Los textos que componen este libro libre y misceláneo, que trata temas actuales y variados (muerte, alegría, religión...) son tan diversos en su tono como en su extensión: desde el ensayo hasta el aforismo, pasando por la confesión autobiográfica, la reseña crítica o la necrológica. Desde los latinos que utilizaban el mismo término para significar «libre» y «libro», la pasión de leer ha sido una de las formas de liberar el alma. Los protagonistas que aquí aparecen constituyen un reparto ilustre: Spinoza, H. G. Wells, James Boswell, Gianni Vattimo, Michael Crichton, Voltaire, Sánchez Ferlosio -Y el argumento no puede ser más actual, precisamente porque trata de lo que nunca pasa de moda: la muerte, la alegría, la religión, el humanismo, los nacionalismos, la duda, la ciudadanía- Puesto a elegir entre la filosofía y el periodismo, el autor se queda con ambas cosas, añadiendo además la confesión personal. Quizá el lector despierto sepa perdonarle y hasta disfrute en su compañía.
La presencia afectuosa de su madre, la mágica y distante de su padre, la compañía teatral que creó con su inseparable hermana Erika, el paso por diferentes colegios e internados, la toma de conciencia de la propia sexualidad, la reputación de enfant terrible en los inicios de su actividad literaria... Con gran delicadeza, Klaus Mann revive en Hijo de este tiempo (que se publicó por primera vez en 1932, cuando tenía veinticinco años) su infancia y su juventud y lleva a cabo un pormenorizado retrato de la vida cotidiana en Alemania durante la Primera Guerra Mundial y la República de Weimar. En estas páginas aflora también una cuestión que lo acompañaría a lo largo de su vida: ser hijo de un escritor como Thomas Mann y tener inquietudes literarias propias.
El célebre hispanista Gerald Brenan, harto de la rigidez anglosajona, llegó en 1920 a Yegen, pueblecito plácidamente recostado en una ladera alpujarreña. Allí, y hasta 1934, residió, alternando con viajes, más de seis años. Fascinado por la sencilla espontaneidad de sus gentes, su lenguaje y sus costumbres, Brenan, al tiempo que se documentaba, fue anotando minuciosamente cuanto veía, oía y vivía. El resultado es esta emocionante y valiosa monografía sobre la vida en La Alpujarra en esos años, en la que quiso dejar constancia de todos los aspectos que le atrajeron, desde los usos amorosos de los lugareños a la gastronomía de la zona, pasando por las canciones infantiles, los burdeles de Almería o las visitas, descritas en escenas memorables, que le hicieron personajes como Dora Carrington, Lytton Strachey, Virginia Woolf o Roger Fry. De los muchos trotamundos ingleses que, atraídos por la historia y la geografía españolas, han relatado sus aventuras por estas tierras, Brenan constituye sin duda un caso peculiar. Seducido por «un país que ha insistido en conservar cierta dosis de anarquía y rebeldía», como confiesa el autor en Al sur de Granada, escrito en 1957, ofrece una original simbiosis de arqueología, historia, etnología y antropología, salpicada de sugestivas interpretaciones, que lo diferencia de todas las demás narraciones de viajeros.
12 vegades campió del món. Només un esportista català ha pogut assolir aquesta fita extraordinària: lOt Pi. La seva ha estat una carrera sempre marcada per la cerca de lequilibri. És lelement essencial de lesport que practica, el BikeTrial , disciplina nascuda i exportada des de Catalunya. Però ho és també en la vida de tot esportista delit, havent de compaginar la dedicació que exigeix lalta competició amb latenció a les necessitats que constitueixen la vida normal de tota persona: família, amistats i altres projectes personals. I això no és sempre fàcil, ni de vegades possible. Amb aquesta obra, lOt Pi relata en primera persona les vivències que lhan constituït com a esportista i com a persona. Hi tenen cabuda les illusions del nen que creix, els nervis de les primeres competicions, les amistats i rivalitats esportives, les sensacions del triomf i la derrota, i lenginy per concebre les acrobàcies més arriscades i espectaculars. Però sobretot ens explica una actitud vital, gairebé ànsia, per aprofitar cada fortuna o revés, cada coneixença, cada anècdota per extreuren una lliçó per a la vida. La trajectòria de lOt Pi esdevé una reivindicació duna cultura de lesforç que avui pot semblar perduda, de la constància, dels sacrificis davui per obtenir els èxits demà. I de la necessitat de conservar íntegres els valors personals com a millor protecció davant les temptacions vingudes de lèxit i la fama.
No soy escritor, tan solo soy un contador de historias que soñaba desde muy joven con escribir. La idea de hacer este libro fue fruto del efecto dominó. Todo empezó con un diagnóstico de los que te cambian la vida.
Una travesía iniciática entre Oriente y Occidente. «Un trayecto que comienza con el sentido del olfato y se completa con la vista, el tacto, el oído y el gusto, para transformarse en un viaje sensorial que irá cargando las páginas del libro de multitud de colores, de especias, de voces, de miradas y de largas sobremesas alrededor de una taza de té aderezado con clavo, canela, jengibre y cardamomo», del prólogo de Inma Chacón, finalista premio Planeta. ¿Que tiene en común un sorbo de Palo Cortado en una bodega de Jerez y una taza de café arábiga en el desierto? Que tu viaje sea largo es un paseo alrededor del mundo con sus luces y sus sombras, donde cada encuentro recuerda algún paso en el viaje de nuestra vida.
Ignacio Danvila (Sevilla, 1946) nos rescata, una vez más, a un personaje ignorado u olvidado por el paso inexorable del tiempo: Anne de Montmorency Damville. Condestable y Gran Maestre de Francia, promovido por sus soberanos a lo que hoy llamaríamos primer ministro, fue incuestionable defensor de los intereses del reino de la flor de lis y, sin embargo y a la vez, gran amigo de España y sus monarcas, convirtiéndose durante más de cincuenta años en pieza clave de los últimos reyes Valois muy en especial de Francisco I y su hijo Enrique II, convirtiéndose en personaje fundamental en la política europea del siglo XVI. Artífice y protagonista de la transformación de una monarquía de corte marcadamente feudal en un estado moderno abierto a las luces del Renacimiento, Montmorency no solo contribuyó de forma singular a la expansión de las nuevas formas sobre el arte y la cultura franceses, sino que consiguió recuperar la unidad e integridad territorial de un país internamente dividido y parcialmente ocupado por las potencias vecinas, cimentando así las bases de lo que en unos años sería la poderosa Francia de los Borbones.