Como ha subrayado la teoría política feminista, la dicotomía público/privado en la que se funda la tradición del liberalismo ha servido para apartar a las mujeres de la categoría de ciudadanas (la ciudadanía que otorga la participación en la llamada "esfera pública", así como para invisibilizar el trabajo de ciudadano y mantenimiento que éstas llevan a cabo en el ámbito doméstico, considerándolo como parte del mundo privado. El objetivo de este ensayo es revisar la obra de algunas artistas feministas que, ya en los años setenta, contribuyeron a cuestionar la división entre trabajo mercantil y trabajo de cuidados, entre producción y reproducción, y se atrevieron a denunciar la tendencia histórica del patriarcado a minusvalorar las labores básicas que permiten el sostenimiento de la vida. Ignoradas en las narraciones oficiales de la historia del arte del siglo XX y no siempre bien estudiadas en el campo más específico de la historiografía feminista, estas creadoras han recibido una atención tan escasa como la que concita el trabajo de mantenimiento en el conjunto del sistema económico. Su obra, sin embargo, sigue siendo muy sugerente para el espectador o espectadora de nuestros días y nos brinda importantes lecciones políticas que resulta necesario rescatar.
Dos fueron las razones principales que invitaron a la reflexión en común sobre el sugerente tema del patrimonio. Una, la constante metamorfosis de la apreciación artística a nivel del experto y de la persona culta; otra, la reactivación del aprecio del patrimonio local, creado, memorizado y expuesto a nivel de pueblo, de aldea y lugar, -dos opciones entre otras- en contraposición, que merecen atención antropológica. La segunda tiene que ver con la tendencia que se advierte desde la década de los setenta de un general impulso hacia la valoración y afirmación de lo local en nuestra hispana geografía, en código de autoafirmación y realce local, como señas de identidad distintiva y superior. Se trata de reavivar la atención a algo de nuestro pasado, que consideramos paradigmático y definidor de nuestra esencia. Hacemos emerger las cosas, los hechos, los monumentos, obligándoles a hablar otro lenguaje, a formar ahora parte de nuestra vida. La semiótica de este reencuentro dice mucho de nosotros mismos; nos comprendemos en las cosas. ¿Qué nos habla hoy desde el pasado? ¿Cómo? La eclosión de la revalorización del patrimonio, tiene algo que ver con la fragmentación de la moderna cultura que nos incita, en dialéctica, a reformular un sentido de unidad básica, de meta y fin, de pensamiento holístico, de visión humanista ecológicamente integradora con dimensión moral. De todo esto, habla este monográfico desde la mirada atenta y cualificada de la antropología.
"En enero de 1974 salí en tren y en parte a dedo en un viaje que me llevaría casi once años de búsqueda por los territorios de la contracultura que se propagaba desde y hacia la Costa Oeste norteamericana." Con estas palabras Osvaldo Baigorria da comienz
¿Puede una hija ser considerada como un hijo? ¿Y puede una mujer tomar a otra como esposa, cumpliendo abiertamente con todos los requisitos que la tradición matrimonial impone al novio? La respuesta es en ambos casos positiva, aunque contradiga lo que ap
En su primer libro, Mark Fisher llamó "realismo capitalista" a la creencia generalizada de que no es posible una alternativa al capitalismo, de que estamos obligados a enterrar en el pasado cosas como la solidaridad de clase o el concepto de lo público a cambio de seguir conectados al circuito privado de consumo y entretenimiento. Pero, ¿es posible clausurar de manera definitiva nuestros horizontes y resignar todo proyecto transformador? La tesis central que comparten los artículos aquí reunidos es que este presente clausurado, condenado a la repetición y al pastiche, estará siempre acechado por los fantasmas de aquello que ya no es y aquello que nunca fue. Y que es necesario reactivar la memoria histórica y esos futuros perdidos para escapar de la temporalidad detenida en la que vivimos. En esta suerte de Espectros de Marx para el siglo XXI, Mark Fisher se enfrenta a las ruinas de aquel momento en que la cultura popular –en especial la música– todavía tenía la capacidad de producir formas innovadoras y soñar con modos de vida radicalmente alternativos. En la experiencia colectiva de las raves, el rechazo al trabajo de los mods, el modernismo militante de los postpunks resuena aún la prometeica ambición de la clase trabajadora de producir un mundo que exceda existencial y estéticamente a la cultura burguesa. Pero no se trata de aferrarse de manera nostálgica a ese pasado para refugiarnos del presente: no abandonar los fantasmas implica no ajustarse a lo que las condiciones actuales llaman "realidad". Estos penetrantes ejercicios de análisis cultural, que comprenden no solo música sino también la obra de directores como Kubrick, Cronenberg o Christopher Nolan, son para Fisher rituales para exorcizar el espectro que lo persiguió toda su vida: la depresión.
