Pues he aquí que por fin la Iglesia, nuestra Madre, habla. Y hace tremolar ante nuestros ojos una bandera con los colores del Evangelio, que son los colores de la aureola del Padre Tiburcio Arnaiz. Su figura es plenamente actual, con toda la actualidad que tiene, en esta época nuestra de naturalismo práctico y de enfriamiento de la caridad en todos los órdenes, la figura de un apóstol libre, paladín de la verdad y movido de una parresía tan insobornable como envuelta en la mansedumbre aprendida del Maestro divino.
Pastor, teólogo, metafísico y exegeta, compuso una obra ingente y multiforme, en la que además destacan de sus famosas Confesiones, La Ciudad de Dios y La Trinidad.
Mons Alvaro del Portillo, el más cercano colaborador de san Josemaría Escrivá, habla sobre su extraordinaria personalidad basándose en datos inéditos, vivos recuerdos y anécdotas íntimas.
El poder inquebrantable de irradiación y atracción de Jesús de Nazaret alcanza mucho más allá de las fronteras del cristianismo. Este libro ofrece la exposición magistral de su mensaje y de su historia de la mano de un acreditado experto en Nuevo Testamento. Joachim Gnilka ilumina la figura de Jesús por todos los lados accesibles hoy a la investigación histórica. La sitúa en el contexto del mundo político, religioso y social de su tiempo. Tanto de la afinidad como de las tensiones respecto de su pueblo, Gnilka extrae la personalidad y la autoridad de Jesús, que encendieron el conflicto mortal con las autoridades políticas y religiosas de su tiempo. Este libro cautiva a cualquier lector interesado por la historia y la religión: las informaciones sobre el trasfondo histórico y la fuerza liberadora del mensaje de la vida de Jesús se enlazan en una unidad viva que proyecta una nueva luz para el lector de hoy sobre la actuación de Jesús en su tiempo y tiende un puente que une el mensaje original de Jesús con las experiencias del ser cristiano hoy.
Misionero en Marruecos, predicador y fundador de escuelas de teología en Italia y Francia, muere en Padua a la edad de treinta y seis años. Un culto popular, que le considera poderoso intercesor, ha ocultado con frecuencia su historia, su figura intelectual y su espiritualidad. Esta obra intenta restituir estas facetas.
Tenía setenta y siete años cuando fue nombrado Papa. Había forjado experiencias en mundos de cristiandad escasa y difícil. Lo sabía todo de tolerancia y comprensión. Gustaba a todos salvo a unos pocos. Más a los sencillos que a los sabihondos. Convocóun Concilio para rejuvenecer las estructuras de la Iglesia. No le gustaban los profetas de calamidades . Sus cinco años de elección le bastaron para realizar una obra ingente.
Fray Leopoldo de Alpandeire, hermano lego de la Orden de los Capuchinos, es un ejemplo de servicio, obediencia y amor a Dios. De procedencia humilde, ingresó en la orden como lego a los treinta y cinco años. A partir de entonces, su vida quedó ligada al convento de los capuchinos de Granada, donde ejerció durante años la labor de limosnero.
En un momento en que los Padres del desierto, prinicipalmente en Oriente, seguían buscando la gran lucha, la de la confrontación directa con el demonio, Martín, con toda sencillez, sirve a un esclavo y le limpia los zapatos. La anécdota roza lo ridículo, y él lo sabe; lo que ignora es que está abriendo inmensas perspectivas en la vida cotidiana. Su ejemplo es muy importante, sobre todo porque responde a las necesidades de nuestro tiempo. Más de cuatrocientos municipios y unas cuatro mil parroquias de Francia llevan el nombre de san Martín. A él se le dedican iglesias en el mundo entero. Recordemos, además, que el término «capilla» proviene de la pequeña iglesia en la que se honraba su «capa». Es el momento del desmoronamiento del Imperio Romano. La Iglesia va a tomar a su cargo la reconstrucción de Occidente. Y, en esta tarea, Martín ocupa un lugar prominente, aceptando, contra su voluntad, el obispado de Tours, fundando en Marmoutier la primera abadía de Europa, evangelizando las zonas rurales y creando, en todos los múltiples lugares a los que fue, una vida comunitaria, a la que llamaos la parroquia. En las nuevas circunstancias históricas, Martín fue, y ésta es la gran lección del libro, un inventor, un innovador, profundamente impregnado del espíritu de su tiempo y del Evangelio.
