El debate central del anarquismo de finales el XIX sobre el amoralismo y la legitimidad del robo o el uso de la dinamita como prácticas revolucionarias estarán muy presentes cuando Kropotkin publique La moral anarquista. Con esta obra, Kropotkin fija las líneas maestras de un proyecto largamente acariciado: establecer una filosofía moral para el anarquismo. Kropotkin defiende que la filosofía anarquista se basa en la filosofía de la evolución y que existe una moral pública anterior a la ley basada en hábitos de moral surgidos de la cooperación, una cooperación necesaria en la lucha por la existencia y más importante para la evolución que la lucha dentro de cada especie. Las necesidades de la vida en sociedad requieren de hábitos morales, unos hábitos que permiten fundar una teoría moral. Kropotkin define una moral que se aleja radicalmente de los sistemas éticos basados en la recompensa y el cálculo utilitario en la vida presente o futura, y apunta a una moral nueva sin ningún tipo de sanción ni obligación.
El anarquismo desempeña un papel excepcional en la historia del movimiento obrero español, hasta el punto de que si para Rusia fue posible en los años de entreguerras hablar del socialismo en un solo país, pensando en España resultó lícito referirse al ´a
«Nadie con un interés en el anarquismo español desconoce el nombre de José Peirats, el cronista del movimiento libertario. En cambio, muy poca gente conoce la vida de militancia de Peirats tanto en las luchas en España en los años de la República y la guerra civil como en las luchas sórdidas del anarquismo en el exilio. Este bache lo llena ahora la magnífica biografía de Peirats que nos ofrece Chris Ealham. Con una narración muy amena, contextualizada por su profundo conocimiento del movimiento libertario, el autor presenta un Peirats abnegado y austero, sacrificándose en aras tanto de enderezar el movimiento como de escribir su historia. Además de la vida apasionada de Peirats, el libro de Chris Ealham nos ofrece una crónica sagaz de la historia de la CNT, otorgando a este espléndido trabajo un doble valor.» Paul Preston
El anarquismo ha sido un elemento innegable de la cultura política española de los últimos dos siglos. Los ideales que lo sustentaron fueron definiendo un movimiento complejo, poliédrico, contradictorio y con un gran potencial disgregador que supo encontrar su unidad. Tanto por sus dimensiones como por su pervivencia en el tiempo, tuvo en España un desarrollo excepcionalmente fuerte, gracias al sindicalismo revolucionario, que le dio protagonismo al transformarse en movimiento de masas. Este libro recorre los hitos principales de un movimiento con una larga tradición de desconfianza hacia la política parlamentaria y que fue capaz de arropar a su militancia con una cultura propia que supo construir al margen del Estado. Laura Vicente reflexiona sobre la posibilidad de que el anarquismo subsista a partir de unas ideas que son una amalgama de actitudes antidogmáticas inspiradas en la libertad pura y que pueden aportar su estela a los nuevos movimientos que luchan contra el pensamiento único.
Se están esbozando numerosas alternativas al decadente sistema capitalista que parten de una ciudadanía activa, que participa y se implica en la solución de los problemas comunes. Sin duda, la influencia que están teniendo en la sociedad resulta innovadora y parte de su éxito se debe a que estas prácticas hunden sus raíces en una larga tradición. Reconocer el pensamiento de Malatesta en el no nos representan o las prácticas zapatistas en la reivindicación de la autogestión de espacios comunes supone no partir de cero en los habituales debates en torno a temas como el liderazgo, las relaciones afectivo-sexuales, las leyes , sino aprovechar el legado anarquista para continuar definiendo una sociedad basada en la autoorganización, la democracia directa y el apoyo mutuo. Las reflexiones desde la práctica que se recogen en este libro sin duda enriquecerán las iniciativas actuales y también la investigación en ciencias sociales, mostrando que el pensamiento libertario no solo sigue vigente, sino que es la estimulante ideología del futuro que reivindica Carlos Taibo en el prólogo
Desde su primera edición en 1970, el texto de Daniel Guérin se ha convertido en un clásico. Era por ello fundamental que volviera a ver la luz en castellano. El libro propone una selección de textos políticos y teóricos de las figuras más relevantes del anarquismo. El autor a través de los textos elegidos así como de los comentarios biográficos e históricos que aparecen en cada capítulo nos da una idea completa y progresiva de lo que ha sido el pensamiento y la acción anarquista desde el siglo pasado hasta la revolución española. Guérin reconstruye la historia de un movimiento político e intelectual cuya fuerza contestataria no ha menguado ni un ápice desde su nacimiento en el siglo XIX. Ofrece un panorama completo de dos siglos de pensamiento anarquista sin obviar las controversias existentes. La obra se divide en dos partes. La primera presenta el trabajo teórico de los anarquistas del siglo XIX a través de los textos de Proudhon, Stirner, Bakunin, Guillaume y Kropotkin. La segunda se centra en las grandes figuras de XIX y XX: Henry, Pelloutier, Malatesta, Durruti o Makhno. Sirva este libro para luchar contra el descrédito del que ha sido y aún es, víctima el anarquismo.