«Una maravillosa serie de meditaciones ;clínicas, antropológicas, literarias y profundamente humanas; acerca de sus pacientes y sus enfermedades». HENRY MARSH, autor de Ante todo no hagas daño «Elegante y apasionante... escrito con una gran inquietud intelectual y una profunda humanidad. Con calidez e ingenio, Gavin Francis examina las estrategias del cuerpo para la supervivencia y el cambio, integrando sus pensamientos en un amplio marco de referencia que abarca toda la historia y la cultura humanas». HILARY MANTEL, autora de En la corte del lobo «Oportuno, sugerente y elocuente... rebosante de humanidad y agudeza, Francis se suma a las filas de esos médicos de elegante pluma, entre los que se encuentran Oliver Sacks y Atul Gawande, y que a pesar de su sabiduría son capaces de conservar una profunda humildad». The Times «Maravilloso, escrito con una profunda sensibilidad para el lenguaje. Un médico-escritor capaz de vislumbrar todo el drama y la belleza de la vida humana». ANNIE DILLARD, autora de Una temporada en Tinker Creek Estar vivo significa estar inmerso en un constante proceso de transformación: crecer, curarse, aprender, envejecer. Nuestro margen de decisión es escaso en lo referente a algunos cambios: no podemos evitar la pubertad, la menopausia o que nuestro cabello se vuelva gris. Otros no afectan a todos los seres humanos y algunos pueden convertirse en hitos esperados en nuestro camino ;un embarazo o una transición de género anhelada;. También hay cambios que abren senderos oscuros, como las crueles alteraciones producidas por la anorexia o las arenas movedizas de la pérdida de memoria. En la actualidad la medicina, con ayuda de las nuevas tecnologías, tiene un poder sin precedentes para modificar nuestras vidas, aunque con limitaciones. Gavin Francis se sumerge en la historia de la medicina con la misma facilidad que lo hace en los casos de su práctica médica para revelar hasta qué punto somos capaces de cambiar en cuerpo y mente. Asimismo, indaga en la historia, el arte, la literatura, los mitos y la magia para demostrar que la esencia misma del ser humano es el cambio. El resultado es una obra que nos permite explorar el sentido de nuestra naturaleza biológica, psicológica y filosófica; en suma, de nuestra identidad.
El antropólogo inocente es un texto ciertamente insólito del que se dijo: «Probablemente el libro más divertido que se ha publicado este año. Nigel Barley hace con la antropología lo que Gerald Durrell hizo con la zoología» (David Halloway). El autor, doctorado en antropología en Oxford, se dedicó durante un par de años al estudio de una tribu poco conocida del Camerún, lo que constituyó su primera experiencia en el trabajo de campo, y casi la última. Nigel Barley se instaló en una choza de barro con la intención de investigar las costumbres y creencias del pueblo dowayo. Conocía la teoría del trabajo de campo, pero, como descubrió enseguida, ésta no tomaba en consideración la escurridiza naturaleza de la sociedad dowayo, que se resistía a amoldarse a norma alguna. En esta crónica del primer año que pasó en África, Nigel Barley ?tras sobrevivir al aburrimiento y a desastres, enfermedades y hostilidades varias? nos ofrece una introducción decididamente irreverente a la vida de un antropólogo social.
La figura del muerto viviente se ha convertido en una referencia pop que invade ya todas las esferas de la producción cultural: la literatura, el cine, los videojuegos... Pero lo que se propone este libro es indagar en los orígenes de la construcción de esta figura: a través de un apasionante viaje por Haití, el autor nos devela sus secretos investigando ritos vudú y prácticas ancestrales, y analiza con precisión el imaginario caribeño y africano que rodea la idea de los zombis. ¿Quiénes son realmente los muertos vivientes? ¿Qué originó su mito y de qué forma podemos rastrear su huella en nuestra cultura?
En este libro aprenderemos de la mano de José M.ª Bermúdez de Castro lo que la ciencia ha podido averiguar hasta el momento sobre los procesos evolutivos que han conducido al hombre desde las densas selvas de África hasta la colonización de los cinco continentes. El llamado «proceso de hominización» trata de explicar tanto los cambios evolutivos como sus causas. Aprenderemos que esos cambios son ciertamente llamativos, pero no tan drásticos como para afirmar que no tenemos nada que ver con las especies más antiguas de nuestra genealogía. Algunos investigadores siguen hablando y escribiendo sobre el «proceso de humanización», que trata por todos los medios de establecer una frontera nítida entre nosotros y los demás primates. Esa frontera no existe. Formamos parte de un continuo evolutivo, que no se ha detenido. Seguimos evolucionando y, como sucede con todas las especies, tendremos un final. La presente edición está concebida como un libro-base de la colección Historia del mundo para jóvenes, destinada a que los estudiantes profundicen en el estudio de la evolución humana. José María Bermúdez de Castro, uno de los paleontólogos más importantes del momento y descubridor, entre otros, del yacimiento de Atapuerca, analiza con un lenguaje sencillo y claro los pasos que la especie Homo ha ido dando hasta llegar al estadio actual del Homo sapiens sapiens. En consonancia con el esfuerzo de difusión de esta materia, este autor está desarrollando en la actualidad una importante labor a través del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana de Burgos.