar a conocer su figura dentro de la colección de inventores y científicos españoles que quedaron en el olvido y que está realizando el Ministerio de Economía y Competitividad.
El 23 de mayo de 1808 la población de Valencia se alza contra la ocupación del ejército de Napoleón. Se inicia entonces un período de enfrentamiento bélico contra un poder extranjero e invasor. Sin embargo, ésta no es una guerra al uso, convencional. En el trasfondo de esta rebelión se vislumbra el ahínco de todo un pueblo por desprenderse de sus propias lacras, la lucha contra todo aquello que impedía la construcción de una nación avanzada. Las ansias de cambio que se habían ido gestando durante el siglo anterior irrumpen a principios del siglo XIX con los visos de una auténtica y deslumbrante revolución. Valencia queda dividida ideológicamente entre los que aceptan el dominio francés, los afrancesados, y los que se enfrentan a él, absolutistas y liberales. El triunfo, aunque efímero, de los liberales introduciría cambios notorios en la estructura del consistorio valenciano, dominado hasta el momento por una fuerte oligarquía urbana instalada en el poder municipal. 'El Ayuntamiento de Valencia y la invasión napoleónica' analiza la institución municipal durante los años de la guerra de la Independencia y, en especial, los efectos sociales, políticos y, sobre todo, económicos, que en ella causó la ocupación de la ciudad por el mariscal francés Louis Gabriel Suchet.
Cuenta Ovidio que Ayante, sintiéndose merecedor y digno aspirante a las armas de Aquiles por las hazañas realizadas frente a los inexpugnables muros de Troya, se enfrentó al hijo de Alertes en mítico combate verbal. Sin embargo, este titán, este coloso, el más valiente de los aqueos tras el propio Aquiles, fue doblegado por el cobarde y astuto Ulises, el hombre retórico, quien, a su vez, venció aquel día al sentido común y a la verdad. Cuenta Dostoievski que era un joven ruso llamado Raskólnikov retorció hasta tal punto las palabras y los conceptos que acabó por subvertir los valores, llegando a creer (aunque no a sentir) que el robo y el asesinato eran buenos. Así empezó a pensar que se había convertido en un nuevo Napoleón; aún es más, que había llegado a ser un nuevo dios, un Hombre-dios... ¡Qué insana soberbia!
La vizcondesa Blanca de Malvar prepara su boda cuando Cadiz es sitiada. La cercania de las tropas napoleonicas reabre una herida dolorosa y secreta de su pasado: una relacion apasionada con Alexander, un marino frances al que rescato de un acantilado cinco anos atras, en la madrugada de la batalla de Trafalgar, pero que, una vez recuperado de sus heridas, partio; ella, confiada, decidio esperarlo..., pero el no regreso. Alexander Paddon es un oficial de la Royal Navy que regresa a Cadiz despues de cinco anos. Ahora es viudo, y es un hombre obsesionado por el recuerdo de Blanca, la mujer a la que amo en el pasado. El conocimiento del idioma y de la region le permitira trabajar para el embajador lord Wellesley y sus servicios secretos en una ciudad sitiada donde se refugian miles de vividores, espias, revolucionarios, traidores e idealistas. Blanca y Alexander se encuentran en medio de un salon de baile repleto de oficiales britanicos que acaban de desembarcar en Cadiz como aliados. El antiguo amor frances de Blanca ha vuelto... vistiendo el uniforme de la Royal Navy. ¿Entonces siempre fue un traidor ingles? Esta repentina y extrana aparicion pondra en peligro la nueva vida de Blanca. Narrada en dos tiempos, nos acerca a los dias posteriores a la batalla de Trafalgar, en 1805, cuando miles de heridos llegaron a las playas gaditanas teniendo que ser atendidos en conventos y hospitales improvisados de toda la bahia, y a cinco anos despues, durante el sitio a Cadiz: los enemigos de entonces regresaran como aliados y los aliados de antano, los franceses, como tropas de ocupacion extranjeras. Como invasores.