Antonio Orihuela plantea aquí un repaso lleno de referencias sobre la contracultura en España entre 1962 y 1982. Y recorre su nómina con gran cantidad de nombres y movimientos en toda la geografía ibérica desde la poesía, la música popular, el cómic, las revistas, el cine, el retomado anarquismo, el movimiento homosexual, las tribus urbanas o las artes performativas y plásticas más provocadoras. Además de revisar globalmente lo contracultural en busca de una verdadera disidencia en la cultura de masas, Orihuela rastrea, desde una posición crítica, la capacidad de desactivación, fagocitación y travestismo del «estilo de vida» capitalista, llegado a España con el Tardofranquismo y la Transición; a la vez que reflexiona sobre el papel que jugaron las drogas y el control institucional sobre cualquier tipo de expresión cultural.
"Me ha parecido interesante dice el autor escuchar directamente, fuera de toda ideología, las palabras de Jesús, que impresionó de tal modo a sus amigos que reconocieron en él a un 'hijo de Dios'». Creer en Cristo Redentor y escuchar lo que dice Jesús: ambos pasos convergen, pero son psicológicamente diferentes. Uno está históricamente fijado en un marco que se difumina; el otro me ha parecido más vivo que nunca". ¿Es posible todavía hoy encontrar la voz misma de Jesús? ¿Cómo efectuar una escucha directa de esos textos únicos que son los Evangelios? Jean Onimus se atiene a las fuentes, analiza los textos y esboza el retrato de esa personalidad inaudita, cuyas palabras son tan diferentes de las tradiciones religiosas de su tiempo. En el espacio de unos meses, sin haber escrito nada, sin haber sido discípulo de ningún pensador o maestro célebre, manteniéndose siempre en el nivel más humilde de la cultura y de la sociedad, Jesús logra ser -y sigue siéndolo, después de dos mil años- más cercano a nosotros, más reconocible, más inmediatamente presente que cualesquiera filósofos, reformadores o fundadores de religión. Ya en el siglo pasado, P.-J. Proudhon, el profeta del anarquismo, escribía: "Reducido a la verdad de su naturaleza, a su pura individualidad, Jesús resulta un hombre prodigioso". JEAN ONIMUS, conocido por sus investigaciones sobre Charles Péguy y autor de numerosos ensayos sobre la literatura y la poesía contemporáneas, es profesor honorario de diversas universalidades francesas.
Horacio M. Prieto representó a la CNT en el momento más importante de su historia: durante la Guerra Civil y la revolución social. La fuerza de los libertarios en la calle debía reflejarse en las instituciones, lo que llevó a la CNT y a la FAI a ministerios, consejerías o alcaldías. Así, Prieto cuestionó las referencias ide ológicas del anarquismo para responder sin doctrinarismos a las urgencias de la realidad. Ya en el exilio, insistió en su estrategia política y propuso la creación de un partido. Biografía de un hombre tan rebelde como práctico
Se oye decir con cierta frecuencia que Bakunin fue el «padre» del movimiento anarquista, pero Bakunin aborrecio? toda su vida la idea de un padre, un gui?a, un li?der en el camino hacia la libertad. Bakunin sigue siendo hoy una figura cuyas ideas despiertan la curiosidad de filo?sofos, escritores, pensadores y estudiantes. Este volumen reu?ne cronolo?gicamente textos de Bakunin escritos entre 1842 y 1876. Van precedidos de los ya ce?lebres apuntes biogra?ficos de James Guillaume, gran teo?rico y militante anarquista, amigo de Bakunin.
En el seno de todas las sociedades hay épocas en las que la revolución se convierte en una imperiosa necesidad, que se impone de manera absoluta. Nuevas ideas germinan por todas partes, buscan hacerse realidad y encontrar su aplicación en la vida real. C
Un intelectual no se contenta con la realidad tal como es: se pregunta cómo debe ser y busca su transformación. Desestabiliza el orden establecido, despierta las conciencias adormecidas y revoluciona las mentes instaladas. Es el que da el toque de alarma, levanta la voz El libro ofrece cincuenta perfiles de otros tantos intelectuales, hombres y mujeres en cuya vida, opciones personales, políticas, ideológicas, etc., ha jugado un papel fundamental y en algunos casos decisivo la religión, unas como experiencia personal, otras como objeto de estudio. Son intelectuales que mantienen actitudes distintas ante la religión: ateos, agnósticos, creyentes Y, de entre estos, musulmanes, judíos, cristianos, budistas. Pertenecen a diferentes tradiciones ideológicas: marxismo, socialismo, anarquismo, movimientos sociales. Cultivan diferentes ciencias del espíritu: filosofía moral, filosofia política, filosofía de la ciencia, filosofía de la esperanza, fenomenología, antropología, sociología, politología, y ciencias de las religiones: filosofia de la religión, sociología de la religión, historia de las religiones, psicología de la religión. Y al escribir, se acogen a géneros literarios distintos: poesía, ensayo, periodismo. Actúan siempre con sentido crítico, no apologético; en muchos casos desde una perspectiva laica, actitud heterodoxa en la manera de entender y de vivir la religión, tanto desde dentro de los sistemas de creencias como desde fuera.