Wenceslao Carrillo Aloonso-Forjador era todavía un nniño cuando empezó a trabajar como ebanista en Gijón. A los 11 años, entró como peón en una fábrica de cocinas metálicas. A los 22 era elegido secretario general de la Sociedad de Obreros en Hierro. Siete años más tarde alcanzó la secretaría general de la Federación Nacional de Obreros Metalúrgicos y, en 1922, fue elegido vocal de la Comisión Ejecutiva de la Unión General de Trabajadores (UGT). Miembro de la Comisión Ejecutiva del Partico Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1928 y 1932, fue elegido diputaod por Córdoba en 1931 y 1936. Subsecretario del Ministerio de Gobernación durante el Gobierno de Largo Caballero, tuvo que exiliarse tras la Guerra Civil. Murio en Charleroi (Bégica), en 1963.
El papel de las mujeres en la Grecia clásica era el propio de una sociedad patriarcal: obediencia al padre y luego al marido, crianza de los hijos y, lo más importante, limitación al ámbito privado. Sin embargo, algunos personajes femeninos destacan por su capacidad para superar esas limitaciones. Carlos García Gual ha seleccionado aquellas historias en las que inolvidables y patéticas damas rasgan los velos de la censura y alzan la voz con una espléndida dignidad. Narra las historias de Ismenodora, Leucipa, Tecla, Talestris, Ifigenia y Cariclea, entre otras. Nos acerca a sus vidas, desconocidas para muchos, para transmitirnos los valores de la época, las expectativas sociales y las virtudes de estas mujeres que incluso hoy resultan inspiradoras.
La familia Kennedy es probablemente una de las más fotografiadas, admiradas y odiadas de la historia de los Estados Unidos. Pero, pese a todo, su verdadera historia había sido hasta hoy cuidadosamente preservada. ¿Quiénes son en realidad los Kennedy ? ¿Serán los personajes brillantes, heroicos, extraordinarios que nos ilustran las revistas del corazón ? ¿O los arrogantes e inescrupulosos vástagos de una familia patriarcal inmensamente rica y autoritaria según afirman sus detractores ? De hecho, son las dos cosas a la vez ?y bastante más?. En Los Kennedy, los autores revelan por fin no sólo las innegables grandes empresas de un clan ambicioso, salido de la nada, sino también la historia oculta de los trapos sucios económicos y amorosos. Por primera vez, se cuenta con precisión y serenidad toda la compleja trama de circunstancias que dio lugar a su irresistible ascensión hacia el Poder y, tras cuatro generaciones, a la irreversible dispersión que hoy podemos presenciar casi día a día.
Con el fondo de unos años decisivos para dos países, «La hija rebelde» narra la historia conmovedora de una mujer que renunció a su mundo anterior para poder vivir intensamente un sueño de libertad.
Joan Baptista Salas Anton (Sabadell, 1854-1931) va estudiar Dret a la Universitat de Barcelona. Republicà i socialista, va jugar un doble rol en la creació i l'organització del moviment cooperativista català: com a activista i responsable del cooperativisme, i ideòleg i propagador de les idees cooperativistes. Creia que sense la independència econòmica era impossible la independència filosòfica, social i política, i que la cooperativa feia possible l'emancipació de la humanitat. Va tirar endavant cooperatives de tota mena, de consum, de producció de segon grau, farmàcies cooperatives, centrals de compres, al mateix temps de creava o dirigia diaris i revistes, i participava en la vida política que el portaria a ser regidor de l'Ajuntament de Barcelona o diputat a Corts pel districte de Sabadell. Una personalitat complexa amb crisis polítiques que el van dur a una llarga estada a Londres i un fi nal controvertit de la seva vida fan de Salas un personatge polièdric.
Educado en las tensiones entre razón y religión ya entrado el siglo XIX, Pedro Gómez de la Serna Tully (1806-1871) fue un jurista español de virtudes católicas, un político progresista-conservador que cuestionó la codificación, sin por ello dejar de ser un notable agente de las nuevas virtudes constitucionales. Una personalidad cautelosa pero intensa, inmerso en un mundo de autoritarismos pasajeros que gestionan la decadencia y la superación de viejas cosmovisiones, un laberinto político, cada vez más intrincado, que puso a todos y a todo en tela de juicio, un mundo poblado de inercias y fatigas sociales que, como recuerda Isabel Burdiel, los periódicos franceses, a la muerte de Isabel II en 1904, describiendo sus días como Reina, señalaron como una época marcada por la intransigencia religiosa, la falta de educación de un pueblo embrutecido, la ambición de sus generales y de sus políticos, el cainismo español, los pronunciamientos, las cuarteladas y las revoluciones, un mundo añadamos en el que la necesidad de una nueva economía produce fracturas maleables sobre intereses temporales y creencias espirituales, expresadas en una fragilidad e incertidumbre intelectual y política desprendidas de un tiempo jurisdiccional que quiere sobrevivir frente al racionalismo, y que el reconocido jurista refleja.