Ir al contenidoBiografía: religiosa y espiritual
La trayectoria de Monseñor Marcel Lefebvre (1905-1991) se inicia como una hermosa línea ascendente. El Papa Pío XII nombra a este sacerdote misionero de cuarenta y dos años, Obispo de Senegal y, un año después, delegado apostólico de la Santa Sede en África francófona (el equivalente de un nuncio). En 1962 es elegido Superior de la congregación del Espíritu Santo, que cuenta con más de cinco mil miembros. El Papa Juan XXIII lo nombra Asistente al solio pontificio y miembro de la Comisión central preconciliar. Sin embargo, en octubre de 1968, se ve obligado a presentar su dimisión a sus funciones de Superior General y, el 1º de noviembre de 1970, funda en Écône (Suiza) la Hermandad Sacerdotal San Pío X, que con el tiempo lo va convirtiendo en una celebridad mundial a causa de su fidelidad a la Misa en latín, su oposición a ciertas innovaciones del Concilio Vaticano II (1962-1965) y sus altercados con el Papa Pablo VI.
Apóstol de Andalucía, patrono del clero español, sabio director espiritual, predicador incansable... Todos estos son títulos, y bien merecidos, que se asocian a la admirable y ejemplar figura de san Juan de Ávila. Sin embargo, ninguno identifica tanto a nuestro santo como el de Maestro. San Juan de Ávila fue buen Maestro porque antes aprendió a ser un fiel discípulo de Jesucristo. Repetía continuamente que sólo se puede hablar de Dios si antes se ha hablado con Él. Y Juan de Ávila conversaba con el Señor y fue maestro de oración. Después, se acercaba a la historia y situación de los hombres y ponía en ellos la levadura del Evangelio. Por ello figura entre los grandes evangelizadores de la historia de la Iglesia española, a la espera de ser declarado oficialmente doctor de la Iglesia.
¿Cómo vivió y pensó una de las mujeres más emblemáticas de nuestro tiempo? En estas páginas se nos pone en contacto con la vida, llena de contrastes de Edith Stein, la judía alemana que fue una destacada filósofa y que descubrió a Jesús de Nazaret como el Hijo de Dios, y, sin dejar de ser israelita, se hizo católica y llegó a entregarle su vida en un monasterio carmelita, de donde fue sacada por la fuerza para ser ejecutada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
San Camilo de Lelis es el fundador de la orden de "Los Siervos de los enfermos", hoy denominado "Hospitalarios". Sus miembros llevaron por primera vez en su hábito la Cruz Roja. Fue canonizado en 1746 por Benedicto XIV y León XIII lo declaró patrono de los enfermos.
Un relato riguroso y apasionante, acompañado de valiosos documentos gráficos, que nos aporta a un José Antonio Primo de Rivera desconocido y muy humano. Pese a ser uno de los personajes más estudiados en la historia reciente de España, la aureola mítica con que se ha cubierto demasiadas veces a José Antonio Primo de Rivera desvirtúa en parte su eminente figura. Este libro, por tanto, no pretende ser una mera biografía del carismático fundador de la Falange Española, sino un relato de los aspectos más ocultos de su fascinante, pero breve, vida. Sus apasionados y desconocidos romances, los primeros días de la Falange, su vida familiar y política antes de la Guerra Civil... y durante la guerra: su encierro en una cárcel de Alicante, los intentos de sus compañeros, amigos y familiares por salvarle de la condena a muerte. Esta edición incluye material fotográfico de los objetos contenidos en la maleta del líder falangista, desaparecida misteriosamente tras su muerte, y que por primera vez se muestran al público. Reseña:«Es justo reconocer la calidad de su prosa, el rigor de su información, la claridad expositiva.»Luis María Ansón Reseña:«Es justo reconocer la calidad de su prosa, el rigor de su información, la claridad expositiva.»Luis María Ansón
San Juan Bosco fue un independiente; tanto que ni siquiera quiso depender de cualquier profesión de independencia; tanto, que, independiente incluso de su popularidad, no titubeo en arrogarla a la calle cuando escribía, hablaba y ensalzaba al papa Pío IX. Tal actitud le costó parte de su vida; pero nos descubrió en él los más altos quilates de su nivel, cuando la tergiversación y la maledicencia, impidieron al pontífice recibirle un mes antes de su muerte.