En esta obra, Zurita, apoyándose en los datos proporcionados por los autores clásicos, defiende una concepción territorial del espacio ocupado por los cántabros en un sentido restringido. Propone una equivalencia bastante semejante a la actual Comunidad Autónoma de Cantabria, con una expansión desde la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica hacia “La tierra de Campos”.