La antropología creció en tierras lejanas, mares cálidos y poblados remotos. Su hábitat fue siempre la diversidad de hombres, sociedades y culturas. Pero aquellos gloriosos tiempos de viajeros indómitos amantes ambivalentes de la otredad más radical parecen haberse difuminado. ¿Cómo puede pensarse el discurso antropológico cuando el mundo que vivimos es cada vez más un mundo? Clifford Geertz, el antropólogo norteamericano más relevante de las últimas décadas, discute los términos de esta pregunta y defiende un relativismo moderado, que no concluye ni en un escepticismo de la comprensión ni en un pirronismo moral que imposibilitara la crítica intercultural. En la estela del particularismo americano y de la antropología interpretativa, Geertz polemiza con nuevas formas de etnocentrismo, que atribuye ejemplarmente a Lévi-Strauss y Rorty, en una época donde las sociedades de referencia de los antropólogos se han convertido en una suerte de collages culturales. En definitiva, lo que aquí se discute es la dimensión inevitablemente moral en que se desborda cualquier reflexión epistemológica sobre la antropología poscolonial. La introducción ha corrido a cargo de Nicolás Sánchez Durá, profesor titular del Departamento de Metafísica y Teoría del Conocimiento de la Universitat de València.
La tesis que sustenta este libro es que el ser humano es un animal joven, buen ingeniero pero mal compañero. Sus problemas le vienen por no haber encontrado la misma forma de mirar ni, en consecuencia, la misma vara de medir al prójimo como a sí mismo, de ahí el gran sufrimiento que introduce sobre la faz de la tierra. A pesar de todo, la antropología que se dibuja en esta obra rezuma esperanza por los cuatro costados.
Entre el versículo del Deuteronomio y el día de hoy median cuatro mil años durante los cuales la Historia de Israel se desenvuelve como una unidad en medio de vicisitudes terribles y dolorosas, una trayectoria sorprendente. De acuerdo con las leyes y tendencias que gobiernan el suceder histórico el Pueblo debería haber desaparecido pero Israel desafía las coordenadas de tiempo y espacio.
Este Gran Diccionario de la Semana Santa es una obra monumental que recoge casi 5.000 voces específicas del mundo cofradiero de Sevilla, Andalucía y España en una edición aumentada, corregida y puesta al día. La obra, que incluye casi 3.000 imágenes y más de 1.000 reseñas de personajes de la Semana Santa de Andalucía y otros lugares de España, pretende ser una edición definitiva de los trabajos del autor desde que en 1981 diera a la imprenta su primera edición del Diccionario Cofradiero, publicación que conoce tres ediciones posteriores que se han ido aumentando de forma sostenida. La obra actual que presentamos, que haría la IV edición, conoce un incremento de voces sin igual, con casi 1.000 términos nuevos y la incorporación de 200 personajes y casi 200 voces específicas de la Semana Santa de otros lugares de España. El Gran Diccionario de la Semana Santa es la culminación de un trabajo infatigable de Carrero como cronista y notario de la festividad con tan marcadas raíces en Sevilla, Andalucía y España. Presentada en un nuevo formato, con nueva y más lujosa presentación, su vocación es la de ser una obra editorial sin igual e imperecedera.
Desde 1999, Luis Ruiz Aja dirige el programa de ocio nocturno alternativo «La noche es Joven», por ello se planteó la conveniencia de redactar un manual de buenas prácticas en materia de ocio juvenil. Un documento que recoja la experiencia y aprendizaj
Este volumen pretende servir tanto a los propósitos de atlas etnográfico como de catálogo etnológico de Castilla y León. La convención de la Unesco para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003 fue ratificada por el Estado español en 2006. Con posterioridad se elaboró un Plan Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial que aprobaría el Consejo de Patrimonio Histórico en 2011. Sin embargo, es mucho todavía lo que en el terreno práctico queda por hacer, tanto en el plano nacional como autonómico de nuestro país. Parece fundamental que tal patrimonio sea conocido y revalorizado en toda su dimensión, especialmente como factor privilegiado de cohesión interregional, estatal y europea, pues el planteamiento de la citada convención supone un giro antropológico en las políticas de patrimonio que incentiva y favorece aspectos a menudo desdeñados de las culturas, reconociendo el interés de las especificidades y la importancia de técnicas o saberes que pasaban casi desapercibidos por comunes y cotidianos.
A diferencia del totalitarismo clásico, que recurra a la coerción policial y militar, el totalismo constituye el omniabarcante y a la vez sutil dispositivo de hegemona del neocapitalismo globalizado. Se distingue por absorber la vida pública, priva
Con la larga experiencia de sus estudios en pueblos y sociedades de otros continentes, Marvin Harris probó a aplicar su enfoque antropológico a una sociedad moderna en el ensayo titulado " La cultura norteamericana contemporánea " (1980) y que ahora, con un nuevo prefacio del autor escrito en 1987, se presenta al lector con el título " ¿Por qué nada funciona? " El texto, ya paradigmático, demuestra la viabilidad de que el análisis de las costumbres e instituciones de zonas remotas del mundo pueda ayudar a comprender realidades sociales más complejas. Por otro lado, lo que en su día podía resultar análisis de una sociedad ajena, como la estadounidense, se ha convertido con los años, y salvando diferencias locales o hechos imprevisibles, en radiografía de los problemas, incomodidades y realidades cotidianas de todas las sociedades y culturas sujetas a la metrópoli del mundo occidental, fruto del paso de una economía productora a una economía basada en los servicios y la información.