El autor no limita su estudio sobre Trujillo a la imagen, la forma, a la piel de la ciudad, sino que, con un discurso coherente y firme a la vez que poético, profundiza en su entraña, en la piedra de su constitución, en la de su entorno, procurando captar la diversidad de matices que aportan esos materiales y cómo ese color natural ha sido corregido por lechadas protectoras, matizado o deteriorado por la pátina obligada por el paso del tiempo.