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A dynamic overview of the best new contemporary painting from around the world. The first volume of Vitamin P, published in 2002, inaugurated a vibrant period for painting. Since its publication, a whole new generation of painters has emerged, some inspired by the artists who appeared in that book, others taking cues from new sources. Vitamin P2 introduces this new wave of painters to the world. The vast medium of painting continues to be a central pillar of artistic practice, and Vitamin P2 presents the outstanding artists who are currently engaging with and pushing the boundaries of the medium. Over 80 international critics, artists and curators have nominated the 115 artists who have made a fresh, unique or innovative contribution to recent painting. All of the artists in Vitamin P2 have recently emerged onto the international scene, and none appeared in the first Vitamin P. An introduction by Barry Schwabsky, who also wrote the introduction for Vitamin P, provides a broad overview of recent developments in the medium while also looking towards its future.
"El arte no es una broma. La gente confunde las cosas. Yo nunca he confundido la broma con el placer. No me gusta aburrirme. Se cree que para pasar por un artista serio hay que aburrir a la gente. De no haber pintado por placer, me habría dedicado a otra cosa."
"La lectura de estas páginas nos pone en contacto con la sacralidad del arte. Ante las piedras de Venecia, enfrentado a semejante exuberancia de belleza, Ruskin fue capaz de superar el síndrome de Stendhal para destilar, a partir de ese desmesurado goce artístico, una de las mejores obras de estética que se hayan escrito. El resultado de su detenido examen y reflexión sobre las expresiones de arte que calan hasta la médula esta joya de ciudad, tanto por la belleza de sus edificios como por la de las obras que contienen, resultó enormemente inspirador para artistas de todo el mundo y de distintas disciplinas, como William Morris, quien situó esta obra seminal en el mismo origen de la revalorización del arte gótico que tanto caracterizaría a las corrientes estéticas modernistas de finales de siglo, con el prerrafaelismo a la cabeza, o como Marcel Proust, quien tras la lectura, y traducción, de la obra de Ruskin cambió su residencia —fue a vivir una temporada a Venecia, junto a su madre— y la orientación de su vida y carrera literaria.
Desde un pequeño territorio italiano, la historia de los Médicis y de su ciudad, Florencia, transcurre paralela a la de las casas reinantes europeas que dominaron la escena política en los siglos XV al XVIII. Con Juan de Médicis, nacido en 1360, se configura un linaje de personajes excepcionales, del que destacan Cosme, llamado el Padre de la patria, Lorenzo el Magnífico y el gran duque Cosme I. Al ambicioso camino -marcado por conjuras, como la célebre de los Pazzi, asesinatos y estratégicas alianzas- hacia la consecución y consolidación de su poder, se suma en los Médicis una faceta diferencial, que les confiere un valor único: su amor y dedicación a las artes, las letras y las ciencias, que se transmite, como si de una herencia genética se tratara, de generación en generación. Proteger y fomentar la cultura fue para ellos una misión primordial y a la vez placentera, que por una rara conjunción halló una genial respuesta en los hombres de talento de la época. Alrededor de los Médicis brillaron, entre otros muchos, Bramante, Brunelleschi, Donatello, Masaccio, Mantegna, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Maquiavelo, Pico della Mirandola, Cellini y Galileo. Nunca, en ningún otro país, se concentró en un reducido espacio y en un tiempo limitado tanta excelencia en el campo del saber. Alejandro Dumas (Alexandre Dumas) nació el 24 de julio de 1802 en Villers-Cotterets (Francia). Su padre era el general del ejército francés Thomas-Alexandre Dumas-Davy de la Pailleterie y su madre se llamaba Marie-Louise Labouret. Su abuelo era el marqués Antoine-Alexandre Davy de La Pailleterie, residente en Santo Domingo (República Dominicana), que había tenido a su padre con la esclava negra Louise-Césette Dumas. El 5 de diciembre de 1870 falleció arruinado en Puys. Tenia 68 años. Está enterrado en el Panteón de París. Sus novelas más populares, que mezclan el romanticismo, la historia y la aventura, son Los Tres Mosqueteros (1844), El Conde De Montecristo (1844), El Collar De La Reina (1849) y El Tulipán Negro (1850), títulos que le otorgaron fama universal. También es destacable, dentro de una prolífica producción, la Trilogía Valois, compuesta por las