Para Paulina, una buena historia tiene que ser a la vez «un poco loca y sensata». Y, por cierto, así son las historias que recibe de un amigo, con el que se cartea y que ella llama don Jaime. Por ejemplo, la historia de Manolito y su isla de San Borondón que, además de por agua, está rodeada de un sinfín de misterios y leyendas. A cambio de sus historias, Paulina le envía artículos de primera necesidad, tales como gomas de borrar, sacapuntas y dentífrico
Artículos insignificantes, pero que se convierten en un verdadero problema cuando no se tienen de la misma marca que se acostumbra a utilizar. Y eso mismo es lo que le pasa a don Jaime en la isla donde ahora vive. Una maravillosa amistad en diecisiete cartas.