Este libro, el último que quedaba por publicar del gran filósofo del siglo por-venir, continuidad de los volúmenes titulados "La isla desierta" y "Los dos regímenes de locos", se compone de tres tipos de textos compilados y preparados por David Lapoujade. Por primera vez se publican cartas de Gilles Deleuze, con corresponsales de la talla de Michel Foucault, Pierre Klossowski, François Chatêlet, Félix Guattari, Clément Rosset, entre otros. El asunto de la amistad, ese juego de las distancias, el trabajo en común, la búsqueda del maestro, la admiración, las rupturas, la salud, la muerte, la labor del pensamiento, todo esto se pone en juego en este epistolario sin respuestas, ya que Deleuze no conservaba ninguna de las cartas que se le enviaban. En el segundo bloque de textos hay de todo: dos cursos inéditos sobre Hume, una extensa entrevista con Guattari y un entrevistador que es o se hace
, dos escritos resonantes sobre el compositor Pierre Boulez y el pintor Francis Bacon, hacer audibles o visibles (o pensables) fuerzas que no lo son por símismas
, y varias reseñas sobre obras de pensadores, escritas sobre todo en tiempos de juventud. Justamente el libro se cierra con todo un grupo de escritos de veinteañero, los primeros textos del joven Deleuze, textos de una rareza enorme y de un estilo prodigioso. Textos que nos invitan a jugar el juego de la presencia: ¿está o no en esas raras disquisiciones juveniles el pensador enorme que conoceremos luego, o más bien, cuándo no, cuándo sí, cuándo tal vez?