Una obra inédita de Borges, única y reveladora sobre su método de escritura El taller literario de Borges Los textos inéditos suelen perdurar en papeles diversos, márgenes o cuadernos en octava; suelen encontrarse en cajones, baúles, latas de galletitas o bolsillos; éste permaneció en una cinta magnetofónica, grabada en Nueva York hace cuarenta y tres años. Esto quiere decir que antes de ser un libro, El aprendizaje del escritor fue oral, y que su texto comporta la traducción -o ventriloquia- de las transcripciones del seminario sobre escritura que ofreció Borges en la Universidad de Columbia, en 1971. Cada reunión estuvo abierta a las preguntas de los estudiantes y, a la manera de los diálogos platónicos, recrea naturalmente el contraste dramático de los puntos de vista del autor y sus lectores. Este seminario, como la vastísima obra de Borges, no encierra una sola página que no ofrezca una felicidad. «Yo creo que el deber de un escritor es ser un escritor, y si puede ser un buen escritor, está, entonces, cumpliendo con su deber.»
Con el nacimiento de la imprenta a mediados del siglo XV, los libros de caballerías españoles se convirtieron en el primer género literario de enorme difusión y éxito en todo el mundo occidental. Para lograrlo sus autores recurrieron a los elementos que desde entonces caracterizan a la cultura popular, aventuras, amor, guerra y sobre todo fantasía y terror. De los dragones de Amadís a los sueños de Olivante de Laura, la caballería desarrolló un repertorio temático cada vez más sofisticado para satisfacer a lectores cada vez más avisados. Además, en el XVI, las misceláneas cultas, de raíz clásica, incorporaron a sus variopintas silvas el fondo antiguo de seres fantásticos y sucesos maravillosos; mientras las misceláneas populares y los pliegos de cordel satisfacían las ansias de estremecimiento del público menos letrado a base de monstruos y sucesos truculentos. En el XVII, la novela cortesana, sucesora aunque no heredera de las andanzas caballerescas, frecuentó los episodios de magia y brujería que reclamaban los lectores; arte en el que destacó María de Zayas, con su notable fuerza para crear cuentos de miedo. Ni aun las crónicas históricas, y en especial las escritas en Indias como reflejo de las nuevas sociedades americanas, se privaron de recurrir a la imaginación más desatada en sus relaciones. Un recorrido por todo ello es lo que propone González de Vega en El demonio meridiano, razonándolo con un completo estudio de la materia y mostrándolo en cerca de sesenta cuentos fantásticos, de treinta y siete autores de estilo y procedencia diversa, escritos entre finales del XV y mediados del XVIII, cuando el racionalismo ilustrado cegó la corriente imaginativa que hasta entonces no había dejado de fluir. Una relectura, en suma, de la literatura española fantástica y de terror que todavía disfrutarán los lectores del siglo XXI, y los de los siglos venideros.
Ofrece una antología de las dos obras, con resúmenes de los capítulos no traducidos, y una introducción histórica a la Grecia homérica, así como ejercicios y actividades.