Santa Clara de Asís brilla con una claridad muy particular en la constelación franciscana como amiga y discípula de San Francisco, como fundadora de la segunda orden, pero también por el encanto de su personalidad. A ejemplo de San Francisco Clara abrirá a las mujeres de su tiempo un nuevo sendero hacia Dios. A su muerte, en 1253, se cuentan cientro treinta monasterios de clarisas. Hoy son más de dieciséis mil las que ofrecen su vida por sus hermanos.
Edith Stein es una mujer para nuestro tiempo. Judía de nacimiento, atraviesa una crisis en la que abandona la fe. Filósofa, feminista y escritora, encuentra la fe católica en diálogo con la razón. Conferenciante y profesora desde entonces, ingresa en el Carmelo de Colonia en 1934. En su condición de judía, asume el calvario de su pueblo, es detenida por la Gestapo en 1942 y trasladada a Auschwitz. Fue beatificada en Colonia en 1987 y canonizada en Roma en 1998.
Loris F. Capovilla, secretario particular de Juan XXIII, comienza la presentación de esta biografía oficial invitándonos a reflexionar sobre un párrafo del Diario del alma, por ser el compendio de toda la existencia de Juan XXIII. Al cumplir ochenta años, Juan XXIII escribía: Reflexionando sobre mí y sobre las múltiples vicisitudes de mi humilde vida, debo reconocer que el Señor me ha dispensado, hasta ahora, de esas tribulaciones que a muchas almas hacen difícil e ingrato el servicio de la verdad, de la justicia, de la caridad. Pasé la edad de la infancia y de la juventud sin sentir la pobreza, sin inquietudes de familia, de estudios, de contingencias peligrosas, como fue, por ejemplo, el servicio militar a los veinte años y durante la gran guerra. Pequeño y modesto como me reconozco, sólo tuve buenas acogidas en el ambiente que me acogió... desde 1921 hasta hoy (1961), es decir, desde Roma hasta Roma, hasta el Vaticano. ¿Cómo os agradeceré, Dios mío, el buen trato que recibí siempre dondequiera que me llegué en nombre vuestro, y siempre en pura obediencia, no por mi voluntad, sino por la vuestra?
Dos ensayos biográficos de Antonio Fontán y José Luis Illanes, 17 testimonios e impresiones de destacadas personalidades españolas, y una extensa colección de imágenes que visualizan la vida de san Josemaría.
Entre las invasiones germánicas del siglo V y las árabes del VIII, la península ibérica fue capaz de crear en el siglo VII una brillante civilización «hispanovisigoda». Ésta se expresó a través de una literatura y un arte singulares, todavía antiguos y ya medievales, adaptados a las necesidades de una sociedad hispánica nueva. El representante más eminente de esta cultura es Isidoro, arzobispo de Sevilla (¿560?-636), cuya irradiación se extendió a todo el Occidente de la Alta Edad Media. El libro que tiene el lector entre sus manos traza, en primer lugar, las coordenadas espacio-temporales de las civilizaciones de la España meridional (la «Bética» de los romanos) desde los orígenes hasta el siglo VI. A continuación, reconstruye la biografía de Isidoro -para la que apenas disponemos de fuentes directas-. A renglón seguido, resalta la originalidad de sus diferentes obras, reagrupadas por temas. Por último, analiza las categorías y valores de un pensamiento más coherente y más personal de lo que durante mucho tiempo se había creído. El lector encontrará en esta primera obra de conjunto sobre Isidoro de Sevilla y su tiempo la síntesis de medio siglo de investigaciones.