Un cancionero en el siglo XXI debería parecerse a una lata de sardinas. Cuando lo abrimos nos atraerá el lomo dorado del pez nadando en escabeche, y para llegar al disfrute de su apetitoso bocado habrá que admitirle alguna raspa. So pena de destripar demasiado la rosa de Juan Ramón Jiménez, o la sardina de Acedo, la poesía no es un canto suave a la conciencia; no se olvide que la rosa tiene espinas, pero que se ofrece a ser olida y tocada con gusto de belleza natural. Los textos de Andrés Acedo, Séptimo Alba y otras criaturas de Fulgencio Martínez, junto a poemas visuales de Agustín Calvo Galán, se exponen aquí al aire de una primavera lectora. Para ti, ocupado en oír y sufrir rimas más serias: las de la cuaresma y el carnaval, hoy, de la realidad económica y política de España, por ejemplo. Fulgencio Martínez (Murcia, 1960) ha publicado los libros de poesía Cosas que quedaron en la sombra (Nausícaä, 2006), El año de la lentitud (Huerga y Fierro, 2013), y en Renacimiento, León busca gacela (2009), El cuerpo del día (2010), y Prueba de sabor (2012). Es autor de un ensayo sobre el pensamiento de Antonio Machado, publicado en la revista Symposium, de la Universidad Católica de Pernambuco (Recife, Brasil), y dirige Ágora-Papeles de Arte Gramático.