el caso de la barcelonesa elisabeth mulder (1904-1987) se cuenta, sin duda, entre los más misteriosos de nuestra literatura contemporánea. coetánea del 27, inició su carrera literaria como poeta a una edad muy temprana, haciendo gala de un estilo vehemen
Además de científicos, investigadores y filósofos, los médicos han sido grandes observadores de la realidad que envuelve al hombre. Han captado aspectos definitorios y también ciertos matices que pasan desapercibidos al común de los mortales. Merced a esta perspicacia no pocos médicos han legado sus escritos junto al resultado de su quehacer profesional y en sus páginas han recogido su visión particular de la vida y sus facetas. En esta obra se presenta una selección de cómo los médicos escritores, muchos de ellos grandes de la Medicina y no pocos de la Literatura, han contemplado y aprehendido conceptos que siguen siendo enigmáticos para la mayoría, y que ellos han abordado con pragmatismo y en ocasiones con escepticismo o cinismo, pero siempre con una nota distintiva, la huella del contacto con la enfermedad, con la desgracia en forma de afección que quiebra la salud y muestra al hombre su finitud. El lector interesado en la forma de pensar de los médicos y de los escritores paseará en cada uno de los capítulos por el pensamiento humanista desde la Antigüedad hasta nuestros días, y siempre de la mano de la filosofía particular de aquellos que han hecho de la lucha contra la enfermedad su vida.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) es uno de los científicos más importantes de todos los tiempos y, sin lugar a dudas, el más destacado de los españoles en una época en la que la ciencia era una de las grandes asignaturas olvidadas de nuestro país, donde imperaba el castizo «¡Que inventen ellos!». Nacido en Petilla de Aragón, hijo de un humilde médico de pueblo, Ramón y Cajal superó todos los obstáculos para desarrollar una prestigiosa carrera académica y erigirse en uno de los puntales de la ciencia biomédica, hasta recibir el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906. Pero su vida no se centró únicamente en la ciencia, sino que participó activamente de las preocupaciones de su tiempo, que estuvieron marcadas por el desastre de 1898, la Primera Guerra Mundial y la crisis que llevó del final de la Restauración a la proclamación de la Segunda República. Testigo lúcido de su tiempo, la selección de pensamientos que reúne este volumen ofrece una amplia perspectiva de sus puntos de vista científicos, políticos, sociales y económicos, que revelan un profundo patriotismo y una honda preocupación por el futuro de España y de Europa.
En el siglo XIX por primera vez en la historia de la literatura pudieron leerse relatos protagonizados por mujeres escritoras, periodistas o detectives, que ejercían la medicina o administraban un banco; mujeres que abandonaban, sin caer en el melodrama, a sus maridos, o que veían la muerte de éstos como una liberación. La crítica a la sumisión era por primera vez feroz, y tan convencida que en algún caso hasta se permitía ser magnánima.
Durant la primera meitat del segle XIX, el conte és consolida com un nou gènere narratiu, diferenciat tant de la novel·la com del conte tradicional, i es constitueix en una de les principals formes d'expressió de la narrativa contemporània. Aquesta antologia ofereix una panoràmica del que ha estat l'evolució d'aquest gènere, i també de la seua varietat temàtica i formal, des dels autors clàssics del segle XIX, com Maupassant, Poe o Txékhov, fins als més actuals, com Roald Dahl.
En el año 1515 poco antes de la muerte de Fernando el Católico, Roma vivía el comienzo del Renacimiento. Rafael decoraba las estancias del nuevo edificio destinado a convertirse en el centro del mundo cristiano. Representó al rey Fernando en la sala del Incendio del Borgo flanqueado por dos cariátides y vestido con los atributos de los emperadores romanos bajo la leyenda Ferdinandus Rex Catholicus, Christiani Imperii Propagator (Fernando Rey Católico, Conquistador del Imperio Cristiano). La frase es un exacto y completo resumen toda una vida y de un proyecto histórico, político, social e individual, que entroncó perfectamente con la trayectoria de España, restaurando y estabilizando el Imperio Cristiano. El artífice de esta estructura política fue Fernando el Católico, en la etapa postrera de su vida había alcanzado el cenit de su prestigio y se había convertido en el espejo donde se miraban y se mirarían monarcas, príncipes, caballeros e intelectuales europeos durante mucho tiempo.
Esta colección incluye una veintena de cuentos escritos por algunos de los autores más relevantes y emblemáticos en Nueva Zelanda en los últimos cien años. Los relatos recorren el país de norte a sur, transitando entre lo rural y lo urbano, negociando las tensiones entre la herencia colonial y la cultura nativa, y explorando las múltiples facetas de la identidad individual y colectiva del país, lo que permite leer estos cuentos de manera independiente o como un diálogo entre autores con preocupaciones estéticas y sociales diversas. Estos veinte relatos reflejan la evolución, solidez y vigencia de un género típicamente asociado con la cultura de Nueva Zelanda, un auténtico país de cuento.